La muerte de los soles (1988)

Peor que hacer gárgaras con salfumán y tragártelas. Mira que veo bodrios, pero éste es de los "Pata Negra" de los despropósitos fílmicos, al nivel de "Tren Nocturno a Venecia". Te ataca de tal modo a las neuronas que es hasta imposible reírte de lo que ves. Induce al coma. Si lo ve algún cineasta japonés, puede usarlo para iniciar una nueva franquicia de "The ring". ¡Que mala suerte ha tenido Asimov con las adaptaciones de sus novelas!

Guión incomprensible ¿Lo escribieron bajo los efectos de algún alucinógeno?. Montaje aberrante, a base de fragmentos inconexos y sin sentido. Es como si hubiesen rodado material para una serie abortada y lo montasen deprisa y corriendo, fuera de cualquier sentido artístico. Una producción de la hija de Roger Corman, que no contenta con este desastre, perpetró una nueva versión con David Carradine.

La historia, básicamente, va de un planeta donde no hay noche. Los soles, por motivos astronómicos van a ponerse y les llegará la noche, algo desconocido para ellos y que les causa pavor, ya que no saben cuanto durará. No obstante parece que ello se produce cíclicamente y causa desórdenes y destrucción de la sociedad. Por ello, una secta, que controla esa información, va malmetiendo contra el líder de la comunidad.

Rodada en Arcosanti, un lugar alternativo en Arizona, de la denominada arcología, movimiento que combina arquitectura y ecología, ni siquiera el filme es capaz de explotar tan singular lugar. Vestuarios aberrantes, de fantasía post-apocalíptica televisiva, escenas de sexo que dan grima, un protagonista con un pelucón inverosímil, personajes ridículos y absurdos. Todo es para arrancarse los ojos. Una pesadilla fílmica. Escenas grotescas, como cuando a un personaje le arrancan los globos oculares unas rapaces, con unos gritos desgarradores que no sabes si le gusta o si sufre. La incoherencia de secuencias y comportamiento de protagonistas lleva a pensar si no escribían la secuencia minutos antes de rodarla. De hecho, el protagonista pasa de ser el héroe al villano y vuelta a la heroicidad en pocos segundos (ver spoiler).

Un auténtico pestiño. Nada tiene que ver con la obra de Asimov. El escritor no se merecía esto.