Carretera 301 (1950)

Steve Cochran después de salir con las patas por delante en Al rojo vivo hizo Carretera 301. En aquella era un don nadie enamorado de la chica del jefe. Aquí es el prota y el que atiza más fuerte. Debe ser por no llevar el ridículo bigote de Acosados. Carretera 301 después de un empiece moralizante arranca con fuerza. La fuerza de los ladrones es matar a sangre fría. Roban todo lo que pueden aunque sea dinero falso. Carretera 301 está rodada minuciosamente para no dejar ningún cabo suelto. Será por haber sido un hecho real. La escena del Taxi debería estar en las escenas más grandes del suspense. Por esa escena y por mucho más Carretera 301 es un clásico del cine negro. Claro que si ves las votaciones te das cuenta que la miel no está hecha para semejantes paladares. Oing, Oing, Oing.

La policía busca por todos los medios posibles dar con el paradero de una banda de ladrones y asesinos que tiene atemorizado a todo el país.
Notable película de Andrew L. Stone, seca, directa y sin concesiones a la galería. Muy bien dirigida y mejor montada cuenta con el ritmo adecuado, una espléndida puesta en escena y unas interpretaciones convincentes. Le sobran, a mi parecer, las presentaciones cargadas de moralina del principio y el tono documental de toda la cinta.
George Legenza, el jefe de la banda (excelentemente interpretado por Steve Cochran), es, por encima de todo, un auténtico cobarde. Hay dos tipos de cobarde: el que asume que lo es y el que se cree un valiente. Legenza se cree duro, inteligente y valiente. Sí… es duro con las mujeres y los débiles, es inteligente porque es el menos tonto de la banda y es muy valiente con el arma en la mano. Se cree tan valiente que cuando uno de la banda le recrimina por matar a un guardia desarmado le suelta: “¡Cállate cobarde!” y seguro que para sus adentros ya está pensando en partirle las piernas a alguna anciana desvalida o en robarles caramelos a los niños. ¡Qué machote! ¡Qué valiente!