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Testigo para un crimen (1963)

Sinopsis
Un hombre adinerado llega a Buenos Aires para vengar la muerte de su joven hermano. Traba relación con una sugestiva rubia cantante de un club nocturno regenteado por un jefe mafioso. Uno de los números musicales es realizado por Michelle, un conocido travesti norteamericano y es la primera aparición de un travesti en una película argentina, una audacia para la época. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Argentina Argentina
Título original:
Testigo para un crimen
Duración
83 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
En las redes de la mafia
A Mauricio Peña le han matado a su hermano, y presumiendo que el asesino hace parte de los negocios sucios que se manejan desde el cabaret de Emilio Otero, él está dispuesto a vengar su muerte, aunque para esto le toque infiltrarse en la propia organización a riesgo de que también él pueda ser eliminado. En el cabaret canta una sensual y preciosa mujer, llamada Blondie en alusión a su cabello, y ella, como también Matilde la amiga de su hermano, serán sus apoyos para llegar hasta su objetivo.

“TESTIGO PARA UN CRIMEN” es un interesante filme argentino dirigido por Emilio Vieyra, un prolífico cineasta de sorprendentes altibajos en su haber, que, responsable de un montón de filmes de serie B (terror, comedias picarescas, dramas lacrimógenos, musicales…) mostró siempre más interés por la rentabilidad que por el cine como expresión artística, al punto que hay quienes le han llamado ‘el Ed Wood latinoamericano’.

La película que nos ocupa, resulta bastante rescatable porque tiene una trama para nada predecible y que, en buena manera, nos alecciona sobre algo que es muy común en sociedad: El hábito de prejuzgar. Muchas cosas que aquí parecen… no son como parecen, y la maraña que paso a paso se va desenredando, resulta de alto interés para comprender que sólo el conocimiento nos lleva a la verdad. Suponer, prejuzgar, son procederes que han causado ya harto daño en el mundo, y a su manera, esta película nos advierte de no caer en tales trampas.

Se me vino a la mente, una vieja película de Dino Risi, titulada “En nombre del pueblo italiano”, que siempre recuerdo porque deja los prejuicios como se merecen: ¡En una vergüenza imborrable! Porque, vengan de donde vengan, asúmalos quien los asuma, los prejuicios son ligerezas que alejan toda posibilidad de imparcialidad y de justicia.

Vieyra, ya lo imaginarán quienes le conocen, no es tan agudo ni tan calificado como Risi, pero, aun así, su filme logra el cometido y es fácil sentir que algo se nos remueve por dentro, más cuando las presunciones se dan contra aquellos a quienes suele endilgárseles cualquier cosa.

Libertad Leblanc luce aquí marcadamente bella, su actuación está a tono con los buenos actores que le acompañan, pero necesario es decir que no encaja lo suficiente haciendo el doblaje de tres canciones con las que no logra compaginar, y es obvio que la voz de la cantante original (¿Quién es?) es bien distinta de la suya. Pero contra lo que podamos decir, llama la atención la amplia difusión que han tenido los fragmentos de la Leblanc ‘cantando’: “Cruel obsesión”, “Que opina usted del amor” y “Fuego de amor”.

Con todo, “TESTIGO PARA UN CRIMEN” se deja ver sin mayores reparos… y además es otra ocasión de disfrutar de ese cuerpo irremediablemente provocativo de la eterna actriz argentina.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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