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Proyecto Florida (2017)

Proyecto Florida
115 min.
7.1
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Sinopsis
Una niña de 6 años y sus amigos pasan el verano en un pequeño motel muy próximo a Disneyworld, mientras sus padres y el resto de adultos que les rodean sufren aún los efectos de la crisis. (FILMAFFINITY)

Género
Drama Drama social Infancia Pobreza Crisis económica 2008 Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Florida Project
Duración
115 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2017: Premios Oscar: Nominada a mejor actor de reparto (Willem Dafoe)
2017: Globos de Oro: Nominada a mejor actor de reparto (Willem Dafoe)
2017: Premios BAFTA: Nominada a mejor actor secundario (Willem Dafoe)
2017: National Board of Review (NBR): Mejores películas del año, actor sec. (Dafoe)
2017: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
7
Trash Kingdom
Existen más parques temáticos de los que parece en Florida.
Están Disney World, que se compone de Magic Kingdom, Hollywood Studios, Animal Kingdom y Epcot, luego está Universal Studios, Sea World... y otro más, uno más difícil de contemplar.
Uno en el abundan los castillos de colores chillones, y gigantescos magos de plástico saludan al paseante. Uno en el que no faltan las noches de fuegos artificiales, y un edificio ardiendo es la mejor atracción que se puede desear. En él, la diversión nunca termina y otros dirían que nunca acaba de empezar.

'The Florida Project' abre una ventana a la periferia de los sueños infantiles, versión estadounidense, en esa zona en la que un puñado de visionarios creyeron necesarios lugares de evasión, donde la gente podría olvidarse de sus frustraciones y saludar a su personaje de dibujos animados favorito.
Por supuesto, orbitar esa clase de anhelados lugares de recreo no puede ser tan fácil como estar en ellos, y pronto se demuestra así: Moonee y su pandilla pasan las horas del verano en las cunetas de la carretera, rodeados de adultos negligentes y miseria social, que malvive en moteles baratos como la pintura de colores que los cubre.
Pero, sorpresa, algo que nunca nadie imaginaría viendo todo eso desde fuera, es que los niños nunca han necesitado nada más, porque todavía son niños.

Ellos no conocen la tristeza o la crueldad, porque se han criado con ella y sus madres (solteras y jóvenes, que se quedaron a la espera de un padre irresponsable) procuran que se olviden de todo eso como cualquier madre haría.
Hasta los castigos los toman como un juego, como una excusa para conocer una nueva amiga, tan desconectados están del mundo adulto que ni de sus gritos o reproches se enteran.
En este verano, la diversión no conoce límites para ellos y adultos buenazos como el gerente Bobby (maravilloso Willem Dafoe) solo contribuyen a ella.

Se podría discutir que la historia no parece tener un camino lineal, que más bien parecen una recolección de vivencias, o quizás que Sean Baker está demasiado enamorado de sus perlas entre la mierda... pero basta echar un vistazo más cercano para apreciar un triste relato de fin de la infancia, contado en un lugar en el que todos creemos que vive por siempre.
Sin necesidad de ver a Mickey o visitar el castillo de Cenicienta, Moonee y sus amigos se las apañan para divertirse, mientras de fondo sus madres luchan contra la marginación social día tras día, buscando un empleo por horas que les permita mantener un crío y salir de fiesta de vez en cuando.
Es tan miserable el contraste, pero está tan bien hilado dentro de este reino de colores vibrantes, que sólo nos damos cuenta de lo horrible que estamos viendo cuando son los niños quienes lo sufren directamente: como testigos silenciosos permanecen ante las acciones más brutales de sus mayores, incapaces de procesarlas en su mente infantil, marcados inevitablemente con la violencia y vileza que les demuestran.

Porque hemos creído que estos niños lo tienen todo sin tener que visitar a Goofy, y ese pensamiento nos alegra, pero no es así: "este es mi árbol favorito porque a pesar de caer siguió creciendo" confiesa Moonee a su nueva mejor amiga Jancey, inesperadamente consciente de su situación y trazando un paralelismo con miles de familias que, como ella, crecen hacia donde les dejan y donde les permiten, muchas veces luchando con uñas y dientes de la manera más rastrera posible.
En ese punto, cuesta poco simpatizar con Moonee por una infancia que nunca tendrá: ella imagina su habitación ideal en unos apartamentos abandonados, y nos damos cuenta de que sus deseos tienen tanto futuro como ese cascarón vacío (pero colorido), abandonado al sol inclemente de Florida.
No nos extraña que Bobby, habiendo confesado sus flaquezas en dos frases (porque a veces no hace falta decir mucho más para imaginar mil desgracias), haya querido ser el guardián de la inocencia de estos pequeños, pero hasta él poco puede hacer sin rendirse a la evidencia de que el árbol ya está podrido, y la pequeña rama con ello debe vivir, aunque no tenga cabeza ni ánimo para darse cuenta.

Pienso que igual no hacía falta recrearse tanto en la pobreza moral de Halley, la madre de Moonee, o que me sobran muchas escenas que solo inflan las vivencias de estos niños y poco aportan.
Pero también pienso que, cuando alguien va a Florida, tiende a ignorar apresuradamente a estos merodeadores del atardecer, porque son los reinos de fantasía los que importan: por una vez, aunque se cargue el ritmo de la película, y aunque una madre así tenga difícil redención, no me parece mal que nos mande a todos a la mierda, aunque sea desde una cuidada ficción.

Es cierto, para Moonee todos los días eran una celebración, porque vivía en el parque temático más desconocido y más extraño de Florida.
Pero solo se puede ignorar la edad adulta hasta determinado momento, hasta que sus extremos asoman, y lo que antes fue perfecto ahora doloroso e injusto se queda.
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218 de 241 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La América fantástica
Sean Baker, fenómeno indie gracias a "Starlet" y "Tangerine", firma en "The Florida Project" su consagración como una de las voces más atrevidas del cine estadounidense. Baker sitúa la acción de su película más redonda en las inmediaciones de Disney World, un espacio marginal con tintes de irrealidad. En ese entorno, que para unos funciona como lugar de paso y para otros de purgatorio extravagante, un grupo de niños hacen y deshacen a su antojo, con una espontaneidad y una ingenuidad que Baker filma con una verdad inconmesurable, rayando incluso el estilo documental. "The Florida Project" es, por lo tanto, el retrato de unos pillos, una sucesión de travesuras, juegos, idas y venidas entre luces de neón, piscinas vacías, descampados, fuegos artificiales y edificios teñidos de amarillo y púrpura. También, en su resolución, un descenso a los infiernos que su director, cómplice de la desdicha de sus personajes, mitiga con un plano final precioso, un ejercicio escapista que reivindica la fantasía aun cuando apremia la realidad más desfavorable. "The Florida Project" consigue dibujarnos una amplia sonrisa sin obviar las aristas más tristes de su historia, con un dominio de la luz, los tonos pastel y la dirección de actores al alcance de pocos superdotados. Con momentos, además, que se quedan grabados en la memoria del espectador: destacamos el concurso de eructos, la discusión que termina con una compresa pegada en el cristal o el helado que los niños chupetean y comparten entre tres. En resumen, una película energética y elegíaca que, irremediablemente, se gana el afecto de todos, como esas personas que afrontan sus problemas con una sonrisa de boca a oreja, o como ese árbol caído que sigue creciendo y que, a la postre, se convierte en el símbolo de toda la película.

@CinoscaRarities http://cachecine.blogspot.com
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68 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
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