Wilby Wonderful (2004)

Hay películas que se estrenan en un par de cines nada más. Como ésta. Otra película de pueblecito, seguro que me encanta. Wilby Wonderful arranca con el intento de suicidio de un hombre tirándose desde un puente. ¿Wilbur se quiere suicidar? "Si te gustó Despertando a Ned o La gran seducción, Wilby es tu película". Presentada en el Festival de San Sebastián. Allá vamos, dije.
El director canadiense Daniel MacIvor hace su segunda película -después de Pasado perfecto, menudo título- y se apunta a la moda de las historias cruzadas en una pintoresca ciudad costera, un pequeño pueblo de una isla, con sus enormes casas victorianas y la atmósfera melancólica de un océano azul, para recoger la vida, en 24 horas, de sus habitantes y la manera en que se enfrentan a sus problemas. Si a alguno le pasa algo, los demás no tardan en enterarse, claro. No van a dejar un momento de tranquilidad a Jervis para a suicidarse.
Wilby Wonderful es una comedia agridulce sobre lo mucho que pueden cambiar las cosas en un solo día. Los habitantes de Wilby intentan seguir como si nada, como si lo que ocurre no fuese para tanto, ante una serie de acontecimientos que sí son para mucho. Temas como la homosexualidad, la corrupción del poder político, el despertar a la vida sexual en la adolescencia, la soledad y el avance de la sociedad. Temas serios, pero sin perder humor y ternura, restando dramatismo sin quitar importancia a los acontecimientos. La trama está bien articulada y las diferentes historias de los personajes se entretejen de forma bastante hábil. "Si puedes recordar de donde vienes puedes recordar lo que anhelas".
El cine indie está de moda, y esta vez el country nos inunda. Para escuchar, una banda sonora buena y apropiada, que acentúa el ambiente nostálgico y melancólico que envuelve la película.
Actores no muy conocidos pero con oficio dan vida a la película. Un pueblo lo forman las personas que lo habitan. Sandra Oh, la china de Entre copas, es la que más nos suena entre nombres como James Allodi, Maury Chaykin, Paul Gross, Rebecca Jenkins o una jovencita Ellen Page, antes de ser la caperucita de Hard Candy.
Wilby Wonderful encierra una historia tierna e íntima, una película de esas para los eternos optimistas que creemos vivir en un mundo lleno de esperanza, una película sobre la importancia de creer que vivimos en un mundo de creación y no de destrucción. Quizá no sea la película de tu vida, pero si te gustan las películas corales, de encuentros y desencuentros, de pequeñas cosas de la vida llenos de momentos irrepetibles, por qué no, quizá ésta sea tu película.

Wilby Wonderful entraría de lleno en la categoría de pequeñas películas con encanto. Maclvor (director, guionista e incluso actor) nos narra cómo una polémica decisión (la publicación de un listado con los homosexuales del lugar, sacando a muchos del armario a patadas y demonizándolos) divide a la opinión pública, es decir, a los habitantes de un pequeño pueblo llamado Wilby.

Como protagonistas tenemos a un tipo apocado (James Allodi) que trata de suicidarse sin demasiado éxito, a un policía (Paul Gross) que le es infiel a su mujer (Sandra Oh) y a la amante de éste (Rebecca Jenkins), cuyo nómada estilo de vida (cada vez que le falla una relación amorosa pone pies en polvorosa) afecta sobremanera a su hija (Ellen Page).

Que nadie se espere un drama profundo ni un alegato en contra de la homofobia (no estamos ante una cinta de temática homosexual, por mucho que ello sirva como leitmotiv), sino una entretenida y agridulce comedia repleta de personajes y momentos bizarros que cuenta con un reparto bastante equilibrado en el que sobresalen las ahora más populares Sandra Oh y Ellen Page o Paul Gross, a quien le tenía un poco perdida la pista desde que protagonizase, allá por los noventa, la serie Rumbo al sur (Due South). Eso sí, a la película le falta un poco de mala leche y le sobran varias escenas de relleno, es decir, de primeros y medios planos acompañados de la consiguiente canción melosa.