Una isla con tomate (1962)

Comedia refrescante e intrascendente cuya historia, música, argumento, guión y dirección corren a cargo de un T. Leblanc pletórico que por aquellos años se veía con fuerzas para desarrollar cualquier reto que se le pusiera por delante.

Pero a veces los desafíos resultan desmesurados.
La película es endeble porque su trama está descompensada, la acción carece de la debida trabazón y por eso queda deslavazada, se abusa de la anécdota en detrimento fluidez y ni siquiera la vis cómica de A. Garisa, J.L. López Vázquez y del propio T. Leblanc bastan para dar altura al largometraje.

A destacar sus ribetes de humor y algunas situaciones aisladas capaces de provocar un esbozo de sonrisa.