Secret People (1952)

Aunque no sea una película brillante ni vaya a pasar a la historia del cine, ni siquiera británico, merece un vistazo esta rara avis sobre un grupo terrorista que lucha contra la dictadura de un general de un país imaginario –suerte de Franco y Mussolini a un tiempo- en la Inglaterra del momento. Suspense y melodrama se unen en un relato en el que lo más interesante resulta la descripción de la población inmigrante acogida en Inglaterra, el gran papel de Valentina Cortese como María, acompañada del siempre interesante Serge Reggiani como terrorista y la curiosidad de ver a una pimpante Audrey Hepburn –ya había hecho breves papeles en otras películas británicas, como la desternillante “Oro en barras”- poco antes de hacerse mundialmente famosa por su papel de Princesa Ana en la maravillosa “Vacaciones en Roma” (1953).

"Secret People" es una interesante mezcla de thriller de espías y melodrama producida por los famosos estudios Ealing de Londres, en uno de los pocos ejemplos alejados del género de comedia que les dio fama. Le debemos su génesis al poco conocido Thorold Dickinson, director británico que a menudo se vio obstaculizado en proyectos en los que no siempre pudo intervenir en el guión o la producción. Durante su investigación para la realización del thriller "The Next of Kin" (1942), Dickinson observó los métodos de la policía y descubrió ciertos casos singulares a los que puede enfrentarse, como las presiones que las organizaciones políticas secretas pueden ejercer sobre las personas que a veces las integran por la fuerza, y la influencia mental que ejercen en ellos. El tema interesó a Dickinson, quien decidió dedicarle una película. Se necesitarán casi diez años para escribir el guión y encontrar financiación para el proyecto que asumirán los estudios Ealing.

Si bien el tema del espionaje se prestó al expresionismo, como su compatriota y contemporáneo Carol Reed ejemplificó en la excelente "The Third Man" (1949), Thorold Dickinson elige la sobriedad y la tensión psicológica creando una atmósfera alucinada que seguimos a través del personaje de María (Valentina Cortese), mientras va descubriendo un mundo sórdido que le es desconocido.

Todo el reparto está muy bien y resulta convincente pero los mayores elogios son, sin duda, para una brillante Valentina Cortese que interpreta un personaje complejo de fuerte convicción. La encantadora Audrey Hepburn demuestra su carisma y sus actitudes como bailarina. En el momento de la filmación, William Wyler se encontraba en Roma, buscando localizaciones para al año siguiente rodar "Vacaciones en Roma" (1953). Dickinson le envía los ensayos de la jovencísima Audrey Hepburn, que convencen tanto a Wyler que hará que la contraten para su película y que los estudios Paramount le firmen un contrato. A partir de ahí le llegará el estrellato y la brillante carrera que todos conocemos.