Más giros que un remolino
12 de noviembre de 2023
Quería escribir «Más vueltas que una calesita» como título, pero sé que fuera de Argentina se le dice carrusel a la calesita, y entonces no se iba a entender.
Así mismo, yo no lo voy a traicionar como cierto personaje de la película, por lo que voy a hablar del final en la zona de «revelaciones» («spoiler» para los anglosajones).
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
La lolita de la película me pareció acertada, aunque un tanto precipitada su desinhibición, no hay un desarrollo paulatino del personaje, sino que al poco tiempo se saca el vestido y queda al natural, frente a un hombre que parece un témpano de hielo con una flema digna de un robot. No hay naturalidad en el transcurso de los acontecimientos. Así mismo, la historia suscita simpatía por la dulce actuación de la lolita. La escena de la cascada en el río es bella.
Ahora vamos por los giros de la parte final.
Cuando la lolita denuncia al guerrillero, y luego este aparece convertido como un jerarca de la SS, tenemos el primer giro de la historia, porque su amor imposible no era más que un doble agente. Acá me decepcionó, se nota el maniqueísmo del director, que ya había aflorado antes (en una escena donde dice que los ingleses no atacan a civiles de forma premeditada, que eso es solo de los alemanes, se olvidó del Bombardeo de Dresde parece), y en este giro parece querer decirnos que hay un tinte político en la película, que no va la película de una historia de amor imposible, sino es una película del género nazi.
El segundo giro, es en una charla en el trayecto en auto (coche) de la lolita con el capo de la SS. Acá su ex-héroe la pone contra la pared, la expone a definirse si ella lo ama aún sabiendo todo lo que es él. Ella da a entender que sí, aún lo quiere. Aquí de nuevo volví a respirar, no me parecía tan malo este giro, muy políticamente incorrecto para la época y en consonancia con ese amor loco de la lolita. Además muy humano, nuestra naturaleza es irracional, no tiene explicación a veces. Condenable final, pero muy artístico.
Pero los créditos no aparecen, entonces hay lugar para un tercer giro: unos minutos después, nuevamente su ex-amante, la pone en una disyuntiva difícil a la lolita, ahora debe decidir si ella misma debe dar una señal para masacrar a todo su pueblo y familia (literal) como prueba de amor, o acobardarse. Esto es una exageración, los nazis no tenían límites, eso está claro, pero esta historia ya parece rebuscada, pareciera ser que el director quisiera que nos indignáramos de la perversidad de aquel guerrillero que expone a la lolita con semejante tortura psicológica solo porque ahora es nazi.
Y como no podía quedar esto sin justicia, al menos el pueblo quiere ver sangre, o mejor dicho clama venganza por todo lo que pasó la lolita, tenemos el cuarto giro y final de la historia: Unos años después, el jerarca de la SS (ex-guerrillero) vuelve a la casa de la lolita (esta aún vive allí con profundos traumas), ya convertida en adulta, no se sabe bien por qué ni con qué sentido regresa el nazi, más que para sentir placer en atormentar a la ex-lolita.
Como era de esperar, la ex-lolita saca una escopeta y liquida a su abusador psicológico de un disparo. El pueblo está contento, se ha hecho justicia, pero la película quedó destrozada para el paladar de cualquier cinéfilo.
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