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Las noches de Cleopatra (1954)

Las noches de Cleopatra
78 min.
4.8
64
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Sinopsis
Nisca, una bella esclava, es confundida por un guardia con Cleopatra, por su extraordinario parecido físico a la reina. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Antiguo Egipto
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Due notti con Cleopatra
Duración
78 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
LA PIZZAIOLA
El nacimiento de este mito cinematográfico ya es bien conocido por muchos, tanto que hasta sacaron su biografía en T.V. Después del matrimonio con Carlo Ponti, con gran éxito rueda en poco tiempo “Aida, noches de Cleopatra y Atila: hombre o demonio” todo esto en 1953. La primera le aporto el que su nombre se conociera aún más y varios miles de liras ya que consiguió el dinero necesario para comprarse un apartamento de cinco habitaciones en Roma, para ella, su madre y su hermana María. El lanzamiento de la película en Roma fue todo un acontecimiento ya que era especial interpretar a la soberana de Egipto. El director Mario Mattoli intentó dar una imagen diferente de Sophia creando para ella el papel de la reina egipcia. Esta interpretación abría el ciclo de películas históricas, donde le correspondería encargar papeles de mujer aguerrida y audaz.
Por momentos la película causa risa si ya hemos visto interpretaciones de la Colbert o de la Taylor en este mismo papel y con decorados de cartón y papel mache. Algunas actuaciones tragico-comicas que causan más pena que gloria pero lo que salva la producción es la presencia de la Loren con cada aparición se llena la pantalla, tremenda presencia de cuerpo, belleza y por el momento un poco de talento.

Que viva el buen cine.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
VALORES QUE TRASCIENDEN LA PELÍCULA
Sin querer ofender el honesto oficio de Mario Mattoli, "Las noches de Cleopatra" no es una gran película y no se aproxima a las cosas que por aquellos momentos se estaban haciendo en Italia, que descubrió en el séptimo arte una forma increíble de expresarse y expiar sus propios demonios en una época muy difícil.

No obstante, me resulta arduo no hablar con cariño de esta pequeña comedia, debido a que tiene algunos rostros muy apreciados como el de un Alberto Sordi que, aparte de gran inútil de Fellini, ha sido uno de los más referenciados cómicos más allá de los Alpes. Y, cómo no, afirmar que es el gran descubrimiento de la torre de fuego, una jovencísima Sofía Loren, actriz referencial del neorrealismo italiano y eterno objeto de deseo de las cámaras y espectadores.

Cualquier parecido con la Cleopatra original es coincidencia en este metraje, pero no iba mal encaminado el oráculo cuando pensó que aquella muchacha de suburbios romanos estaba destinada, como escribía Robert E. Howard, a ser reina por sus propios méritos.

Curiosa pieza de arqueología fílmica transalpina.
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