Te odio, mi amor (1997)

Muy bien conseguidos sus personajes, el del casamentero resulta especialmente entrañable, sobre todo a medida que va avanzando la película. Consiguen trasladar un mensaje: la ciudad nos absorbe, y el poder no lo es todo. Transmite buenos valores, y te deja buen sabor de boca al final. Merece la pena.

Marcy Tizard (Janeane Garofalo), ayudante de un senador (Jay O. Sanders) mal situado de cara a las inminentes elecciones, es enviada por este a Irlanda para que averigüe sus antecedentes irlandeses (hace 3 generaciones que su familia abandono Irlanda y se estableció en Boston) y así poder jugar esa baza para ganar votos.

La muy norteamericana Marcy llega a Ballinagra, el lugar donde debe hacer sus pesquisas, un pequeño pueblo en el que se celebra el festival de las parejas (o algo así) durante el cual se trata de juntar como parejas al mayor número de solteros posibles, festival en el que echan el resto los casamenteros del lugar en dura competencia por ver quién es el que logra formar mas parejas.

Súmese a todo esto la relación (ya saben, al comienzo con esos malentendidos de rigor y luego dejando que se imponga el amor) que comienza Marcy con Sean Kelly (David O'Hara), un lugareño que vive en la misma pensión en que ella se aloja, los tejemenajes del casamentero Dermot O'Brien (Milo O'Shea) para unirlos por convicción personal y de paso poder ganar las 100 libras apostadas con la otra casamentera del lugar, la aparición en el pueblo del senador y su déspota mano derecha (Denis Leary) en busca de los resultados que al parecer Marcy no es capaz de encontrar (la presunta ascendencia irlandesa), el cariñoso retrato costumbrista (imagino que plagado de tópicos, pero efectivo para la función) del paisanaje, lo bellamente retratado del paisaje y algún que otro entretenido y más o menos divertido gag y dialogo y la siempre deslumbrante presencia de la guapísima Saffron Burrows en un breve papel, retomo, súmese todo esto y tenemos una entretenida y divertida comedia romántica, narrada en tono amable y que dado el lugar donde está ambientada (Inishmore, cerca de Inishfree) y el peso en la trama del casamentero Dermot, nos trae a lo largo del metraje a la cabeza esa referencia cinematográfica además de absoluta delicia, llamada "El hombre tranquilo 1952".

Y para el final dejo la mayor razón para ver la película, la siempre deliciosa comepantallas Janeane Garofalo, que luce muy guapa (que pena el estropicio que se ha hecho en la cara con la despersonalizadora cirugía estética de los cajones) y divertida en un papel que la viene como anillo al dedo.