Los ladrones (1996)

Escrita y dirigida por André Téchiné ("Los juncos salvajes", 1994), se rodó en exteriores de Lyon y alrededores y en plató, con un presupuesto modesto. Ganó el Prix Michel Simon al mejor actor (Magimel). Nominada a 5 César, obtuvo uno (actriz promesa, L. Côte). Producida por Alain Sarde, se estrenó el 21-I-1996.

La acción tiene lugar en Lyon y alrededores en 1992/93. Narra la historia de Juliette Fontana (Laurence Côte), de 23 años, vitalista, apasionada, cleptómana, insegura y autodestructiva. Fue amante de Iván Noël (Didier Bezace) y, luego, de Alex Noël (Daniel Auteuil), policía, separado de la mujer y alejado de la familia. De ella está enamorada Marie Leblanc (Deneuve), profesora de filosofía, separada de Lucien (Didier Raymond), médico. El patriarca de la familia, Víctor Noël (Ivan Desny), es el patrón de un grupo de ladrones de coches de lujo, en el que trabajan Iván, Jimmy Fontana y otros.

El espectador conoce a través de la mirada infantil de Justin (Julien Rivière), hijo de Iván y Mireille (Fabienne Babe), de 10 años, la muerte violenta del padre en circustancias extrañas. El misterio se desvela gradualmente a través de las historias de los mayores. La obra explora el complejo mundo interior de las personas, en especial de Alex, Marie y Juliette, que forman un triángulo amoroso capaz de generar en Marie y Alex una estrecha colaboración para ayudar a Juliette. La vida genera frustraciones que en ocasiones superan la capacidad humana de soportarlas, de ahí la presencia del suicidio. Algunos personajes, castigados por la vida, han de sobrellevar la carga de temores y ansiedades, que les condicionan y limitan la capacidad de inserción social y felicidad, como le ocurre a Juliette, obsesionada por el miedo a acabar como su padre, que murió en prisión. El amor heterosexual y el homosexual, sea gay o lésbico, son igualmente naturales y tienen el mismo valor, como demuestra la ternura de Marie y el cariño de Alex. La hipocresía y el cinismo caracterizan el mundo masculino de la obra: el abuelo (Víctor) y el padre (Iván) justifican el robo como medio de vida honrado y respetable. La estructura de la película es singular y compleja: incluye un prólogo y un epílogo, que enmarcan un relato rico en flasbacks y flashforwards. La presencia inevitable de la subjetividad y su valor dan lugar a la sucesión de narradores del relato.

La música aporta una partitura colorista, a la que se añaden fragmentos de "La flauta mágica" (Mozart), "Kalina Malina" (popular rusa), "Money, Money" (L. Minelli) y otras. La fotografía de estética realista, crea composiciones de magnífico dibujo sobre fondos de contraste diverso. El guión, de gran sobriedad y austeridad, oculta un fondo de pasiones desbordadas. La interpretación de Deneuve es extraordinaria: suma sensualidad y fragilidad. La dirección crea un relato intimista, sincero y honesto.

La película da fe del buen oficio del realizador.

Techiné compone con "Los ladrones" un extraño, ecuánime, frío film, un híbrido ente el drama triangular y pasional, el melodrama y el policiaco psicológico, que tiene un trío de personajes "sui generis" y un ritmo particular en pantalla.
No es una película al uso ni nada fácil de acomodar a un género en concreto pero lo que sí que parece es que estamos ante una obra independiente, personal y algo arisca, que quizás se revalorice con el paso y el poso de los años.