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El honor perdido de una mujer (1975)

El honor perdido de una mujer
101 min.
6.6
481
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Sinopsis
Después de pasar la noche con un presunto terrorista, la tranquila y ordenada vida de Katharina Blum queda completamente destruida. Como sospechosa, se convierte en víctima de una cruel campaña difamatoria de la policía y de un despiadado periodista sensacionalista, situación que pone a prueba los límites de su dignidad y de su cordura. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Periodismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania del Oeste (RFA) Alemania del Oeste (RFA)
Título original:
Die Verlorene Ehre der Katharina Blum oder: Wie Gewalt entstehen und wohin sie führen kann
Duración
101 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1975: 2 Premios del cine Alemán: Mejor actriz (Winkler)
8
Buenos días y mala suerte
Rodada en un momento de especial efervescencia creativa en su país (el llamado "nuevo cine alemán", con Schlöndorff, Fassbinder, Herzog, Kluge, Wenders…), esta película adapta —a mi modo de ver, de una manera ejemplar— la novela homónima del premio Nobel Heinrich Böll, contundente alegato contra la prensa sensacionalista.

Katharina es una joven que se acuesta con hombre, sin saber que es un fugitivo de la justicia, y por ello es acusada por la policía de complicidad. Un periodista encuentra en este caso la oportunidad de su vida, no para esclarecer la verdad, sino para conseguir un gran éxito editorial a base de mancillar el nombre de la chica, hurgando ferozmente en su pasado y tergiversando los hechos y las declaraciones de ella y de sus allegados. El diario para el que trabaja es citado, tanto en la novela como en la película, como el Periódico, aunque en ambos casos un rótulo informa al lector/espectador: "Si ciertos procedimientos periodísticos recuerdan los del Bild-Zeitung, el paralelismo no es intencionado ni casual, sino inevitable".

Böll escribe la novela con un estilo conciso, en capítulos cortos, casi a modo de informe. De manera análoga, Schlöndorff y su mujer, von Trotta, plantean una puesta en escena seca, distanciada y austera. Considero muy acertada esta frialdad expositiva, ya que, al no forzar los sentimientos y convertirnos en mudos, incómodos e impotentes testigos de un implacable proceso de usurpación del honor que avanza como un mecanismo de relojería, finalmente se remueven nuestras entrañas de un modo mucho más poderoso. En este mismo sentido, la actriz Angela Winkler tampoco busca una fácil identificación del espectador para con su calvario, sino que se decanta por una introspectiva interpretación de rictus difícil que revela muy bien ese sentimiento de que "la procesión va por dentro".

Así pues, pienso que estamos ante una ración de muy buen cine, y además un cine de la denuncia siempre necesaria. Naturalmente, no se trata de caer en juicios reduccionistas en contra de la prensa (una película coetánea y basada en hechos reales como "Todos los hombres del presidente" nos habla también de sus posibilidades en un sentido positivo). Pero resulta verdaderamente triste constatar como una ficción urdida por un escritor (por tanto, donde siempre cabe la nota exagerada) resulta un juego de niños si se compara con las prácticas que en este país, en la hora en que escribo estas líneas, realizan algunas cadenas de televisión.
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25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Ver y mirar
Está claro que siendo el Cine el arte de la mirada hay tantas películas como miradas de espectadores. La crítica de Quim Casals me parece excelente; y a la vez no puedo estar más en desacuerdo. Mea culpa: mi opinión está muy viciada por la lectura previa de la novela que adapta aquí Schlondorff, que es uno de mis libros favoritos.

Estoy conforme en que Schlondorff hace exactamente la película que quiere hacer, y además esforzándose en que la adaptación sea lo más fiel posible, casi literal. ¿Por qué entonces me parecen dos obras tan distintas? Y aunque así sea, dado que la diversidad de puntos de vista enriquece, ¿por qué no me gusta?

Hay un factor clave que está en la novela y que no aparece por ningún lado en la película: el humor. La novela de Heinrich Böll, y esto puede parecer extraño, es uno de los relatos más divertidos que he leído nunca. Obviamente su finalidad principal no es suscitar la risa, sino utilizar el humor como herramienta, como arma blanca para destripar tumores malignos. El humor puede ser negro, negrísimo y seguir siendo humor. Pienso en “Frenesí”, una película de horror puro; y también de humor.

O Schlondorff no ha captado este elemento al leer la novela, o si lo ha hecho ha decidido eliminarlo, o yo me imagino cosas que no existen, que también puede ser. Me gustaría más opiniones sobre este tema; yo creo que Heinrich Böll recurre a la caricatura humorística para retratar los personajes negativos y lo hace maravillosamente bien. Schlondorff los describe como simples bastardos fascistas, no hay diferencia con otros sujetos del cine político de la época. Esa diferencia es la que hay entre la crítica y el panfleto. Una escena es absolutamente significativa, la explicaré en el spoiler.
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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