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Nocturama (2016)

Nocturama
130 min.
6.2
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Trailer (FRANCÉS)
Sinopsis
Una mañana en París. Un grupo de adolescentes de diversa procedencia. Cada uno de ellos comienza a ejecutar una extraña danza en el laberinto del metro y las calles de la capital. Parecen seguir un plan. Sus gestos son precisos, casi peligrosos. Se reúnen en el mismo lugar, unos grandes almacenes, a la hora del cierre. París entra en erupción. La noche comienza. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Terrorismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Nocturama
Duración
130 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Bélgica-Alemania;
Links
Premios
2016: Festival de San Sebastián: Sección oficial a competición
2016: Festival de Mar del Plata: Mención Especial (mejor fotografía)
8
Neo Violence.
”No no need for a baseball bat
Don’t need no knife for a sharp attack
No excuses no looking back
We think too much about the things we lack”.

Neo Violence, The Tough Alliance

Nocturama es la actualización a hoy día de La Tercera Generación. No es difícil ver en la pareja protagonista un remedo de Andreas Baader y Ulrike Meinhof, ambos los más idealistas. El asesinato de Jurgen ponto tiene aquí su eco en el de otro banquero en su piso por el equivalente a La Segunda Generación de las Baader Meinhof. También tiene sus peculiaridades: la célula que forman los chavales de la obra de Bonello casi más que atentados – por el cómputo de víctimas- lo que hacen es vandalismo de alto standing, atacando pilares institucionales (el Ministerio de Fomento), empresariales y financieros (el rascacielos, a lo El Club De La Lucha, y el banquero) y culturales (timbran a casa de Alizee y se marchan sin responderla nada). También prenden fuego a la efigie de Juana de Arco, algo que hay que poner en línea con aquel episodio de Los Simpsons y Jimbo, Kearney y Nelson negándole el saludo a Bart por haber degollado la estatua de Jebediah Springfield, algo de veras imperdonable, cosa que luego la masa enfurecida del pueblo se encargará de recalcar antorcha en mano. En Nocturama la banda de delincuentes ocasionan cierto número de muertes, si bien esta no era su intención de base. No tienen unas reivindicaciones claras y a buen seguro tampoco muy claro qué pretenden, pese a que a la hora de ejecutarlo funcionen sincronizados que ni un reloj suizo. Se dan ciertas pinceladas a la procedencia economico-social de algunos de ellos y a los anhelos de otros, siendo, cómo no, el pijazo cuyo padre es amic de un ministro el que más siente la opresión del pueblo chileno en los setenta pese a ser el francés al que le faltaban dos décadas para nacer, un clásico siempre. Lo que sí las consecuencias, en línea con La Tercera Generación y lo que sucede siempre en la vida real: cuatro pobres diablos que tuvieron la mala suerte de estar donde no debían a la hora que tampoco muertos, y la segura garantía de que la represión se fortalecerá en la misma medida que los derechos civiles se supriman. Porque si con Andreas y Ulrike al menos se tomaron la molestia de montar un juicio pantomima mientras apañaban sus muertes ahora ya no, ahora se te liquida en el acto bajo la premisa de posible pertenencia a Isis o lo que toque.
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20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Esperando la Revolución en el Centro Comercial
La revolución social está a la orden del día.
Miles de cuentas de Twitter cantan sus virtudes, la siempre despierta juventud encuentra cada día causas nuevas a las que adherirse, y también cada cierto tiempo se convoca una manifestación, y otra, y la siguiente, armando el imprescindible ruido para que sean reconocidas.
Pero me gustaría pensar que, en el fondo, subyace la misma pregunta: ¿todo esto para qué, con qué motivo? ¿y hasta cuándo? ¿y cómo mantenerlo?

Teniendo eso en cuenta, no sé hasta qué punto una película como 'Nocturama', que habla en términos deprimentes y realistas, no va a ver malentendido su mensaje, en estos tiempos de idealismo fresa y reivindicaciones diarias.
Porque muestra la cara más desagradable de una posible revolución: vale, lo hemos hecho... ¿ahora qué?
Lo peor de hacer valer tu punto de vista en tiempos de salvajismo político y crítico no sería permanecer silenciado, sino tener la suficiente cabeza para apreciar si tus ideas valen tanto como estás dispuesto a defenderlas.

Quizá por eso, en un principio no sabemos nada de los jóvenes que se mueven como un escuadrón por el ámbito anónimo de París: su ideología no nos importa, sus vivencias y opiniones tampoco, sus diálogos no podrían ser más limitados y escasos.
Sabemos que va a pasar algo, porque nos han dicho dónde mirar, pero si no hubiéramos visto un patrón entre todos ellos igual les tomábamos por simples adolescentes (una sencilla idea visual que da qué pensar sobre la capa de normalidad que imprimimos sobre nuestra conciencia social).
A medida que progresan en su avance, las incógnitas siguen siendo las mismas, pero vemos que tienen un plan que están llevando a cabo con cierto éxito, milimétricamente ensayado en su normalidad, que parece presagiar algo grandioso. Hablan de la civilización, de su estado ideal, de su inevitable decadencia, y parecen saber más que cualquiera de los ricos empleadores a los que acuden para procurarse alguna beca mal pagada, o un servil puesto de trabajo.
Estas son las semillas de nuestra sociedad, pensamos, ahí está el cambio que van a llevar a cabo.
(Y una vocecilla me susurra... "si estos adolescentes son la norma... ¿por qué no se ha dado ya la revolución?)

Durante su primera parte, 'Nocturama' es preparación y expectación, no tanto satisfacción cuando finalmente sucede lo que debe suceder. Pero eso es porque, después, en la calma tras el caos, va a hablarnos de lo que realmente quería contar.
Los adolescentes responsables de agitar la ciudad de París se refugian en un centro comercial la noche de después, y tiene lugar una suerte de variante de "El Señor de las Moscas", con la búsqueda de identidad adolescente de fondo.
De repente, nos damos cuenta de que estos no son los brillantes estrategas y filósofos que la primera parte nos ha vendido: solo son jóvenes, todavía pendientes de sus padres y estudios, todavía presos de un estado mental al que le cuesta valorar las ideas y las acciones en su justa medida.
La noche en el centro comercial se convierte en una suerte de patio de recreo, mientras consultan periódicamente la televisión y Facebook para ver si sus abrasivas acciones han provocado el cambio que se les ha prometido. Esperar una revolución social en el seno de un lugar símbolo del consumismo inmediato y borrego del S. XXI: ojalá se pille la ironía.

Mientras intentan disimular su impaciencia cogiendo armas de juguete, ligando con maniquíes, (recreando una torpe ilusión de autoridad adulta)... uno de ellos sale a la calle, buscando cualquier rastro de sus "grandiosas" acciones.
La respuesta no puede ser más deprimente y a la vez más reveladora de toda la historia: perfecta paz comunal en la noche de París, algún hecho aislado de rápida resolución, y el ciudadano de a pie que no sabe por qué ni para qué. La filosofía del "luchador social", desmontada en cuatro estampas de sencillez inaudita.
Porque el fuego sigue siendo fuego, por mucho que detrás de él ardan ideas de cambio (¿o se debería decir "con él"?).

Estaría bien que esta historia hiciera reflexionar a muchos de estos jóvenes idealistas, acerca de cómo quieren expresar esas ideas que les laten, y de qué manera.
Porque podemos tener una manifestación hoy, otra mañana y otra pasado.
Hasta que sea tan común el acto, y tanto se haya perdido su significado, que no haya nada que hacer para buscar un cambio.
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6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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