I Hate Love (2012)

Segunda película de Humberto Hinojosa Ozcariz, luego de la irregular ‘Oveja negra’ ahora presenta un drama romántico juvenil y bilingüe.

Robo (Christian Vázquez), un chico con la facilidad de la palabra para conquistar chicas, pierde el oído en un accidentado acto heroico en la playa, tiempo después conocerá a Eve, una chica de California de visita en México de quien se enamora y piensa que lo podría curar cuando ella le habla.

Pero la cosa no será tan fácil, ya que su amigo Cobra ha demostrado interés por conquistar también a Eve, formándose un triángulo amoroso forzado, como muchas cosas de las que se suceden en esta película.

I Hate Love divaga entre un guión caprichoso y poco trabajado, donde todo sucede por casualidades y de manera forzada, los recursos narrativos de los que se vale el filme se agotan demasiado rápido y otros se vuelve repetitivos, pero lo que menos funciona es la parte medular de la historia: El triángulo amoroso.

Robo y Eva se conectan apenas a la primer mirada, Cobra por su parte, caprichosamente dice que enamorará a Eve pero nunca hace o le dice algo con esa intención, parecería que Eve ni se ha dado por enterada del interés romántico de Cobra.

Así las idas y vueltas en la relación de amistad entre Robo y Cobra, provocadas por la aparición de Eve, se tornan un juego mal planeado desde el guión con la intención de llevar la historia a un final tremendista y anticlimático.

A todas luces existe un notorio acercamiento de Hinojosa con ese cine alternativo que tiene sus propios reflectores entre las exhibiciones de festival que a taquilla se refiere, "I hate love" es acicalado con esta segunda perspectiva para realizar cine y es través de la trama que se vale para atraer a público variado, no sólo al de nicho, quien por comentarios en algunos sitios de internet expresa cierto encanto provocado por la historia de amor.

Con cinco puntos a favor validos por música, escenas y algunos aspectos que dan sentido a la trama entre los que cito la imposibilidad de comunicación ya sea por choque cultural, familiar o bien por el desconocimiento de ambos idiomas siendo este último el más enfático con un papel determinante para frustrar los objetivos del antagónico. Pese a éstos aspectos carece de fibra al no trabajar más a sus personajes, siendo demasiado espontáneas las actitudes que los lleven a la fractura del grupo, el cual es inexperimentado para realmente encarnar al capricho, el enojo o al deseo desmedido.

Como el título de su primer filme, una Oveja negra perdida entre el intento de alternativo con un tema profundo y lo que a su vez tiene indicios de un melodrama taquillero, flojera inmensa por vender algo con seriedad.