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Las fantasías de Lila (2004)

Las fantasías de Lila
89 min.
6.8
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Sinopsis
Lila tiene dieciséis años, ojos inocentes y belleza de ángel, así que cuando pregunta con vocecita suave: "¿Quieres mirar debajo de mi falda?", el efecto que causa es devastador: sensualidad con mayúsculas. Lila, que acaba de mudarse con su extraña tía a un barrio pobre de mayoría árabe, conoce a Chimo, un niño tranquilo y con talento literario. Chimo y Mouloud son los líderes de la banda local. Lila se dedica a jugar con Chimo, a aturdirlo con promesas vagas y lenguaje procaz. Mouloud entra también en el juego, pero es más rudo que su amigo y mucho menos manipulable que él. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Adolescencia Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Lila dit ça
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Reino Unido;
Links
Premios
2004: Festival de Gijón: Mejor guión y Mejor actor (Mohammed Khouas)
2005: Festival de Sundance: Nominada a Premio del Jurado - Película (World Cinema).
2005: Premios Satellite Awards: Nominada a Mejor película internacional.
"La protagonista encarna al erotismo en estado puro, ese que prefiere sugerir antes que mostrar y que arrastra las pasiones hasta límites casi enfermizos (...) Lo mejor: el placentero paseo en motocicleta (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)"
[Fotogramas]
10
7
Positiva
2
Neutra
1
Negativa
8
Porque sueño...
La aparición fugaz en la primera secuencia de Lila dice de la cubierta de “L´avalée des avalés” -la mítica novela de Réjean Ducharme tan determinante en Léolo, obra maestra, hermosa y terrible a un tiempo de Lauzon- supone toda una declaración de motivos de este segundo largometraje del libanés Ziad Doueiri. “L´avalée...”, “Léolo”, “Lila...”..., la necesidad crucial de reinventarse para escapar de un entorno demoledor, para modificar los márgenes presuntamente ineludibles del destino. La reivindicación radical, en los tres títulos, de la palabra como elemento redentor.
Léolo -aquel chaval enfrascado en el desesperado intento de mantenerse alejado de la locura que destruye a cada miembro de su familia, a base de construir una biografía personal situada en las antípodas de la miseria, de la escatología asfixiante, del miedo- encontraba el primer escalón de la dificultosa rampa hacia una vida mejor en “L´avalée...”. Chimo, el coprotagonista de Lila dice, apunta también tácitamente, con ese mutismo que le caracterizará durante prácticamente toda la película, el potencial liberador del título del escritor franco-canadiense.
Si Léolo vive en los suburbios de Montreal, el mundo de Chimo, el joven árabe nacido en Francia, se encierra en un barrio marginal de Marsella, en uno de esos escenarios de la cólera vivida en Francia en los últimos meses: ya saben, enfrentamientos, fuego, destrucción y autodestrucción, reivindicación de un yo excluyente en la presunta cuna de la integración. Si Léolo encontraba su guía en “el domador de versos” -el personaje magnífico que rescataba de los contenedores de basura las palabras escritas, las imágenes capaces de transmitir ternura, conciencia, amor-, Chimo hallará ese aliado insólito en una bellísima adolescente, recién aterrizada en su mundo, acoquinado por un machismo rampante, por la zafiedad, por la fácil tentación de arrojar sobre los otros cualquier atisbo de responsabilidad.
Lila muestra su capacidad insólita de expresar su sexualidad, sus fantasías y fantasmas. Conoce la virtualidad liberadora del erotismo, el impacto de decir aquello que nadie dice, de establecer retos infinitamente más allá de los límites que dicta la moralina imperante no sólo, por supuesto, en la cultura islámica; de despertar en el otro la llama vivificante del deseo. “Me gusta tu mirada cuando te hablo”, terminará confesando a su elegido.
En su construcción de Lila dice, Doueiri introduce -como hacía en West Beirut, su opera prima- vivencias personales, recuerdos de juventud y la terca determinación de enfrentar una indomable vitalidad a la marea aparentemente irresistible de la barbarie.
¿No está Lila legitimada, como lo estaba Léolo, para declarar “porque sueño, no lo soy”?.
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25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Lila y Chimo
Segundo largo de Ziad Doueri ("West Beirut" 1998). Rodado en Marsella y en estudio, se basa en la novela "Lila dit ça" (1996), de Chimo. Obtuvo 2 premios en Gijón (actor y guión). Fue nominada al Premio del Jurado en Sundance y a mejor película extranjera en los Sattellite Awards. Se estrenó el 26-I-2005.

La acción tiene lugar en Marsella en 2004. Narra la historia de amor de Lila (Vahina Giocante), de 16 años, ojos azules, cabello rubio, cara angelical y seductora belleza, y de Chimo (Mohammed Khouas), de 19 años, de origen árabe, nacido en Francia, soñador, aficionado a escribir, tranquilo y apuesto. Lila y su tía (discapacitada mental) se han trasladado hace unos meses al barrio de Chimo, de mayoría musulmana. Su atractivo y desenvoltura ocultan una historia que se desvela progresivamente.

La película describe con acierto la vida de un barrio en el que los jóvenes, con dificultades para encontrar trabajo, viven en una situación preocupante de riesgo de marginación y delincuencia. Se hace referencia, desde un segundo plano, a conflictos raciales, al miedo a la diferencia, a la búsqueda de refugios en la exaltación de la propia identidad y a las escasas oportunidades de inserción laboral y social de los jóvenes franceses, de origen árabe, de segunda generación. La película se centra en la historia de amor de dos adolescentes, de la que Chimo es el narrador: explica cómo ve y entiende su relación con Lila, sensual, fascinante y provocativa, que juega con su poder de seducción, inmersa en un mundo de fantasías eróticas adolescentes. Su expresión corporal y verbal, atrevida y seductora, aturde a Chimo, que no entiende por qué se ha fijado en él, mientras le asaltan dudas, temores y angustias, que contrastan con la espontaneidad, naturalidad y locuacidad de Lila. La obra contiene dos secuencias memorables: la provocación en el columpio y el paseo de la pareja en motocicleta.

La música es de Nitin Sawhney, que aporta una composición vibrante y emotiva, con ecos árabes, franceses y polacos. Destaca la composición que acompaña la escena del paseo en moto. La fotografía ofrece imágenes luminosas y coloristas, de intenso sabor mediterráneo. En busca de la luz mediterránea, la acción se trasladó de París a Marsella. La cámara, muy ágil, se mueve con osadía, como en la triple vuelta de 360' que sigue el volteo de Lila alrededor de Chimo, mostrando lo que ven sus ojos (cámara subjetiva). El guión desarrolla una narración fresca y deliciosa. Apuesta por la sugerencia, dosifica el suspense y hace uso de un humor cálido. La interpretación de Lila desborda naturalidad y espontaneidad. Khoudas, en su debú en cine, cumple con corrección. La dirección, con una puesta en escena naturalista, crea una obra fascinante, llena de encanto y rica en sugerencias.

La película narra una historia profundamente humana, joven y vitalista. Es un placer para disfrutar, gozar y recordar.
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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