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Doctor G y su máquina de bikinis (1965)

Doctor G y su máquina de bikinis
88 min.
4.6
155
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
El doctor Goldfoot ha inventado una increíble arma: unos robots bikini programados para buscar hombres adinerados y engatusarlos hasta que entregan sus fortunas. Craig Gamble y Todd Armstrong son los encargados de detener al malvado villano. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Ciencia ficción Robots
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Dr. Goldfoot and the Bikini Machine
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Beach Party
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6
Simpática, agradable, sigue teniendo un pase en el siglo XXI
Simpática comedia, dirigida con alegría por Norman Taurog, todo un artesano del viejo Hollywood y que en el cine cómico tuvo sus mayores logros.
Aquí, sobre todo si se ve en los años sesenta, cuando se hizo, tiene imaginación y fantasía, así como un humor delicadamente ingenuo, con gags verbales y físicos.
Si se ve ahora, en pleno siglo XXI, como he he hecho yo, pues esta comicidad está un poquito trasnochada, pero sigue siendo más o menos divertida y agradable de ver, con estupenda fotografía y guapas actrices.
Que todavía tiene su pase, vaya. Sigue resultando agradable y se pasa bien el rato. Suficiente para mi.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Tiene su encanto, pero la película es más bien mala.
Una tonta e intrascendente comedia que pretende satirizar la crecientemente exitosa saga Bond y algunos de sus elementos distintivos (mujeres ligeras de ropa, villanos extravagantes, y cubiles subterráneos llenos de gadgets).

Protagoniza el cantante melódico Frankie Avalon, que por entonces estaba embarcado en una sucesión de juveniles comedias playeras donde la palabra "beach" (playa) figuraba siempre en el título. Sospechaba pues que esta peli sería tirando a mala, pero no imaginaba que tanto. Aunque el diseño de producción es notable, cuenta con un argumento tan estúpido e infantil, y con unas interpretaciones tan cutres, que da un poco de vergüenza ajena. Pero, claro, dirige Norman Taurog, perpetrador principal de las inanes películas de Elvis Presley en los sesenta, así como algunas de las menos distinguidas películas de Jerry Lewis. Lo mejor, en este caso, son los profusos planos de San Francisco tomados en el verano de 1965, en los que incluso podemos vislumbrar fugazmente la casa de Lombard Street donde vivía James Stewart en Vértigo, filmada siete años antes.

En definitiva, es una película ideal para revivir cierto ambiente kitch de los años sesenta y para entretenerse sin esperar demasiado.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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