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Labios sellados (1957)

Labios sellados
96 min.
6.9
369
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Sinopsis
El coronel William Edwards, del Ejército de los Estados Unidos, está a punto de finalizar los interrogatorios a las personas implicadas en un supuesto caso de traición y colaboracionismo durante la guerra de Corea (1950-1953). (FILMAFFINITY)
Género
Bélico Drama Drama judicial / Abogados/as Ejército Guerra de Corea
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Time Limit
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1957: Premios BAFTA: Nominada a mejor actor extranjero (Richard Basehart)
8
Códigos y ética, siempre en guerra.
Único e impresionante film dirigido por el legendario Karl Malden, (El rostro impenetrable, 1961), dueño de una brillante carrera como actor en la época dorada de Hollywood. Tan solo dirigió otro film más (no acreditado), aunque más bien finalizo el rodaje, de “El árbol del ahorcado” de 1957.
Film rodado en clave de juicio moral y que pone de relieve los conflictos de intereses entre el código militar y la ética moral, cuando estos se dan en un Major del ejército norteamericano, preso en un campo de prisioneros de guerra en Corea del Norte durante el conflicto coreano (1950-53). El tomar una difícil elección, que además suponga la perdida de reconocimiento y status, tanto social como militar, arriesgando un consejo de guerra en el caso militar y al rechazo, en lo social, hace dudar que cualquiera de ellas fuese la correcta. Aunque uno al final lo tenga muy claro.
Dura, con fuerte carga dramática, el film, a mi juicio puede considerarse uno de de los mejores en cuanto a la guerra de Corea se refiere.
La elección de los actores tiene mucho que ver en el gran trabajo hecho con este film.
Encabeza el elenco, el brillante Richard Widmark, (Situación desesperada,1950), en una contenida actuación, compartiendo con el irregular pero en este trabajo muy correcto, Richard Basehart (Moby Dick,1956). Completan el cartel el siempre eficaz Martin Balsam, (12 hombres sin piedad,1957), como el sargento Baker, Carl Benton (Drama en presidio,1950) en el papel del general, y un aquí atormentado y jovencísimo Rip Torn, años más tarde el malo-malísimo de “El señor de las bestias” (1982).
Recomendable a todas luces para cualquier cinéfilo, pero sobretodo a los aficionados de los dilemas morales. Una pena que no le diese a Karl Malden por ponerse detrás de la cámara más a menudo.
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26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una joyita poco conocida
De vez en cuando se encuentra uno con joyitas cinematográficas de las cuales parece que nadie se ha enterado y que al verlas resulta una sorpresa que no sean más populares o no hayan sido reconocidas con montón de premios.
“Time Limit” es una de esas joyitas ocultas. Con guión creado a partir de una exitosa obra de teatro presentada en Broadway allá a principios de los 1950s, esta película representa el único intento en la silla del director del gran actor Karl Malden.
La estructura teatral se nota de inmediato: la mayoría de la cinta transcurre en las claustrofóbicas oficinas del ejército de los Estados Unidos, donde se realizan las audiencias preliminares a una corte marcial contra el Mayor Harry Cargill (Richard Basehart) acusado de colaborar con el enemigo mientras se encontraba prisionero en el campo Gee-Gee en Corea del Norte. El encargado de tal proceso es ni más ni menos que Richard Windmark, quien sospecha que hay algo oculto detrás de la flagrante confesión de culpabilidad de Cargill. Cuando su insistencia logra descubrir la verdad detrás del caso, se ponen en evidencia duras cuestiones éticas que siguen siendo actuales, no solo en el ámbito militar sino en el general.
El máximo valor de la película –sin menospreciar el guión y otros elementos técnicos- es la solidez presentada por todos y cada uno de los actors involucrados: Richard Windmark excelente como siempre, nos comunica sin problemas la frustración de su personaje, su deseo de ser objetivo pero también su naturaleza profundamente compasiva.
Richard Basehart a su vez borda con maravillosos pequeños detalles la complejidad de Cargill; al principio lo tomamos por un tipo soberbio y nefasto que solamente le está hacienda la vida difícil al resto de los personajes (incluyendo su esposa) en su necedad de declararse culpable y su total indiferencia ante el caso. Después, nos vamos dando cuenta de su stress, su tortura interna, su absoluta decepción de la naturaleza humana y su propia culpabilidad mordiente.
Al final, se nos revela como un personaje digno de simpatía y compasión.
El resto del elenco está completamente a la altura de los dos grandes Richards.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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