C.L.A. No somos ángeles (Serie de TV) (2007)

¿Qué es lo que está de moda en la TV? Pues las series de médicos, con "House", "Anatomía de Grey" o, en menor medida, "Scrubs" (y eso que es la mejor). En España no podíamos ser menos, al igual que con la soplapollez de Bea la fea, y entonces llegan unos desgraciaos, y te mezclan de la forma más bochornosa posible las dos primeras mentadas, "Hospital Central" y cualquier culebrón mierdero, y hala, a ver si se es líder de audiencia. Esa rivalidad entre Telahínco y Gangrena 3, a ver cuál posee más mierda con audiencia...

Los diálogos están escritos por chimpancés autistas, y son pronunciados por actores a cuál más penoso, que tienen personajes de lo más deleznable: entre el de "Aquí no hay quien viva" que aquí tiene al mismo personaje solo que sin dudas sobre su sexualidad; el rubito cachas que al final se descubrirá saliendo del armario; el médico argentino (faltaría más) que acabará siendo gay o follándose a todas y rompiendo parejas; la típica insatisfecha con su matrimonio; el médico que se cree Hugh Laurie y resulta que es Hugh Lipollas, y que protagoniza momentos que no se sabe si están rodados o por uno al que le gustaba tanto el dr. Casa que subía a YouTube sus fan-videos grabados por el móvil, o bien por uno que le tiene un asco tremendo (y me quedo con esta última opción); la señora de la limpieza que es toda una filántropa; las busconas; los pacientes, a cada cual más absurdo y esperpéntico, de credibilidad menor que nula; la mujer cornuda que es la jefa de sección o yo qué sé (vamos, que todo queda en casa); la zorra vengativa y paranoica que al final tiene razón; las marujas vengativas tocapelotas y vamos, un sinnúmero de personajes que pasarán directamente al purgatorio.

En los seres humanos, suelen existir unos ciertos mecanismos que evitan pasarse de la raya en cuanto a patetismo, pues les perjudicará en lo que a su dignidad se refiere, a los que les rodean, y ofenderá a todo cristo que lo presencie. Pero según parece, en España esos mecanismos suelen fallar con una facilidad pasmosa, y así nos va: produciendo basura tras basura, copia mala tras copia peor, y con subvenciones de por medio y quejas hacia la audiencia (a ver, si sólo producís pura basura, no nos la vamos a comer toda, mamarrachos). Momentos del todo aberrantes (gente que se resbala y se choca de las formas más patéticas, reacciones anormaloides, puñetazos que dan flashazos rojos, etc.), doctores licenciados en el "Trauma Center" de Wii, una banda sonora que debe meterte en tensión o hacerte llorar... y que consigue esto último, pero de la sensación de vergüenza ajena, no por otra cosa. Entre la carcajada y la pena, está.

Un capítulo me basta y me sobra para comprobar la calidad del subproducto este, que sólo volveré a ver si necesito una razón para cortarme las venas (en sesión Grindhouse con "El internado". La sensación de padecerla es similar a la de darse un morreo con Pinhead. Ojalá no triunfe, aunque lo dudo, con la mierda que nos comemos sin rechistar.

Pues sí, como los anormales, así es como nos tratan nuestras cadenas públicas, cuya programación es tan abochornante, que uno ya debe recurrir a las cadenas autonómicas para hallar algo, no sólo digno, sino incluso interesante, vamos, a años luz de esos canales que nos alimentan con mugre del corazón, sensancionalismo de mierda y territorios champions con anormales de comentaristas.
Para ofrecer una muestra de ello, podría pasar a diseminar algunos de los contenidos de mamarrachadas televisivas que se emiten en Timo5 y Dapena3, pero creo que bastará con mencionar cosas como "Aquí hay tomate", "Zorro", "El diario de verano", "Yo soy Bea" y un largo etcétera de mugre para que os deis cuenta de como nos tratan, a nosotros, su público.

Si hubiese que mencionar series, podría ser un empezar y no parar, desde basura pura como la antigua "Compañeros" hasta auténtica mierda actual como "Cuenta atrás", donde Dani Martín nos deleita con su grandioso y extenso vocabulario digno de un catedrático.
Con "No somos ángeles" (ya, que lo admitan, es un descomunal cachondeo) nos topamos con lo de siempre: Interpretaciones de un montón de televisivos a los que hemos visto año tras año y que aquí repiten, ridiculizando los cánones de lo que debe ser una actuación, tramas enmarañadas y repletas de secretos, mentiras, pasiones escondidas y tonterías por el estilo, diálogos que en una de Uwe Boll encajarían a las mil maravillas y todo eso que se tienen bien aprendido cuando hay que hacer una serie.

Y bueno, también se podría hablar sobre el contenido cinematográfico que emiten, pero mejor me callo, porque podría estar vomitando horas y horas.