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Esos tres (1936)

Esos tres
93 min.
7.1
685
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Sinopsis
Karen y Marta, compañeras de la universidad y ya graduadas, convierten una granja que ha heredado Karen de su abuela en un colegio para chicas. Pero un día las dos profesoras y el doctor Joe Cardin, el médico que las animó a construir la escuela, se ven envueltos en un escándalo cuando una alumna perversa se dedica a difamarlos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Melodrama Drama social Colegios & Universidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
These Three
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Lillian Hellman
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Premios
1936: Nominada al Oscar: Mejor actriz de reparto (Bonita Granville)
8
¡CALUMNIA QUE ALGO QUEDARÁ, Y SI ERES NIÑA MÁS TE CREERÁN!
Filme poco conocido de Willian Wyler, pero realmente bueno en el sentido psicológico de lo que narra.

El tema es muy interesante pues por más que haya buenistas y crédulos que aún se crean que todos los niños por el simple hecho de serlo son inocentes, dicen la verdad o no son conscientes de las maldades que comenten, hay muchos casos empíricos que demuestran lo contrario —y esto precisamente es lo que pone de manifiesto este filme—. Así, el argumento cuenta como una niña realmente malvada o cabrona, Mery Tilford (interpretada magníficamente por Bonita Granville) difama, calumnia, a una de sus maestras y como suele ocurrir por regla general, dado que es una criaturita aparentemente frágil, su abuela y tutora la cree e igualmente el conjunto de los adultos que forman la pequeña sociedad donde se desarrolla la acción. A partir de ahí los acontecimientos se cargan de suspense y Wyler los va manejando con su habitual maestría y honorabilidad.

El caso de esta película me ha recordado al que pasó acá en R. Dominicana a principios de este siglo, en la localidad de San Rafael de Yuma, provincia La Altagracia, donde una niña y luego otras más acusaron al director de un albergue de infantes, un norteamericano de nombre Rigoberto de Jesús González Padial, de albergar en la institución que administraba todo tipo de orgías sexuales con las niñas allí recogidas, ritos satánicos en los que incluso se sacrificaron bebés, etc. Las acusaciones eran malas hasta límites de asqueamiento, pero por más que la policía levantó y removió la tierra donde según ellas estarían enterrado restos de las personas sacrificadas, nunca se halló nada ni ninguna otra prueba de que las cosas que decían fueran verdad. Sin embargo, la sociedad dominicana y sobre todo los Medios de Comunicación a priori condenaron y demonizaron al acusado creyendo fácilmente a las niñas acusadoras. Aquel hombre fue metido en prisión donde murió a los pocos meses antes de que se celebrara el juicio. En general todo el mundo lo creyó culpable aunque él siempre se declaró inocente y mantuvo que todo aquello era una fantasía montada por algunas niñas terribles. Y viendo esta película uno sospecha que el tal Rigoberto de Jesús bien pudo ser víctima de mentes infantiles muy malvadas, que las hay, por supuesto que las hay, entre otras cosas porque nunca se hallaron pruebas ni contra él ni contra los otros adultos que las niñas incriminaban de manera casi infernal.

Yo desconocía esta película cuando ocurrió aquel caso, pero de haber sabido que existía se la habría recomendado, para que la viera y considerara la importancia de su contenido, a más de un fanático que en aquellos días opinaba cerrilmente que las niñas no podían mentir ni difamar en ningún caso pues eran niñas, frente al director del albergue que por ser viejo, extranjero y religioso les parecía a todos los "metidos a jueces" el mismísimo Anticristo.

Fej Delvahe
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32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La calumnia
Primera colaboración de William Wyler (Alemania 1902- L.A./EEUU 1981) con el productor Samuel Goldwyn. El guión, de Lillian Hellman, adapta con variaciones su obra de teatro “The Children’s Hour” (1934), basada en hechos reales sucedidos (1810) en Edimburgo. Entre noviembre de 1935 y enero de 1936, se rueda en escenarios naturales de Franklin Canyon (Santa Mónica Mountains, L.A.) y en estudio, con un presupuesto relativamente holgado, como ocurre siempre en las producciones de Goldwyn. Nominado a un Oscar (actriz de reparto, Granville), el film se estrena el 18-III-1936 (EEUU). La acción dramática tiene lugar en el campus de una Universidad norteamericana, en una granja de las afueras de Lancet (MA) y en Viena (Austria). Se extiende a lo largo de varios meses de 1934-35.

El film sobresale por la agilidad, eficacia y solidez de la narración que desarrolla. Pone de manifiesto las habilidades del realizador, del que acredita su competencia y fértil imaginación. Combina de modo sorprendente unos diálogos muy bien elaborados, una brillante puesta en escena y un trabajo de cámara rico en recursos y aciertos visuales. Presenta un diseño de planos que con brevedad poco común dicen muchas más cosas de lo que el espectador espera. Son magníficos dos planos en diagonal de la ceremonia inicial de graduación. Emociona el plano de las ruedas en movimiento de un ferrocarril que al pasar deja en el centro de la pantalla la imagen de las dos amigas, componiendo una potente elipsis que en pocos segundos traslada la acción en el tiempo y en el espacio.

En varias ocasiones la cámara explica la acción principal dejándola fuera de pantalla y mostrando en primeros planos las reacciones de quienes la contemplan desde el interior del plano. Otras veces la cámara se sitúa en una posición alejada de la acción principal para mostrar en un plano general las emociones colectivas. Tienen su importancia las acciones que se ven en segundo término o en el fondo del plano. La película reclama ser mirada con atención y con espíritu dispuesto a gozar de unas imágenes concebidas con maestría y filmadas con un agudo sentido de la belleza plástica.

Otra gran virtud de la obra viene dada por la acertada interpretación de los protagonistas. Ofrecen un trabajo colectivo equilibrado, exento de estridencias, contenido y creíble. Hopkins se muestra sensible y convincente. Oberon luce su belleza exótica ofreciendo intervenciones llenas de naturalidad y serenidad. Joel McCrea asume con dignidad el papel de apoyo al lucimiento de las protagonistas. La niña Mary Tilford (Granville) se come la pantalla en casi todas sus intervenciones. Rosalía Wells (Marcia Mae Jones), en un papel de niña frágil y entrañable, se gana la simpatía del público.


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