Bearn o la sala de las muñecas (1983)

Complicaciones argumentales aparte -algún cabo queda sin atar-, y una adecuación a la novela de Llorenç Villalonga a ratos discutible, la película deslumbra en determinados diálogos brillantes, creaciones acertadísimas de Fernando Rey y Amparo Soler Leal, y unos decorados vistosos, que realzan el encanto y el misterio de la finca mallorquina de "Raixa", que simula aquí ser la "Bearn". Un filme agradable, de aire distinguido, que sabe incorporar la tradición de Mallorca, y que arranca interesando para terminar agotando.

Curiosa película sobre la diferencia de clases de finales del siglo XIX. Las vidas de una familia noble y burguesa de Mallorca, las extrañas relaciones que mantienen entre ellos. Los protagonistas son un peculiar matrimonio interpretado brillantemente por Fernando Rey y Amparo Soler Leal, en un papel maravilloso. Un cura joven y huérfano que prefiere no saber cuales son sus orígenes, un jovencísimo Imanol Arias y un diablo en forma de mujer que interpreta a la perfección Angela Molina.

Ya habían trabajado juntos Fernando Rey y Angela Molina y por eso también me animé a ver esta rareza, ambos interpretaron a una de las parejas mas inolvidables del cine, Ese oscuro objeto de deseo, rodada unos años antes y en esta película parecen continuar con su amor, en otra época y en otro escenario.

El guion es un poco irregular, se cruzan varias tramas que no concluyen y se quieren tocar varios temas que se acumulan la ultima parte de la película. Por lo demás es interesante la decadencia de nos muestra la película, las incipientes revueltas sociales en un mundo que empezaría a cambiar.
La visión de las diferencias sociales es anacrónica, pero aun existe en nuestros días, aun con mas de 20 años que llevamos del sigo XXI existen ducados, marquesados y otros títulos nobiliarios que provienen de la edad media y que se heredan por consanguineidad, tiene tanto sentido como si siguiera vigente el derecho de pernada.
Somos producto de nuestro pasado y familias como los Bearn todavía existen y están por encima de el vulgo.