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Locura de verano (1955)

Locura de verano
100 min.
6.7
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Jane Hudson, una solterona americana de 40 años, decide ir a pasar unas vacaciones a Venecia. Llega a la ciudad de los canales con la esperanza de encontrar el amor que tanto tiempo ha estado buscando. Impresionada por la belleza de la ciudad, paseando va a parar a la tienda de Renato, un encantador anticuario que transformará su solitaria estancia en una inolvidable experiencia. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Summertime
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1955: 2 nominaciones al Oscar: Mejor director, actriz (Katharine Hepburn)
1955: Premios BAFTA: Nominada mejor película y actriz extranjera (Hepburn)
1955: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor director. 2 nominaciones
1955: National Board of Review: Top 10 Mejores películas del año
8
Dos gardenias para ti
David Lean tenía un toque especial para retratar los amores imposibles. Ésos que desde el principio se sabe que no pueden durar. Amores fugaces que se cruzan como un huracán y que se marchan tras haber vuelto del revés el mundo entero. Y tras los cuales, nada vuelve a ser lo mismo.
Amores que perdurarán eternamente en el recuerdo de los amantes que han tenido que tomar sus propios caminos separados.
El verano suele ser la época en la que florece el romance que se alimenta del presente, del ahora. Porque el verano se acaba cuando llega el otoño. No tiene un mañana.
Lean filmó una explosión de romance veraniego en el esplendor de una Venecia hechizada. Antigua capital de una de las repúblicas más prósperas durante siglos, acuchillada de canales, atravesada por cientos de puentes que parecen flotar en medio de un sueño, poblada por palacios de inigualable elegancia carcomida de humedad, por una curiosa mezcolanza de fachadas policromadas, rabiando de vitalidad y de movimiento, con el agua que sustituye al asfalto en una extraña simbiosis entre urbanismo y naturaleza incontenible... Venecia continuará siendo sin duda una de las principales atracciones turísticas del planeta.
¿Cuántos sueñan con pasear en góndola por los canales, con memorizar para la posteridad las impresionantes vistas? ¿Cuántos sueñan con enamorarse en Venecia? ¿O con visitarla en compañía del gran amor de su vida?
Venecia es el destino de todos los que sueñan con el verano más hermoso. De todos los que desean detener el tiempo y captar el momento más bello que puedan vivir, y retenerlo como en una fotografía.
Ese verano perpetuo que todos queremos.
Jane quiere su verano.
Ha entrado en la madurez de esas personas que no han conocido esa apoteosis de fuegos artificiales en que consiste la plenitud. Soltera, solitaria, con un trabajo monótono. Ha ahorrado para realizar su mayor capricho.
Conocer su Venecia particular. La que está reservada para ella en el verano que nunca ha vivido.
Ávida de libertad y de aires nuevos, de vistas que corten el aliento, del olor a humedad de los canales, del furioso colorido exótico, de la atmósfera sensual y distendida, del rugido de las muchedumbres que buscan algo similar a lo que ella busca, del sonido de las campanas de San Marcos, del vuelo de las palomas... Llega cargada de ilusiones, retratando los momentos con su cámara y con sus ojos deslumbrados... Y entonces, en el apogeo de la euforia... Se siente triste y sola. Ve pasar a las parejas cogidas de la mano, ve el amor brotando por todas partes... Y se da cuenta de que está más sola que nunca. Es duro sentirse poca cosa cuando se está excluido del centro del mundo. Cuando adviertes a tu alrededor el bullicio de la alegría y sabes que no estás incluido en ella.
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
La Mujer ( II )
Cuando Kathie Hepburn desemboca en Venecia sólo tiene una cámara de fotos, una botella de bourbon en su mochila de viaje y un rostro pétreo donde se amontonan las heridas del alma. Cuando se va se siente la mujer más dichosa y repleta de aquella ciudad de los canales que nunca olvidará. En su viaje de búsqueda, el amor como verdadero motor de la vida la liberará de si misma aprendiendo la importancia de no negar un beso y la necesidad de mostrarse tal cual en los brazos de un hombre.

Kathie Hepburn, aún estando bellísima, se nos presenta fría, distante, seria y comedida, discreta y gélida. Aparte de que sabemos poco de ella, nos miente y miente a los que la rodean. Esconde su feminidad en vestidos sobrios y sus ojos felinos en hundidas gafas de sol mientras recorre una Venecia fascinante que la empuja al amor a cada paso, Venecia implacable de seductores y truhanes que acechan a la turista en cada una de sus esquinas.

Kathie Hepburn solamente lleva puesta en realidad la coraza de la Cenicienta. Por eso cuando atisba a ver a un príncipe azul no duda en lanzarse a tumba abierta hacia la pasión de un enamoramiento que se torna casi adolescente. La veremos transformarse en una diosa, cambiando los paseos interminables en soledad por sesiones de manicura y peluquería, y sus recatados atuendos por el uso de un vestido propio de una reina de camino a su primer baile.

Como suele suceder en la vida su príncipe azul es sólo un embaucador que esconde múltiples capas bajo la piel. Romperá el sueño de nuestra Cenicienta en más de una ocasión pero ella dará un paso más en su atrevimiento y sinceridad decidiendo que sí, todo es una trampa, pero es una trampa maravillosa. Es entonces cuando Kathie se convierte, más allá de sus sueños fantasiosos, en una mujer.

Nuestras ciudades están llenas de mujeres así. Podemos verlas solitarias en terrazas y bares, calles y paseos, y cuando las miramos notamos una aversión en su rostro. Tienen un aspecto esquivo, entre la negación y la resignación, pareciendo arrastrar dolores de corazón. Pero yo sé que sólo se trata de la coraza de la Cenicienta. Con un guiño al amor que les muestres se abrirán a ti y se trasformarán en lo que siempre han querido ser y no han podido. Y tal vez, algunas de ellas den el último paso, aceptando que las espinas son inevitables en el amor y que ya no quieren ser Cenicientas nunca más, solamente mujeres, porque la vida no es un cuento es sólo vida, esa inigualable sensación que Kathie Hepburn se llevó consigo para siempre cuando desde la ventanilla de un tren le daba su último adiós a los encantos de Venecia.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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