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Polly, la chica del circo (1932)

Polly, la chica del circo
69 min.
5.3
21
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Sinopsis
Cuando Polly Fisher, una trapecista de circo, es herida en el desempeño de su trabajo, es llevada a la casa de un ministro cercano, John Hartley. Mientras se recupera, se enamoran, y en secreto se casan. Pero cuando la verdad se sabe, los rebeldes de la congregación de John rechazan tener a una mujer de circo como la esposa de su pastor, y él es despedido. Polly decide dejar a John, entendiendo que para él es demasiado sacrificio abandonar su vocación. Pero el destino interviene y reorganiza todos los planes. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Circo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Polly of the Circus
Duración
69 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
TINTINEO, CALIDEZ Y SEVERIDAD
Entre el tintineo de la comedia, la calidez del romance y la severidad del drama, la propuesta de A. Santell desarrolla un argumento distraído que sabe sazonar con fina ironía, diálogos interesantes y un permanente aroma de ingenuidad que resulta muy atractivo.
La película posee empaque, hechuras de obra importante, solidez narrativa y su interés no decae en ningún momento a pesar de la sencillez de su trama.
Hace gala de un ritmo adecuado, su estructura es homogénea, los detalles están cuidados y la ambientación consigue los efectos deseados.
Y además la interpretación de C. Gable, de C.A. Smith y de M. Davies posee contundencia y credibilidad.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Jezabel
A mí estas cintas precode ( todas las comprendidas en el periodo que va de 1930 a 1934) siempre me causan cierta fascinación, al margen de sus cualidades, por el tratamiento poco convencional que recibieron y la absoluta falta de restricciones que implicó la ausencia de la censura, que luego se implantaría, donde siempre tienes la seguridad de tropezar con motivos o temas algo escabrosos que, por su escasez en la época, las convierten en muy apreciables rarezas que siempre da gusto paladear.
Dicho esto, no es exactamente esta cinta el ejemplo más significativo de ellas ( las hay mejores y más polémicas, sin duda) pero cierto es que planea sobre ella cierto aire políticamente incorrecto ( sobre todo en su primera mitad) que la convierten en un caramelo de sabor ciertamente extraño y delicioso.
La historia comienza como una prometedora comedia, cuando una compañía circense recala en una pequeña ciudad de provincias y la estrella principal, la equilibrista Polly ( deliciosa Marion Davies), descubre consternada que los carteles anunciadores que muestran su figura en todo su esplendor, han sido censurados de manera burda, colocando insultantes calzones para cubrir sus piernas y convirtiéndola en el hazmerreír de la compañía.
Acudirá inmediatamente a la iglesia local que, sin duda, es la responsable de la ridícula censura pero allí se tropezará con un guapo y joven reverendo ( Clark Gable), con pinta de todo menos de reverendo, ni mucho menos de ser un mojigato censor.
Esa noche, en el circo, sufrirá un accidente al realizar su número acrobático y será trasladada a la casa del reverendo donde guardará reposo hasta su recuperación.
Esta premisa, un poco cogida por los pelos, será la excusa para el inicio de una historia de amor entre dos personalidades opuestas, provenientes de mundos encontrados, que deberán hacer frente a los prejuicios de un mundo fariseo que no verá con buenos ojos el idilio entre el hombre de Dios y la muchacha pecadora.
Toda esta primera mitad de la cinta funciona muy agradablemente. La presentación de la compañía circense es fascinante. El encontronazo de los dos protagonistas da pie a numerosos intercambios refrescantes y jugosos con escenas interesantes como cuando Davies busca en la biblia historias de amor subidas de tono mientras Gable hace lo propio con las frívolas revistas de ella con la palabra LOVE bien remarcada en su portada.
Desgraciadamente, la película no mantiene ese tono y se opta por darle una esencia melodramática en su segunda parte, muy acorde a las mentalidades de principios del siglo XX, donde se exige la sangre de la pecadora Jezabel para que demuestre que es digna de los puristas y fariseos que la rodean y que, vista ahora, causa bastante irritación, dando al traste con toda la travesura, frescura y modernidad con que apuntaba.
Marion Davies, magnífica en su papel. Clark Gable se nos muestra algo más apagado de lo que debiera. Tampoco se atreven mucho a mostrar un reverendo excesivamente rompedor y eso se nota en su pasividad. C. Aubrey Smith como obispo prejuicioso está muy bien también, así como también es de reseñar el papel del alcohólico sirviente de la casa que protagonizará una inquietante escena.
El conjunto es recomendable, más por lo que he señalado al principio de la crítica que por los resultados obtenidos al fin. Estas cintas siempre resultan curiosas de ver.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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