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Edgar G. Ulmer: El hombre fuera de campo (2004)

Edgar G. Ulmer: El hombre fuera de campo
77 min.
6.4
45
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Sinopsis
Ambicioso documental que recupera entrevistas, secuencias, grabaciones en audio y testimonios de los mas íntimos colaboradores del director y de cineastas que le rinden tributo como Roger Corman, John Landis, Joe Dante, Wim Wenders o Peter Bogdanovich. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Cine dentro del cine
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Edgar G. Ulmer - The Man Off-screen
Duración
77 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Austria-Alemania;
8
El director del Planeta X
Olvidado, traicionado, maltratado, de un modo atroz, para luego ser reivindicado por autores cinematográficos de prestigio y mucho más tarde considerado leyenda por estudiantes y otros fanáticos de la serie "B" norteamericana.
Así fue la vida de Edgar Georg Ulmer.

Siempre es agradable descubrir un documental que trate la vida de un cineasta, y más si es uno de tus ídolos; el caso es que hay muchos, infinitos documentos visuales de los típicos Spielberg, Coppola, Ford, Hitchcock, Kurosawa, Scorsese, Fellini...pero por ahí, lejos de los artistas que todos conocen, en lugares recónditos como el cementerio de Hollywood Forever, se halla enterrado el nacido en la República Checa allá por 1.904, cuando aún era conocida como Austria-Hungría. El montador y editor también austriaco Michael Palm se lía la manta a la cabeza y va a Hollywood para relatarnos la vida profesional y personal de aquel genio.
La primera sensación que se esfuerza en transmitir "The Man Off-screen" es de tristeza, tanto que provoca una reacción incómoda en el espectador. Los entrevistados, que van desde críticos y amigos a historiadores, actores y directores que recibieron la influencia de Ulmer (Joe Dante, Roger Corman o Wim Wenders), hablan de él como un espectro que jamás logró encontrar paz dentro de la industria cinematográfica, y quien aún se sigue revolviendo en su tumba, por lo que no hay ánimo de mitificar su figura, pero tampoco desprestigiarla. Ulmer llega de la tradición europea del expresionismo y toma contacto gracias a sus colaboraciones con grandes maestros (Lang, Wiene, Murnau...).

A pesar de todo y de la presencia de Bogdanovich, que ayuda con las entrevistas que le hizo antes de su muerte, nada sirve para contrastar estos datos, de ahí que el pasado de Ulmer siempre esté rodeado de misterio y duda, lo cual lo hace más interesante si cabe. Lo que sí se sabe es que emigra a EE.UU. y se ve a sí mismo como el judío errante de la leyenda; conseguirá (tras un extraño proyecto documental en Alemania donde participan futuras leyendas como Billy Wilder y Robert Siodmak) entrar por la puerta grande del cine gracias a Universal, que une a sus dos estrellas Karloff y Lugosi en "The Black Cat".
Una influyente y fascinante obra de terror que refleja la maestría de este hombre de solo 30 años y la cual, por esos giros sin previo aviso del destino, fue la última de primera clase que realizaría. La causa es la misma que la que desencadenó la guerra de Troya: una mujer; en este caso Shirley, esposa del sobrino de Carl Laemmle (jefe de la productora), quien se enamora del recién llegado significando un escándalo mediático que le apartará de por vida de Hollywood, el cual a partir de entonces ya sólo vería de lejos y como un recuerdo, o como un sueño frustrado...

Y ahí mismo, en el seno de los estudios de bajo presupuesto (apodados Poverty Row), tan despreciados por los grandes productores, es donde Ulmer empieza a forjarse su leyenda; con el apoyo de Shirley sigue trabajando en lo que puede aunque sea atravesando un periodo de penurias. Lo primero que hace, y es algo que desde luego despistará a aquellos que sólo le conozcan por sus películas de misterio y ciencia-ficción, son melodramas con temática étnica y social; de hecho se convierte en pionero al hacer una película con reparto exclusivamente afroamericano ("Moon Over Harlem").
Más tarde, afiliado a PRC Pictures, hace de su ingenio su mejor baza para dar un toque de originalidad a los baratísimos proyectos de menos de dos semanas en los que se inmiscuye; donde mejor se desenvuelve, como ya sabemos, es en el cine negro y la ficción, si bien domina el terror y el drama como hábil artesano que es. Es un hombre movido por un impulso: el de la melancolía, por ello la mayoría de sus protagonistas son reflejos de su persona, seres humanos perdidos, en terreno extraño, incomprendidos, de pasado oscuro y difuso y abocados a la desgracia; pero si algo destaca en sus fims es su creación de atmósferas deudoras de la escuela expresionista.

En casi todas ellas sobresale la niebla, la oscuridad, los entornos desolados o claustrofóbicos, dotados de una ligera extrañeza onírica, todo ello adornado con música estridente y muy dramática. Así es como establece su sello, y es realmente inconfundible; tras títulos merecedores de ser rescatados como "Barba-azul" o "Extraña Ilusión", regala al cine negro una de sus perlas con "El Desvío", escabrosa e indigesta desmitificación del género que hoy es tratada de obra maestra. Se puede decir que es la cúspide de esta extensa etapa que son los '40.
Sin embargo el atraer la atención de algunos productores le permite acometer trabajos de mayor envergadura como "Traición" o la según él fallida "Carnegie Hall"; pero sigue fiel a su condición errante y ha de tirar de coproducciones baratas para salir del paso, poniéndose al frente de productos de géneros dispares y menor calidad. Palm se recrea en eso, en su pesado deambular y frustración, y es algo que notamos en nuestra alma mediante el documental se aproxima a su final; en opinión de un servidor habría que esperar hasta los '60 para que Ulmer nos entregara dos de sus mejores obras: la fábula "Más allá de la Barrera del Tiempo" (donde aparece su hija Arianne) y la perturbadora "Siete Contra la Muerte".

Gracias precisamente a su hija sus películas han podido ser recuperadas y traídas de su cruel exilio. Pero él murió (con casi 70 años de un derrame cerebral) creyendo que su legado se perdería para siempre, por lo que en efecto no se fue de esta vida en paz.
Sólo por su rebelde talento e infatigable dedicación para salir a flote careciendo de las oportunidades que otros de su profesión sí tenían, debe ser suficiente para desempolvar su filmografía, la de un pequeño gran maestro que sin saberlo, como el Al Roberts de su película, tomó un desvío del cual jamás retornaría. A través de él Palm realiza un análisis de la serie "B" en sí misma que merece mucha atención.
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