arrow

Los tiburones (2019)

Los tiburones
83 min.
5.5
187
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
ads
Tráiler HD (ESPAÑOL)
Ver 2 más
Sinopsis
Rosina (Romina Betancur) cuenta los días que le quedan de vacaciones en un tranquilo pueblo vacacional hasta que encuentra un escualo de enormes proporciones en uno de sus baños diarios. Aunque muchos ponen en duda que el encuentro realmente haya tenido lugar, la posible presencia de tiburones pone en alerta a la comunidad local. A Rosina nada de esto parece afectarle, por lo que decide seguir centrándose en su trabajo hasta que un día comienza a sentir una fuerte atracción hacia Joselo, su compañero de trabajo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Tiburones
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Uruguay Uruguay
Título original:
Los tiburones
Duración
83 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Uruguay-Argentina-España;
Premios
2019: Festival de Sundance: Mejor director - Drama (World Cinema)
2019: BAFICI - Festival de Buenos Aires: Premio Especial del Jurado
6
Crítica de Los tiburones por Cinemagavia
*La juventud cambiante

Los cambios en la juventud y una rebeldía, aparentemente, injustificada toman Los tiburones desde la primera escena. Lucía Garibaldi plantea una historia intimista sobre una joven de 14 años, que debe afrontar los cambios que se sufren en esta etapa vital. Por lo cual, el espectador asiste a ese comportamiento contradictorio, pero que tiene su explicación en las pasiones que desarrolla. Evoluciona según va transcurriendo el film, convirtiendo en objeto de deseo a uno de los trabajadores de su padre. De esta forma, se analiza cómo influye en sus decisiones, pero también la frustración interna ante un mundo en el que hay una falta de igualdad patente entre las generaciones más jóvenes. Aun así, el guion sabe sacar pecho a su particular lucha feminista, con secuencias realmente reveladores como la conversación entre amigas que se produce en la playa.

Aunque, en ocasiones, puedan parecer secuencias cotidianas sin un ápice de complejidad, si se analizan bien, se descubre la intención narrativa que hay detrás. Debido a ello, el libreto gana más por esta visión sencilla, que en los momentos en los que se retuerce la acción. Asimismo, la construcción de los personajes se comprende, pero no llegan a evolucionar sus motivaciones, por lo que se quedan en un limbo emocional. Ahí se encuentra uno de los conflictos que surge en la exposición de las problemáticas y es la falta de contundencia. Asimismo, se echa en falta sentar unas bases más sólidas, para justificar algunos recursos más abstractos, que se pierde según transcurre la película. El final se deja abierto, para que el espectador sea el único que dé sentido a la existencia, o no, de los escualos, aunque, en este caso, es un acierto.

*La apatía pueril

Como se han podido ver en otras películas de una índole similar, Los tiburones cuenta con un reparto que tiene su fuerza en su candidez. En primer lugar, Romina Bentancur es Rosina, la principal protagonista, la cual lleva esa pasividad interna formidablemente, dejando ver sus costuras sensitivas en una expresividad que mantiene esa apatía que hay en su personaje. No obstante, hubiera sido interesante poder ver algún registro más allá de esa desidia, que se comprende, pero no se observa una evolución dramática en el trabajo interpretativo. Entonces, al ser una de las principales protagonistas de la cinta, no hay esa fuerza escénica que le permita soportar el peso dramático de la cinta y se tambalea la potencia de la trama. Aún así, hay secuencias en las que hay cierta vigorosidad, que Bentancur resuelve con soltura, pero en línea de lo mencionado previamente.

Federico Morosini es el encargado de dar vida a Joselo, el trabajador del padre de Rosina, quién aborda el papel desde una naturalidad más verosímil que su compañera. El principal problema que surge es la falta total de sintonía con el resto del reparto, que aleja la sensación de comunidad. Aunque consiga ser ese muro de acero y se convierta en un incordio, tampoco fluye esta disparidad en la interpretación. Por lo cual, queda en un espacio no definido, en el que efectúa un buen trabajo actoral, pero no en su composición en equipo. En cambio, Antonella Aquistapache y Valeria Lois sí tienen esa naturalidad certera, que se combina con una buena energía ante la cámara y una disposición totalmente expresiva. Ambas marcan a la perfección los ritmos y, sin necesidad de pisar fuerte, dejan sus actuaciones en las retinas del espectador.

*Imprecisa incógnita

Un estilo dentro del coming-of-age se envuelve dentro de Los tiburones. La cámara se posiciona en unos encuadres que remarcan la naturaleza salvaje en la que se ha rodado, lo que permite expandir los escenarios a exteriores. Además, siempre es de agradecer que se tienda a rodar fuera de los interiores, ya que deja un influjo visual muy pintoresco y potente. Prueba de ello, es que aunque la trama no tenga una gran fuerza, se equilibre con esa visión del mar, del frondoso bosque y hasta de las carreteras de tierra. De igual manera, la fotografía sabe retratar los interiores, que tienen una ambientación cotidiana muy bien conseguida. También hay que destacar los colores utilizados, moviéndose en unos marrones más secos, que contrastan con el azul del mar, en una tonalidad más oscura.

El significado de los símbolos que van apareciendo a lo largo de la película son de libre interpretación, lo que permite que se fomente la interactividad con el público. De esta manera, los espectadores son los encargados de otorgarle un sentido, quedándose impregnado en su ejecución sobre la pantalla. Por otra parte, la música busca incesantemente ese carácter de cine independiente y juvenil, pero no acaba por casar de una forma fluida y se notan demasiado sus intenciones. Lo mismo ocurre con el montaje, en el que hay una constante intención de templanza y contemplación, pero no sabe seleccionar momentos cumbre que muevan la acción. En consecuencia, es una película sugerente, pero que podría haber dado mucho más. Ese juego de misticismo no termina por encontrarse tampoco en su identidad estética, aunque el cuidado de la imagen equilibra esa falta de definición.

*Conclusión

Los tiburones es un retrato del descubrimiento de la adolescencia, que se pierde en el misterio que desea otorgar al relato. Por lo cual, esa tensión emocional y orgánica, se difumina en la falta de sustancia y de una base sólida en la que continuar. Luego, el elenco actoral es irregular, aunque hay que aplaudir las interpretaciones de Antonella Aquistapache y Valeria Lois, las cuales tienen una naturalidad certera. A nivel estético hay un influjo visual con la potencia de unos exteriores cautivadores, que se unen a una selección de color estupenda. Por ende, hay ese impacto en la imagen que triunfa entre los espectadores. Al igual que los cambios en la juventud, hay un constante descubrimiento, pero también falta una definición más precisa.

Escrito por Diego Da Costa
[Leer más +]
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Los tiburones
Fichas más visitadas