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- En 1916. Bill y Abby, una joven pareja, deciden abandonar la pobreza y la dura vida de Chicago. Acompañados de Linda, la hermana de Bill, viajan hacia los grandes campos de trigo de Tejas, donde encuentran trabajo como braceros en una granja. Recogida la cosecha, el joven y apuesto patrón, al que hacen creer que los tres son hermanos, les pide que se queden porque se ha enamorado de Abby. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Vida rural (Norteamérica)
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1978 / Estados Unidos
- Título original:
- Days of Heaven
- Duración
- 94 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Links
Premios
Trigo y miseria
5 de octubre de 2007
Con un estilo muy peculiar basado en un lírico componente visual, sin necesidad de líneas y líneas de diálogo, el cine de Malick puede resultar difícil de digerir a primera vista, pero una vez se entra en su juego, el talento de este director se hace más atractivo. Utiliza de manera magistral a sus personajes para mostrar sus inquietudes y emociones al espectador, centrándose en su interacción con la naturaleza e imprime en sus obras una atmósfera de melancolía y tristeza.
Días del cielo posiblemente su película más redonda. Narra como dos amantes deciden abandonar la pobreza y la dura vida que llevan en Chicago. Viajan hacia las zonas cerealistas de Texas donde encuentran trabajo como jornaleros en una granja e intentan engañar a un rico terrateniente para heredar su fortuna.
Malick realiza una interesante reflexión sobre la miseria y cuenta para ello con una una bella banda sonora compuesta por el maestro Morricone y una impresionante fotografía del español Néstor Almendros, por la que obtuvo el Oscar. Un orgasmo visual marcado por campos de trigo y siluetas dibujadas por la luz del ocaso del Sol y que atesora escenas memorables, como la plaga de langostas.
Días del cielo posiblemente su película más redonda. Narra como dos amantes deciden abandonar la pobreza y la dura vida que llevan en Chicago. Viajan hacia las zonas cerealistas de Texas donde encuentran trabajo como jornaleros en una granja e intentan engañar a un rico terrateniente para heredar su fortuna.
Malick realiza una interesante reflexión sobre la miseria y cuenta para ello con una una bella banda sonora compuesta por el maestro Morricone y una impresionante fotografía del español Néstor Almendros, por la que obtuvo el Oscar. Un orgasmo visual marcado por campos de trigo y siluetas dibujadas por la luz del ocaso del Sol y que atesora escenas memorables, como la plaga de langostas.
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131 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
PAISAJE CON FIGURAS (pequeñas)
8 de mayo de 2008
En su mayor parte, esta película consiste en paisajismo majestuoso, obra de Néstor Almendros, el traductor de la luz.
Las inmensas llanuras cereales de Texas; los profundos cielos blanquiazules; el sol, la nieve, las tormentas… Dimensiones colosales, exploradas con reverencia y tacto infinitos.
Hay evocaciones:
-Campesinos rezadores (Millet).
-Casa vertical aislada contra el cielo en un páramo (Hopper).
-Trigales despeinados por el viento (Van Gogh).
-El mundo amarillo de Christina (Wyeth).
Pero Almendros trae de primera mano el espacio, repleto de luz palpitante. Lo principal se cuenta en imágenes, lo lee la vista en los crepúsculos, los incendios, los dibujos del agua, la memorable secuencia de las langostas...
Malick fue bracero antes que profesor de filosofía y cineasta, y dirige la recreación de esa dura vida, en bellas estampas de las labores agrícolas, con gusto a epopeya.
En medio de ese paisaje, y en el marco social de un rancho al que cada temporada llegan centenares de braceros, ocurre una historia particular, un tenso triángulo, un ciego huir de la pobreza, para cuyo relato no encuentra distancia adecuada la película. Lo orilla, lo trata desde lejos, con extraña y superficial languidez, y la aproximación desde la narración infantil resulta incompleta.
Esa flojedad, que rebaja el efecto extasiante de la maravillosa fotografía, se nota en cuanto el paisaje no es protagonista y toca turno a los actores:
-Sam Shepard: siempre solvente, consigue algo de tensión dramática cuando interviene, pero el guión no colabora.
-(Robert Wilke, aparte; autor de una mirada antológica que significa: 'Si quieres seguir en el mundo de los vivos, guárdate de tenerme por enemigo'.)
-Brook Adams: desorientada, falta de dirección.
-Richard Gere: vuelva en septiembre.
En “Días del cielo” lo visual tiene una importancia grandiosa, y es lo que merece toda la atención. Lo demás palidece, se queda en un justo segundo plano.
Las inmensas llanuras cereales de Texas; los profundos cielos blanquiazules; el sol, la nieve, las tormentas… Dimensiones colosales, exploradas con reverencia y tacto infinitos.
Hay evocaciones:
-Campesinos rezadores (Millet).
-Casa vertical aislada contra el cielo en un páramo (Hopper).
-Trigales despeinados por el viento (Van Gogh).
-El mundo amarillo de Christina (Wyeth).
Pero Almendros trae de primera mano el espacio, repleto de luz palpitante. Lo principal se cuenta en imágenes, lo lee la vista en los crepúsculos, los incendios, los dibujos del agua, la memorable secuencia de las langostas...
Malick fue bracero antes que profesor de filosofía y cineasta, y dirige la recreación de esa dura vida, en bellas estampas de las labores agrícolas, con gusto a epopeya.
En medio de ese paisaje, y en el marco social de un rancho al que cada temporada llegan centenares de braceros, ocurre una historia particular, un tenso triángulo, un ciego huir de la pobreza, para cuyo relato no encuentra distancia adecuada la película. Lo orilla, lo trata desde lejos, con extraña y superficial languidez, y la aproximación desde la narración infantil resulta incompleta.
Esa flojedad, que rebaja el efecto extasiante de la maravillosa fotografía, se nota en cuanto el paisaje no es protagonista y toca turno a los actores:
-Sam Shepard: siempre solvente, consigue algo de tensión dramática cuando interviene, pero el guión no colabora.
-(Robert Wilke, aparte; autor de una mirada antológica que significa: 'Si quieres seguir en el mundo de los vivos, guárdate de tenerme por enemigo'.)
-Brook Adams: desorientada, falta de dirección.
-Richard Gere: vuelva en septiembre.
En “Días del cielo” lo visual tiene una importancia grandiosa, y es lo que merece toda la atención. Lo demás palidece, se queda en un justo segundo plano.
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