Días extraños (1995)

Es muy curioso ver ahora esta película, en su momento era un film sobre el futuro, y la verdad nada halagüeño. El mundo era un lugar sucio, apocalíptico y deprimente. Lo dice uno de los personajes, el mundo se va a acabar en el 2000 porque ya se ha hecho todo, no se podrá inventar nada nuevo.

Lo más escalofriante de todo es que en cierta manera el film acertó en su visión e incluso en el desarrollo de ciertas tecnologías que entonces parecían de ciencia ficción y hoy se nos muestran como aterradoramente reales.

Frente a esto se erige uno de los personajes más carismáticos que uno pueda recordar y que, no en vano, motivó ponerme este nombre en Filmaffinity. El señor Lenny Nero, hombre de dudosa moral, auténtico looser de la vida, romántico empedernido y citando a la película otra vez capaz de nadar en una piscina de mierda sin que ésta le salpique.

Nos encontramos ante una pelicula de acción, sí, pero que no abusa de el espectáculo gratuito, no sólo hay persecuciones y tiros, también hay un estudio profundo sobre las relaciones humanas, el control de los medios y una crítica de fondo hacia la sociedad hacia la que nos encaminamos.

Todo ello rodado con un estilo vigoroso, sin que llo signifique que se desprecien los diálogos. Además alterna momentos de filmación clásica con otros donde se aprecia un novedoso estilo de perspectiva en primera persona y que además va en consonancia con el argumento de la trama.

Quisiera añadir que esta crítca la quería hacer desde hace mucho tiempo, pero ha sido gracias a la insistencia del magnífico crítico de FA Jim Kazama que me he decido a hacerla; posiblemente sin sus ánimos y apoyo no se hubiera realizado jamás. Muchas gracias.

Lo mejor: Lenny Nero (el personaje, no soy tan egocéntrico)
Lo peor: Que pasó totalmente desapercibida en su día.

La verdad es que Dias Extraños es una película que me cautivó de principio a fin, he de reconocer que quizá halla en ello un gusto muy particular mío, y es el de los personajes perdedores, esos perdedores que hemos visto mil veces en el cine, habitualmente detectives, con el cigarro en una mano, y la copa en la otra, ese tipo de personajes me encanta más propio del cine negro que del de ciencia ficción, y Ralph Fiennes, en esta ocasión lo borda.

El argumento supongo que lo conocereis todos, una serie de crimenes, son grabados mediante un programa, que hace sentir al que lo usa lo mismo que al que realizó la acción.

El argumento en realidad es lo de menos, no está mal, pero es lo de menos, es un Mc Guffin, lo que importa son los personajes y esa atracción que mantienen sobre el espectador.

El detective-perdedor, al que todo le sale mal, y que zarandeado de un lado a otro buscando respuesta, la ex-novia stripper de la que el perdedor sigue locamente enamorado, el amigo fiel, la chica que ayuda al perdedor...

Todo un entramado de personajes, que encajan como un guante en mundo futurista semisuburbial, con ese trasfondo de bajos fondos, que tanto gusta del cine negro. Y es eso lo que me gusta de esta película, como mezcla las tramas del cine negro con las de ciencia-ficción, de una manera brillante, por qué si, la trama, tras algunos ajustes, podría haberse llevado en el presente, sin necesidad de irnos a la ciencia ficción, pero... No sería lo mismo, los personajes cogen un sentido determinado en el contexto en el que están, en esta ocasión el mundo futurista no es una excusa, sino que es el engranaje que dota de sentido a los personajes del film.

En fin, os lo recomiendo a todos los amantes de la buena ciencia-ficción, y a aquellos que le guste las estéticas comic o post-modernillas