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Dos o tres cosas que yo sé de ella (1967)

Dos o tres cosas que yo sé de ella
95 min.
6.6
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Sinopsis
Tomando como punto central las vivencias de Juliette, una mujer casada y con dos hijos que trabaja como ama de casa de día y prostituta por la noche, Godard realiza una especie de documental dramatizado sobre las vidas, las sensaciones, los personajes y los caracteres que pueblan el llamado nuevo París de los años 60. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Nouvelle vague Prostitución Historias cruzadas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
2 ou 3 choses que je sais d'elle
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Historia de Juliette
Decimotercer largometraje de Godard, penúltimo de su primera etapa. Escrito por Godard, se inspira en un artículo publicado en "Le Nouvelle Observateur" (23-III-1966), de Catherine Vimenet, y en el relato breve “Le signe” (1886), de Guy de Maupassant. Se rueda en exteriores y escenarios reales de Paris y su área metropolitana. Producido por Anatole Dauman y Raoul Lévy, se estrena el 17-III-1967 (Francia).

La acción tiene lugar en Paris a lo largo de una jornada de 24 horas del mes de agosto de 1966. Juliette Jeanson (Vlady), casada con Robert (Montsoret), es madre de un niño y una niña de corta edad, se encarga del trabajo doméstico y de la administración familiar. Para poder llegar a fin de mes, trabaja como prostituta en sus ratos de ocio acompañada de su amiga Marianne (Duperey). Juliette es atractiva, reservada, hermética y se siente desilusionada por la monotonía y el vacío de su vida. Robert trabaja como mecánico de coches, presta sus servicios como asalariado, es de izquierdas y radioaficionado.

El film hace uso de un estilo narrativo próximo al de un documental de TV. Se apoya en planteamientos ideológicos partidistas y en un estilo estilizado y depurado. Se sirve de la voz de un narrador (Godard), que presenta y desgrana observaciones e interrogantes sobre la realidad de la vida de una familia asalariada, de clase media, residente en el área metropolitana de Paris en 1966, poco antes del mayo francés (1968). El narrador susurra la exposición, invitando al espectador a adoptar una actitud reflexiva. Resulta interesante comparar el film con el dedicado por Godard al análisis de la juventud francesa de los 60 ("Masculino, femenino", 1966). El discurso que desarrolla Godard, de 35 años, es apasionado, irónico y radical.

Una de las principales cuestiones que preocupan al realizador es la guerra de Vietnam. A ella se añaden cuestiones paralelas como la amenaza de una guerra nuclear, la carrera de armamentos, la insensibilidad sobre estos temas de gran parte de la sociedad y de la resignación que ante ellos muestran muchos. Le preocupa, también, la configuración de la moral predominante (la burguesa) que subvierte, en su opinión, la jerarquía natural de los valores y eleva el poder del dinero a la cúspide de los principios inspiradores de la conducta individual y colectiva. Contrapone a la moral burguesa una propuesta de moral intelectual que queda sólo esbozada. Le preocupa, además, el desarrollo acelerado del mundo industrial, que trasmite a la población falsos mensajes de prosperidad y bienestar.

El film muestra con delectación el frenesí de la construcción, la profunda transformación del paisaje que impone y el altísimo nivel de ruidos perturbadores e intempestivos que produce. Le preocupa, sobre todo, el consumismo creciente, al que se ve abocada la población, impulsada por estímulos engañosos.
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30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Café solo
Un café humeante donde se disuelve un terrón de azúcar se asemeja a un universo encendido en el que se inicia la vida a partir de burbujas reflexivas y calles abarrotadas. En ellas encontramos a Paris y a Juliette, ambas mujeres atareadas con hijos y prostitutas ocasionales, protagonistas indiscutibles y compartidas, una ciudad y una ciudadana que no resisten una sin otra.

De repente llegan los carteles informativos, las palabras sueltas que buscan un significado para la ladina existencia de Juliette, los testimonios de vivencias anónimas de la gente que se cruza con ella y con su ciudad, la guerra de Vietnam, la destrucción masiva del entorno, los objetos más cotidianos, los susurros existencialistas y silenciosos entre murmullos elevados de la rutina diaria y los relatos de pensamientos atrapados en el tiempo sin caducidad aparente.

Intencionalmente nos muestra otra visión de una ciudad amada que cambia y se bloquea, con una mujer que deambula en su interior a la que contemplar sin reparos en horas en las que simplemente está y otras en las que no decide sobre su futuro y el mismo ser.

La imprecisión mejor calculada de la vida, los detalles que conforman pequeños guiños siempre patentes tras Godard y su ojo fílmico.

De ella admiramos dos o tres cosas que sólo él conocía.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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