arrow

El rey de los mares (1951)

El rey de los mares
117 min.
7.2
2,885
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Alquiler
Compra
Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
En el siglo XIX, el capitán inglés Horatio Hornblower atraviesa el Atlántico con su barco para ayudar a un enloquecido dictador centroamericano. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Siglo XIX Aventuras marinas Guerras Napoleónicas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Captain Horatio Hornblower
Duración
117 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de C.S. Forester Hornblower
Links
"Una de las películas de aventuras más sólidas de la Warner"
[Diccionario Espasa]
7
El capitán Hornblower
Primero de cuatro films realizados por Raoul Walsh sobre aventuras en el mar ("El pirata Barbanegra, 1952", "El mundo en sus manos, 1952" y "Los gavilanes del estrecho, 1953"). Se basa en las tres primeras novelas ("The Happy Return", "A Ship On The Line" y "Flying Colours") de Cecil S. Forester, según adaptación del mismo. Se rueda en exteriores de la Riviera francesa y de Villefranche-sur-Mer y en los Warner Firts National Studios (Inglaterra, RU). Producido por Gerry Mitchell, se estrena el 10-IV-1951 (RU).

La acción tiene lugar en el Pacífico, entre el Cabo de Hornos y un lugar próximo al istmo de Panamá, Plymouth, Londres, La Tete-de-Buch, el río Loira y el puerto fluvial de Nantes. Los hechos tienen lugar a lo largo de unos 12 meses, en 1807/08, después de la batalla de Trafalgar (1805), en el marco de la guerra de Inglaterra y Napoleón.

La película combina acción, aventuras, drama, romance, comedia y guerra. El relato está dividido a la manera clásica en introducción, tres actos y epílogo. Los primeros minutos del metraje se dedican a la presentación de los personajes y de su situación, mediante un encadenado de planos precisos y diversos que familiarizan al espectador con la tripulación. La acción se inicia con la llegada de la fragata Lydia al lugar de destino, sólo conocido por el capitán, seguida de una batalla con un galeón, primera batalla naval de Walsh, vibrante y visualmente muy atractiva. El film luce una grata sencillez narrativa, que se apoya en el uso de elipsis y sugerencias. Pocos realizadores han sabido decir tantas cosas con tan pocos fotogramas como Walsh en el film. Yuxtapone texturas narrativas diferentes, que dan ligereza al relato. Éste es el caso (no el único del film) de la última batalla, precedida de una secuencia dramática y seguida de un episodio en clave de comedia. Destaca el buen manejo del humor (apuestas sobre las previsiones del capitán, hizado de una dama a bordo, gritos de miedo de la sirvienta) y de la farsa (extravagancias grotescas de Alvarado). No descuida la épica de la historia y su grandeza: admiración de la tripulación por el capitán, su capacidad de sorprender al enemigo y su habilidad para concluir acciones relevantes. No faltan toques de humanidad: el capitán cocone a los miembros de la tripulación por su nombre, rechaza los castigos físicos, etc.

La música subraya el sentido de la acción, como el despliegue de las velas ("Main Tittle"), la ternura del bebé (melodía de caja de música), la próxima separación de los enamorados (bajos), su reencuentro (melodía romántica). La fotografía aporta momentos culminantes como el movimiento de cámara que acompaña la lectura por el capitán de la carta de su esposa, de la que muestra la butaca, el cuadro de bordar y el clavecín. La interpretación de Gregory Peck es austera y sobria, como corresponde al papel. La de Virginia Mayo es desenvuelta y seductora. El capitán Hornblower es un personaje de ficción literaria.
[Leer más +]
46 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
RAOUL WALSH A SUS 64 AÑOS EN LA CUMBRE DEL MUNDO CINEMATOGRÁFICO
Raoul Walsh dirige con acierto esta película de aventuras, sobre Horatio Hornblower, héroe de una saga novelística sobre la marina británica en las guerras napoleónicas, escrita por Cecil Scott Forester. El propio Forester intervino en la elaboración de un guión que conjuga batallas navales, duelos de capa y espada y un romance central, pues según Walsh :”En todas mis películas la historia gira siempre alrededor de las escenas de amor”.

Y el romance Gregory Peck – Virginia Mayo es el eje del film, tanto, que en el guión se fusionaron distintas novelas para conseguir que la aventura nunca abandonase el romance. Esta sensación de historias "cosidas" queda patente cuando en Portsmouth, la pareja debe separarse para desconsuelo de los aficionados a los "happy ends". Pero no. Una nueva aventura y nuevas dosis de caprichoso azar y “tutti contenti”. No se confundan, la película es muy buena, las batallas navales son de lo mejor que he visto en cine, incluso y a pesar de los 53 años de diferencia entre una y otra, superior a Command and Conquer (basada en otro personaje novelesco, Jack Aubrey), pero el añadido se percibe con claridad, incluso para quienes desconocíamos la saga de Mr. Forester.

Y aquí, trompetas, clarines, fanfarrias y todo lo demás para Gregory Peck. No afirmo que sea su mejor papel. Discutiría entre su capitán Ahab (Moby Dick) y Atticus Finch (Matar a un ruiseñor). Pero si hay un artista al que el traje marinero le venga como anillo al dedo ese es Peck. No solo por la percha, sino porque, como los toreros, templa y manda. Cuando reprende a un oficial por infringir azotes a un marinero, sin apenas palabras, el espectador sabe con quién se juega los cuartos. Su fiero caparazón no es tal y a lo largo de la película se irá resquebrajando, a lo que no será ajena Lady Bárbara Wellesley (Virgina Mayo). Vemos a un miembro de la tripulación sorprendido de que el capitán recuerde su nombre, al propio capitán azorado por las palabras de Bárbara y otros muchos detalles donde el león pierde su fiereza. En esta mezcla de picaresca y solemnes seriedades Peck se mueve como pez en el agua, nunca mejor dicho.

La elección de Virginia Mayo tuvo ciertas críticas pero el resultado es excelente. No aporta la pomposidad de la nobleza que, probablemente, otras actrices hubiesen aportado pero da lo que se espera de ella, naturalidad y simpatía a los ojos del público, sin lo que no puede imaginarse una historia amorosa que cale en el espectador.

Curiosos los tipismos. Los españoles representados por un impresentable dictador que se apoda El supremo. El término galáctico no se había acuñado aún. Los franceses en su rol de perdedores tampoco salen bien parados. Los ingleses, evidentemente los buenos de la película.

Con una fotografía excelente de Guy Green (Oscar por Great Expectations de David Lean) y unas maquetaciones y efectos de batallas, increíbles, Raoul Walsh a sus 64 años volvía a demostrar que estaba en la cima del mundo cinematográfico.
[Leer más +]
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre El rey de los mares
Fichas más visitadas