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Al este del Edén (Miniserie de TV) (1981)

Al este del Edén (Miniserie de TV)
480 min.
6.3
59
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Miniserie de TV dividida en tres episodios. Adaptación de la novela de Steinbeck, que ya había sido llevada al cine en 1955 por Elia Kazan. Crónica de las venturas y desventuras de dos familias durante tres generaciones, desde la Guerra de Secesión norteamericana (1861-1865) hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918). (FILMAFFINITY)
Género
Serie de TV Drama Miniserie de TV Melodrama Vida rural (Norteamérica)
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
East of Eden
Duración
480 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de John Steinbeck
Premios
1981: Emmy: Mejor dirección artística. 4 nominaciones, incluyendo mejor miniserie
1981: Globos de Oro: Mejor actriz en miniserie o película para TV (Jane Seymour)
7
Cathy Ames Seymour
Que conste que soy un fanático de película de Elia Kazan, que me parece una absoluta maravilla. Es más, diré, por si queda alguna duda, que es uno de los escasos 30 dieces que llevo puestos (de más de 1250 películas que llevo votadas).

Sin embargo, lo mismo que hay que reconocer que aquella era una monumental película, hay que decir que es una pésima adaptación de la novela de Steinbeck: completamente infiel tanto al espíritu y como a la letra de la obra. Y es que la versión fílmica de “Al este del Eden” comete, a mi juicio, dos pecados imperdonables. El primero es mutilar la friolera de las dos terceras partes del relato original y centrarse en el tercio final de la misma, que no es, ni mucho menos, la parte más disfrutable del mismo. El segundo, y ya directamente es criminal, es dejarnos huérfanos (y nunca mejor dicho) de la verdadera protagonista de la obra, que, para más inri, es uno de los personajes más fascinantes e inolvidables de la historia de la literatura universal... Porque ¿alguien se imagina una adaptación del Quijote en la que sólo se mencionase de pasada a Alonso Quijano? Pues eso es exactamente lo que Kazan, increiblemente, hizo con Cathy Ames, un personaje que se come el sólito el 70% de la trama original y a cuyo lado Aarón, Adán o el mismísimo Cal son simples e irrelevantes hormiguitas.

Para quien no haya leído la novela (¿a qué cojones esperas?) y se haya quedado con la muy edulcorada visión cinematográfica, diré que Cathy Ames es el Mal absoluto. Aquello tan socorrido de Grandísima Hija de la Gran Puta se queda aquí sumamente insuficiente. Probablemente, se trata del personaje más odioso, perverso y amoral de la historia de la literatura universal: una verdadera psicópata (esta sí y no los estereotipos como Aníbal Lecter) incapaz de sentir, no ya amor, sino el más mínimo afecto por nadie, dominada por el más desmesurado egoísmo y capaz de cometer los más espantosos crímenes sin perder su gélida sonrisa. Si además os cuento que Steinbeck nos dice que semejante monstruo estaba dotado de una extraordinaria belleza y de dos enormes ojos almendrados de mirada hipnótica, os haréis una idea de hasta que punto el personaje es una perita en dulce cuyas andanzas resultan más adictivas que la cocaína.

Pues bien, sin duda, esta estupenda serie (que, a pesar de ciertas deficiencias, no dudo en recomendar) corrige estos dos grandes errores. Por un lado, es infinitamente más fiel al texto y nos devuelve todo aquello que nos quitó la película de Kazan, contándonos el verdadero origen de historia (que se remonta a medio siglo antes). Además, y se agradece, restituye a casi todos aquellos inolvidables personajes secundarios que el lector, inevitablemente, echará de menos. Pero, sobre todo, el gran mérito de esta adaptación es mostrarnos a la verdadera Cathy. ¡Y qué Cathy!...

Los que recuerden a Jane Seymour por su insulso papel de doctora Quinn, mucho me temo que van a caerse de culo ante su apabullante (y casi intolerable) interpretación: es, sin duda, la mejor Cathy imaginable: tan perfecta que eriza el cabello. Es difícil creer hasta que punto es capaz de meterse en la piel semejante tiparraca: la Seymour, en un verdadero estado de gracia, transmite la más pura maldad y perversidad con cada movimiento, gesto o mirada. Os recomiendo ver la serie con una manta o un buen jersey de lana: cada vez que sale en pantalla hace descender 10 grados la temperatura de la habitación. De hecho, se cuenta (leyenda urbana o no) que la propia actriz tuvo que abandonar la proyección de una de sus escenas porque sintió miedo de sí misma. Si a eso añadimos que por entonces, a sus treinta años, la belleza de esta chica Bond tenía poco que envidiar a la de su personaje, el resultado sólo puede describirse como espectacular: un Globo de Oro de lo más merecido y, sin duda, de no haber sido por el formato, se hubiera merecido el Oscar.

Cabe destacar tambien la bellísima e inolvidable banda sonora de Lee Holdridge, de un lirísmo casi lacrimógeno y que ha sido canibalizada (muy comprensiblemente) miles de veces posteriormente.

Por desgracia, la serie, y a pesar de todo lo dicho, sigue sin estar a la altura de lo que Steinbeck se merece. Las intenciones son buenas, pero peca de cierta pobreza en la puesta en escena y de falta de ritmo. Por otro lado, las interpretaciones, dejando aparte a Seymour, son algo grises. Se hecha de menos el dinero, el reparto y la dirección que hubiera merecido una verdadera producción cinematográfica.


Con todo, estupenda.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El edén es Jane Seymour.
Gran adaptación de la novela homónima de John Steinbeck.

Estupenda las actuaciones de la guapísima Jane Seymour a pesar del oscuro personaje al que le da vida y del padre de los Bridges, Lloyd, en una actuación memorable.

Mi valoración un 7 para este clásico.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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