Las minas del rey Salomón (1937)

El cine británico siempre se interesó desde el principio en historias de aventuras que transcurriesen en África, ya que tenían una rica fuente literaria con autores como Edgar Rice Burroughs, Rider Haggard y Mayne-Reid entre otros.

Y no cabe duda que el personaje de Allan Quatermain ofrece muchas posibilidades cinematográficas para quién sepa sacar partido de dicho personaje. Pero en esta cinta no ocurre eso, al contrario, los méritos de la película son otros como los diálogos, ritmo y aventuras.. La adaptación es muy libre sobre todo en la primera parte de la película, pero es cierto que en la segunda es casi la versión más a la novela.

Robert Stevenson, fue un director de estudio de segunda fila que acabó especializándose en películas con la marca "Disney", es decir, cine familiar para pasar el rato. Aún así creo que es un director muy interesante que debería revisarse su filmografía porque aunque está muy lejos de los grandes creadores, sí que podemos rescatar algunos momentos de buen cine sobre todo en su primera etapa como director, muy desconocida en España, y también en el periodo de cine familiar hay títulos muy válidos como "La isla del fin del mundo" y la conocidísima "Mary Poppins" que sin ser una maravilla sí que tiene momentos musicales fantásticos, y que a mi juicio es superior a la posteriormente premiada "Sonrisas y lágrimas".

Esta primera versión de "Las minas del rey Salomón" no es la mejor sin duda, ya que la que se realizó en 1950 con Stewert Granger de protagonista es mucho más espectacular y llamativa pero desde luego esta película es mejor que todas las realizadas en época más contemporánea. Rodada la mayor parte en estudio por Stevenson,, tiene también bastantes escenas filmadas en África por una segunda unidad que le dan más verosimilitud a la cinta.

Lo mejor del film es la última parte, la que transcurre en el interior de África donde vemos unas estupendas danzas tribales y algunas escenas terroríficas como la de la hechicera eligiendo las víctimas, que es sin duda el mejor personaje de la película.

Los actores blancos algo más flojos (en especial Quatermain), a excepción del actor que hace de Sir Henry Curtis (John Loder) que con un sentido del humor muy sarcástico ayuda bastante a digerir la película. También es una de las primeras películas donde un actor negro como Paul Robenson es protagonista, y que como cantante que era protagoniza algunos números musicales muy surrealistas, degustando como un príncipe de una tribu del sur de África canta blues.

Una película de aventuras con grandes dosis de comedia-musical. Estamos ante un film menor pero de bastante interés para historiadores del cine, lectores de novelas de aventuras y gente curiosa en general.

Curiosidades: La cinta se creía perdida hasta el año 50 que apareció de milagro en unos sótanos, dicha búsqueda se activó al buscarse su visionado para preparar la versión de la MGM. Otra curiosidad es que fue una de las películas más vistas y aplaudidas por el publico en el Festival de Venecia de 1937, bajo el régimen fascista de Mussolini

Poco deberíamos pedir a esta modesta pero correcta producción británica de 1937 basada en la maravillosa novela de aventuras del escritor también británico Henry Rider Haggard y primera de las numerosas versiones cinematográficas que se hicieron, con mayor o menor fortuna, de este relato de la búsqueda de la mítica mina de diamantes del rey Salomón. Cedric Hardwicke aporta más dignidad que fogosidad al personaje de Allan Quatermain y sobresale la presencia del polifacético cantante Paul Robeson –cuya sola vida merecería una película- que interpreta cuatro breves canciones con su reconocible voz de bajo. Sin ser una maravilla es bastante entretenida destacando las escenas de la travesía del desierto. En 1951 Andrew Marton rodaría una versión infinitamente superior con Stewart Granger y Deborah Kerr convirtiéndose en un clásico del cine de aventuras.