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La otra mujer (1988)

La otra mujer
81 min.
7.3
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Tráiler HD (INGLÉS)
Sinopsis
Marion Post, una brillante profesora de Filosofía, ha solicitado una excedencia para escribir un libro. Un día descubre que desde el estudio en el que se ha instalado para trabajar puede escuchar las sesiones de psicoanálisis de una consulta contigua. Las conmovedoras confesiones de una de las pacientes la llevan a analizar en profundidad su propia vida, que, a partir de entonces, le parece vacía y basada en el autoengaño y el miedo a las emociones. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Another Woman
Duración
81 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1988: Premios David di Donatello: Nominada a mejor director extranjero
1988: Asociación de Críticos de Los Angeles: Nominada a Mejor actor (Hackman)
9
¿QUÉ HUBIERA PASADO SI...?
Un año después de "Septiembre", y un año antes de "Delitos y faltas", Woody Allen escribe y dirige esta deliciosa cinta con evidentes resonancias de la obra de su admirado Bergman...son algo más que obvias las referencias del maestro semita a mi admirada "Fresas salvajes", y para ahondar en lo evidente, esta película supuso el inicio de un corto idilio entre el propio Allen y el fotógrafo habitual de Ingmar Bergman,Sven Nykvist...algo que duraría hasta precisamente su obra posterior, la excelente " Delitos y faltas", una versión "sui generis" del "Crimen y castigo" del gran escritor ruso Fedor Dostoievski....

Con una excelente banda sonora plagada de cortes clásicos de gente tan reputada como Gustav Mähler y su "Sinfonía nº4" ó el "Unacompanied Cello Suite in D major" de Johan Sebastian Bach...por no hablar de otros habituales en su filmografía como el excelente tandem Weill y Brecht y su "The Bilbao Song" ó el "Gymnnopédie" de Erik Satie... esta cinta sin duda alguna es una brillante muestra del otro cine de Woody Allen...ese otro más intimista y sugerente que es capaz de facturar también este portento de la naturaleza...

De hecho obras de Bertold Brecht como "Madre coraje", y obras de Rilke como "Torso de Apolo Arcaico " ó "La pantera" u obras del pintor Klimt como "Esperanza" son esta vez las notas al pie de página de Allen...

La famosa teoría del "...¿qué hubiera pasado si...?..."...si hubiéramos aprovechado mejor las oportunidades pasadas desde la experiencia y amplitud de miras que nos da la madurez...en lugar de haber llevado una existencia fría y cerebral, carente de todo afecto humano y sólo preocupado por el culmen de nuestras metapreferencias...guíados por una vida de autoengaños y donde nos es imposible privarnos de unas mentiras que se hacen necesarias para el transcurso de nuestra existencia...

De hecho la película arranca cuando el personaje de Marion Post(Gena Rowlands), directora del departamento de filosofía de una importante universidad femenina de NY hace la siguiente reflexión: "...Si alguien me hubiera pedido que al llegar a los 50 valorara mi existencia, le habría dicho que he conseguido una buena cantidad de satisfacciones...."...

Gena Rowlands borda precisamente este papel, y nos hace compadecernos y arrepentirnos con ella, mientras damos un agradable paseo a través de los recuerdos de su existencia en clara alusión a "Fresas salvajes"...esos recuerdos que uno no sabe si los ha tenido o los ha perdido...y nos entristecemos también cuando nos damos cuenta de que su existencia ahora, cuando acaba de entrar en la cincuentena, está vacía a pesar de que ella al principio nos diga lo contrario y piense que está llena de felicidad y triunfos personales y profesionales...

Sólo al final, cuando se haya dado cuenta de lo contrario, es cuando se sentirá llena por primera vez en años...

La historia es espectacular y la narración como es habitual en Allen borda la maestría...

E X C E L E N T E.
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104 de 118 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Un recuerdo es algo que se tiene o algo que se pierde?
¿Qué ocurre cuando oímos aquello que sabemos y sin embargo nos negamos a admitir? ¿Es posible ser feliz viviendo una mentira que nosotros mismos hemos creado y alimentado durante años? ¿Puede nuestro miedo a las aristas de la vida inhibirnos de dar y recibir emociones auténticas y convertir nuestra existencia en una árida abstracción intelectual que nos protege pero nos aísla de quienes nos rodean? ¿Qué es preferible, una vida apacible y rutinaria pero fría, junto a seres a quienes en el fondo no amamos y que no nos proporcionan más que una falsa sensación de bienestar, o arriesgarnos a ser sinceros, a desnudar nuestros sentimientos y admitir la posibilidad del fracaso y el error, a desviarnos del camino ficticio que nuestro intelecto ha dibujado para nosotros sin tener en cuenta la plena satisfacción de nuestras emociones? En uno y otro caso, ¿qué futuro nos espera? Y si miramos atrás, ¿qué encontramos?

Las grandes obras artísticas son aquellas que abren interrogantes, no las que proponen respuestas. Las que causan inquietud y zozobra, no las que proporcionan comodidad o sosiego. Las que no nos permiten respirar mejor, sino que nos fuerzan a preguntarnos qué hay detrás del acto mismo de respirar, su utilidad y sus consecuencias. Las que nos obligan a enfrentarnos con la vida, sea cual sea el precio que ello conlleve.

Woody Allen traza en “Otra mujer” un profundo e hiriente retrato de Marion Post, una mujer que en apariencia ha colmado todas sus expectativas vitales, que es, recién cumplidos los 50, lo que siempre aspiró a ser: una respetada profesora universitaria de filosofía, felizmente casada con un hombre tan culto e inteligente como ella. Una conversación oída por casualidad la lleva a encararse consigo misma y con su relación con quienes la rodean, y se descubre, en los ojos y la memoria de los demás, convertida en una mujer gélida, distante y exigente, en quien todos ven un juez antes que una esposa, una hermana o una amiga, un intimidante ídolo digno de respeto pero a quien nadie es capaz de imaginar haciendo el amor sobre el suelo del salón. Y Marion contempla, por primera vez, el vacío sobre el que se sustenta su vida.

“Otra mujer” es, sin duda, una de las películas más redondas de la filmografía de Allen. Todo en ella muestra al gran cineasta que hay en él y el altísimo grado de depuración al que puede llegar su cine: la sabia mezcla de realidad, sueño, ficción y arte, los diálogos, literariamente cincelados pero no impostados, la bella y limpia fotografía de Sven Nykvist, que se recrea en encuadres de turbadora desnudez y en poderosísimos primeros planos, la exquisita banda sonora (Satie, Mahler, Bach), o las ajustadas y sobrias interpretaciones, entre las que destaca sobremanera la de su protagonista principal, una sobrecogedora Gena Rowlands que logra transmitir la lacerante angustia de esa mujer que acaba de encontrar, inesperadamente, la entrada que conduce a su propio infierno. Y que ahora ha abierto la puerta.
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78 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
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