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La bella y la bestia (1946)

La bella y la bestia
90 min.
7.4
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Trailer (FRANCÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Érase una vez un mercader arruinado que vivía con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, son seres egoístas que explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una preciosa rosa y decide cogerla para Bella, entonces aparece el señor del castillo que le impondrá un duro castigo por su osadía. (FILMAFFINITY)
Género
Fantástico Romance Drama Cuentos
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La Belle et la Bête
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont
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9
Fantasía sexual de una noche de verano
En un palacio oculto en el bosque, Bella, una joven tierna y comprensiva, conoce a Bestia, una suerte de león antropomórfico que se debate entre su animalidad y su humanidad. Gracias al amor de ella por él la belleza interior triunfa sobre la belleza exterior y, así, Bestia muda su deformidad en beldad. Grosso modo, esta es la idea que sustenta la fábula de La bella y la bestia. La película de Cocteau recoge el espíritu cándido y algo cursi de la historia y lo plasma en las interpretaciones amaneradas y en los diálogos. Pero, ¿qué subyace bajo tanta cursilería? La belle et la bête es una historia de amor más compleja de lo que aparenta.

Bestia es un macho solitario cuya mirada emite destellos (literalmente) de furia cuando su jardín es mancillado por el padre de Bella. Sin embargo, al conocer a Bella, su mirada pierde fiereza. Bestia se esfuerza en mostrar su humildad y sumisión a Bella. Por ello, ciñe sus encuentros a las horas en que su apetito está saciado, pues la auténtica mirada de Bestia es voraz: su mirada instintiva, enmarcada en primerísimo plano, se acerca a la Bella durmiente con obvio apetito, tal vez de sexo, quizá simple gazuza. Duda que se disipa cuando, en ausencia de su huésped, toma la manta de la cama de Bella y la mima con placer fetichista. En palabras de Bestia: “Tu mirada me abrasa”.

Bella es una muchacha narcisista a tope. Siempre tiene a su alcance espejos o suelos encerados que le devuelven su hermosura física y moral. Al conocer a Bestia, su mirada expresa la repulsión por el físico, mirada que se repite hasta que Bella comprende la vulnerabilidad de Bestia. Al descubrir la mirada triste de Bestia, la mujer acepta la convivencia con el animal. En su casa, Bella era la cenicienta hacendosa, despreciada por sus hermanas y acosada por el galán de turno. En el palacio, es la princesa que luce joyas y que no tiene ni que abrirse las puertas. En cualquier caso, Bella acepta a Bestia como amigo hasta que...
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77 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
¿Un cuento inmortal?
Un anciano arranca un rosa de un jardín encantado para su hija preferida; al instante, surge un bramido terrible que rompe la calma de la tarde y un ser monstruoso aparece para exigir un pago de muerte por la rosa robada. Así da comienzo uno de los más hermosos cuentos de hadas que se hayan escrito jamás.

Todos conocen el resto: la Bestia -el chico malo- sucumbe ante los encantos de la joven buena e inocente y gracias al amor que ella acaba sintiendo por él se transforma en un hombre hermoso. Una historia por tanto universal que eleva a las alturas de lo poético ese impulso redentor que lleva a las mujeres a creer que cualquier hombre merece ser salvado de sí mismo, que cualquier ser humano merece ser querido a pesar de todo.

Pero la esencia romántica no se encuentra en esta versión de Jean Cocteau, tan acartonada en su descripción de situaciones y personajes. Aquí ni la Bella y la Bestia evolucionan ni entendemos el porqué de su amistad o de su posterior enamoramiento. Creo que el cuento no fue más que un vehículo para crear un mundo estético... esos visillos fantasmales bailando en el pasillo de piedra, las manos que brotan de las paredes para esgrimir candelabros que nunca se apagan, las estatuas que sonríen al paso de los amantes, el vuelo suspendido como una escena de Botticelli, el espejo que habla, la maraña negra y petrificada del bosque...Visualmente, estamos no ante un cuadro, sino ante una sucesión pictórica de escenografía viva y mágica que traslada simplemente a otro estado de la mente, aquel que absorbe la luz de la belleza pura sin cuestionarse su verdadera sustancia.

Tanta imaginería exquisita y onírica puede hacerte olvidar que en realidad, antes de que existiese el cine, existían los cuentos de hadas. Pero estaban ahí y aquellos que los narraban sólo utilizaron palabras para transmitirlas a través de los tiempos. Sobrevivieron a pesar de todo y eso nos enseña algo sobre la diferencia entre el nivel más esencial de la narración y la redundancia que supone el cine cuando intenta construir la imagen por encima del lenguaje. En "La Bella y la Bestia", el lenguaje ha sido desterrado: no sé si es un logro, pero aunque resulte una visión maravillosa, no es un cuento de hadas.
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41 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
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