El regreso del monstruo (1955)

Pobrecillo monstruo. Lo secuestran como a un esclavo, lo llevan a miles de kilómetros, lo exhiben como un monstruo de feria, lo encadenan, le dan de comer peces muertos y e torturan con descargas eléctricas y encima es el malo de la película.

La película, en sí, es claramente inferior a su predecesora, aunque la rodase también Jack Arnold. El monstruo es fácilmente capturado en la laguna, algo inaudito si recordamos la primera. El desarrollo en Florida es flojo y quizás demasiado tópico y el monstruo da más pena que miedo por el trato que recibe. La historia romántica tiene algún diálogo de interés, como cuando cuestiona el papel de la mujer en el mundo científico.

En fin, inevitable secuela y típico filme de monstruos de los años 50.

Jack Arnold baja el nivel al que nos tiene acostumbrados en esta -tan solo interesante- secuela de su magnífica "La mujer y el monstruo" (1954). Comete, desde mi punto de vista, varios errores. Por ejemplo, sacar al monstruo de la enigmática y temida "Laguna negra", llevar la acción a un acuario lleno de turistas o suprimirle a la temible criatura aquel angustioso boqueo que mostraba en la primera entrega.
Anda, eso sí, el amigo Arnold, muy interesado en mostrarnos lo hermosa que es Lori Nelson y lo bien que le sientan los bañadores y los trajes de noche. A su lado John Agar -con cara de paleto- no pega ni con cola. También se echa en falta una cierta humanidad en el trato con el "Hombre-Anfibio" al que arrancan despiadadamente de su hogar y, por lo tanto, de su libertad. El arpón de las descargas eléctricas se lo podía meter el científico Clete por donde se pueden ustedes imaginar.
En definitiva, entretenida película en la que Arnold parece más interesado en mostrarnos los encantos de la Nelson que en aplicarse de manera brillante y eficaz al desarrollo de la insípida historia.