Siniestra cacería (TV) (1979)

Richard Lynch fue un actor muy habitual en cine y televisión de finales de los 70 a principios de los 90. Su rostro era un imán, te atrapaba. Un rostro cicatrizado. A finales de los 60 y drogado con LSD, el propio actor se echo un bidón de gasolina por encima y le prendió fuego. Resultado: 70 % de quemaduras en todo su cuerpo. Sin embargo, tamaña desgracia le dotó de una faz difícil de olvidar y que le abrió las puertas del séptimo arte.

Lo suyo siempre fueron los villanos, siendo su papel en "Cromwell, rey de los bárbaros" uno de los más aclamados. Pero trabajó mucho en televisión, en series y telefilmes, así como en producciones cinematográficas, generalmente de la Cannon, en las que era ese personaje siniestro e inquietante. Los que lo recordamos de aquellos años, siempre apreciamos su excelente trabajo.

Siniestra Cacería (AKA Vampire) es uno de esos maravillosos telefilmes setenteros de misterio y terror. Una gran década con obras como los telefilmes El Diablo sobre ruedas, Killdozer, Kolchak y unos cuantos más. Tiene pinta de episodio-piloto, por tener un final abierto. Un vampiro emerge de un solar en construcción en una aterradora y logradísima secuencia. Es Lynch. Pronto lo veremos, elegante, con ese rostro extrañamente bello, nariz y ojos de rapaz, perfecto para encarnar a un conde húngaro, finolis, extremadamente culto, bon vivant y degustador de los más selectos cuellos de bellas mujeres, aunque si hay hambre, también se merienda señores. No hay problema. Y extremadamente vengativo. Lynch construye un vampiro a su medida, y disfruta interpretándolo. Se nota.

Junto a Lynch buenas interpretaciones de sus némesis, encarnadas por Jason Miller - que no salía de lo sobrenatural- y del siempre resultón E.G.Marshall. El guión tiene bastantes atajos acomodaticios. El vampiro se entera de las debilidades de sus rivales con suma facilidad. El director, EW Swackhamer, cumple notablemente. Fue el que dirigió el episodio piloto de la serie setentera de Spider-man. Aquí se luce, jugando con ruinas, sótanos lóbregos y mal iluminados. Un aire a lo "El misterio de Salem's Lot" que también es de aquel año, aunque no se cual fue primero. Parece que 1979 era el año internacional del vampiro, ya que también se estrenó "Drácula" de John Badham, con Frank Langella, junto a "Nosferatu" de Herzog y la comedia "Amor al primer mordisco".

Un interesante telefilme. Y disfruten del gran Lynch. Lo merece.