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La confesión (1970)

La confesión
135 min.
7.3
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Sinopsis
El guión de Jorge Semprún se basa en el libro homónimo de Artur London que narra en primera persona las purgas estalinistas de las que fueron víctimas los disidentes del Partido Comunista checoslovaco, entre ellos el propio London. Estas purgas tuvieron lugar en el famoso Proceso de Praga de 1952. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Política Años 50 Drama carcelario Basado en hechos reales
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L'aveu
Duración
135 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Links
Premios
1970: Globos de oro: Nominada Mejor película extranjera
1970: Asociación de Críticos Norteamericanos (NBR): Nominada a Mejores películas extranjeras del año.
10
Cine del bueno
En un clima axfisiante con un planteamiento meticuloso Costa-Gavras lleva al cine los sucesos del Proceso de Praga. Esta película es el reflejo de lo que ocurrió al otro lado del Telón de Acero mientras Europa Occidental caminaba titubeante pero confiada hacia un futuro de paz y estabilidad. Países, ciudades, hombres abandonados en nombre de la bipolaridad, del reparto del mundo entre potencias. Es una película escalofriante en muchas ocasiones y como decía axfisiante, uno mismo puede llegar a verse con la soga al cuello, en el frío suelo de una celda y obligado a andar constantemente dentro de un exiguo cuarto oscuro. Sin entender porqué muchos hombres fueron procesados en auténticos procesos-farsa en regímenes incapaces de conseguir ningún tipo de legitimidad ante sus ciudadanos. Nadie podía sentirse seguro al otro lado del Telón de Acero, sobre todo cuando se trataba de un político o algún tipo de personalidad pública. Esta película es el fiel reflejo de ello.
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39 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Aquella revolución que no lo era
En 1970 Costa-Gavras junto a Jorge Semprún e Yves Montand vuelven a unirse para llevar a la gran pantalla su crítica social. Dos años antes mostraron el terrorismo de estado con "Z" a través de la investigación (en clave de thriller) del asesinato del político pacifista griego Grigoris Lambraquis. Con "La confesión" su foco de atención se trasladó al Bloque del Este denunciando los excesos y purgas del estalinismo. Fue un film valiente y conflictivo que enfrentó con dignidad la verdad silenciada por las organizaciones obreras de la época, iluminadas todavía por la revolución soviética y empeñadas en obstaculizar la crítica y la discrepancia, justificando y decorando la triste realidad del Telón de Acero.

"La Confesión" (L’aveu, 1970) desarrolla las situaciones vividas por una de las víctimas del llamado Proceso de Praga (1952), Artur London, un comunista de los de “toda la vida” (afiliado a las juventudes del partido con 14 años, brigadista en la Guerra Civil Española, combatiente en la Resistencia Francesa…), que en ese momento era viceministro de Relaciones Exteriores de Checoslovaquia (desde 1949) y que fue detenido en 1951, junto a otros catorce altos cargos, bajo la acusación de "conspiración contra el estado" (acusación que más tarde se demostrará falsa). London conoció la tortura de manos de sus propios camaradas en un proceso kafkiano, que la película acierta a reflejar meticulosamente, en el que, a medida que se acentúa su penoso itinerario de humillaciones (sin saber qué es de lo que se le acusa) se irán descubriendo las técnicas de interrogatorio con las que se encauzaban las declaraciones, técnicas que sin necesidad de exponer flagrantes mentiras daban a los hechos la intencionalidad necesaria para incriminar a la víctima.

La tragedia de Artur London nos desvela el método seguido por el estalinismo contra aquellos que consideraba adversarios (en los procesos de Hungría, Polonia, Bulgaria, Praga…), siempre bajo la excusa de la traición. Es el drama de tantos y tantos comunistas de los países del Este que creían en la revolución, que toleraron el dominio soviético porque con la URSS derrotaron al nazismo, pero que acabaron presos del monstruo que no supieron ver venir: el totalitarismo de su lider, Stalin. La tragedia de miles de “enemigos”, “infiltrados”, “espías al servicio de los Estados Unidos o el fascismo”, “saboteadores”, “traidores”, “muertos”, “desaparecidos”…, víctimas de la locura de un tirano que reprodujo en todos los países bajo su influencia (incluida la República Española) el mismo sistema de aniquilación contra sus oponentes que utilizó en la propia URSS desde los años 30.

Como siempre, Costa-Gavras impecable en su denuncia. El tiempo se lo agradece.
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31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
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