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El perfecto asesino (1994)

El perfecto asesino
106 min.
7.6
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Sinopsis
Mathilda es una niña de doce años que no se lleva bien con su familia, excepto con su hermano pequeño. Su padre es un narcotraficante que hace negocios con Stan, un corrupto agente de la D.E.A. (Departamento gubernamental contra las drogas). Un día, mientras Mathilda está en un supermercado, Stan mata a su familia. Se refugia entonces en casa de Léon, un solitario y misterioso vecino que resulta ser un asesino a sueldo, pero, como no le queda otra alternativa, hará un pacto con él: ella se encargará de las tareas domésticas y le enseñará a leer a Léon; éste, a cambio, le enseñará a disparar para poder vengarse de quienes mataron a su hermano. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Thriller Drama Crimen Venganza Buddy Film
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Leon (Léon)
Duración
106 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1994: Premios César: 7 nominaciones incluyendo Mejor película
1996: Japan Academy Awards: Nominada a Mejor film de habla extranjera.
9
Una crítica que me debía a mi mismo.
Me la debía porque esta es esa primera película que caló en mi, esa película que cada uno llevamos dentro porque fue la primera que nos sacudió, que nos desgarró, que buscó en nuestro interior y lo encontró todo, removiéndose, y a ti palpitante, encogido en tu butaca, revolviéndote e intentando contener la emoción, te dejó totalmente abatido, compungido y ensombrecido con una de esas pequeñas historias que sólo el cine sabe engrandecer, a las cuales sólo el cine sabe dar forma, dar calado, lograr que llegues al final y sientas en tus mismísimas carnes cualquier hecho o acontecimiento que vivan sus personajes.

Aquí, el hecho de contar una historia tan atípica, donde una niña de escasa edad y un asesino a sueldo, donde la inocencia y la rigurosidad chocan, ya es un punto de inflexión para engancharse a la pantalla, y disfrutar de esos instantes con Mathilda, esa niña repleta de carácter y determinación, que topa con la seriedad y pulcritud de Leon, un viejo lobo solitario, que sólo vive para sí mismo... y para su planta.
Y tras ese enganche, vienen esos preciosos momentos donde la cámara va más allá, la cámara nos destapa sus vidas, sus instantes más íntimos, todos esos instantes que nadie querría volver a ver por miedo a parecer ridículo, todos esos instantes que nadie querría volver a ver para no preguntarse si estaba actuando debidamente o no, todos esos instantes que, en definitiva, nos hacen a todos y cada uno de nosotros individuos únicos, con nuestros momentos de fragilidad, desolación, alegría, frustación y tristeza, y que muestran nuestro lado más débil y quebradizo, nuestro lado que, en definitiva, nos hace lo que somos: Seres repletos de los sentimientos más dispares e impulsivos.

"Leon", además, fue la catapulta para esa pequeña niñita llamada Natalie Portman, que endulza su personaje como nadie y le da el carácter suficiente como para realizar una de las mejores interpretaciones de alguien de esa edad, por no decir la mejor, y con sobrado terreno sobre las demás.
Al otro lado, Reno borda esos papeles que tan bien sabe abordar, con esa minuciosidad y esa rigurosidad que sólo sabe emplear él cuando tiene ante sí un personaje tan severo, de facciones tan marcadas, facciones que le delatan y tras las cuales también esconde una amable sonrisa, un lado simpático, una mirada entrañable.
Gary Oldman, como siempre y aquí más que nunca, sobreactúa llevando a cabo una de esas personalidades que tan bien se le dan, precisamente por ser descarada y atrevida, y por ofrecerle precisamente las aptitudes que requería dicho personaje. A él le siguen un Aiello cuya presencia en pantalla siempre es grata, y un elenco que cumple sobradamente.


(Sigue en el spoiler)
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286 de 346 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
¿Ha tomado usted nota, Señor Mc Tiernan?
He aquí el tópico: “Sí, en Europa somos mucho de hacer la típica peli intelectualoide y pretenciosa que aburre a las ovejas: que si "una lúcida denuncia social de la condición del individuo enfrentado cotidianamente a las contradicciones de una sociedad opresiva y alienante", que si "‘una intima introspección en los sentimientos de culpa que…blah, blah, blah…". Pero para ver cine como Dios manda, de entretenimiento, con sus buenas hostias, las pelis americanas y punto”.

Pues, mira por dónde, llega a Hollywood un franchute como Luc Besson, con Reno, otro franchute (medio español, todo se dicho), bajo el brazo, y les explica, en una rápida lección de hora y media, “qué es el cine de acción”.

Porque, sí, esta es una peli de acción, y como tal es absolutamente Efectiva. (Efectiva, que no, y ese matiz es pura metafísica para los yankies, efectista): muy entretenida y con algunas de las más espectaculares escenas de tiroteos jamás rodadas -Y es que no hace falta ser un hacha para percatarse de que ese “original” estilo de rodar la acción que una década después caracterizaría a los Wachowski está… seré amable… “inspirado” en Besson. (Eso sí, Besson es mucho menos grotesco y pretencioso)-. Pero, no, no se trata sólo de “Más de lo mismo, pero mejor”. Ésta es una película distinta: superior.

Primero, y frente a las inmorales y deshumanizadoras películas que nos escupen Mc Tiernan y sus penosos imitadores, en las que los asesinatos se desarrollan con absoluta frialdad y en donde los “malos” -siempre hay “buenos” y “malos”, ya se sabe- van desfilando por pantalla para que el “héroe” de turno pueda practicar tiro al blanco como si de un videojuego se tratase, Besson, sin caer en melodramatismos fuera de lugar –no deja de ser una peli de acción-, es capaz de tratar la violencia con la suficiente seriedad y crudeza como para que jamás perdamos totalmente de vista su horror, lo que es de agradecer.

Y, lo que es mucho más importante, aquí hay un argumento, una verdadera historia que contar... Más aún, algo inaudito en el género: nos muestra seres reales, con alma; que son capaces de emocionarnos, de hacer que nos riamos y que lloremos con ellos. Porque muy pocas historias nos ha regalado el cine tan enternecedoras e inolvidables como la de la extraña pareja que forman Leon, ese “limpiador” preciso, meticuloso y aparentemente imperturbable bajo el que se esconde un hombre profundamente tierno, inseguro y desesperadamente solo, y Mathilda, una escuálida, resabiada y lúcida cría que, a sus de doce años, parece estar ya de vuelta de todo.

Porque es una película de acción y mucho más... Es una bellísima historia sobre el amor y la amistad; sobre hasta qué punto necesitamos sentirnos amados. Una lúcida reflexión sobre incomunicación y la terrible soledad del hombre contemporáneo. Porque… ¿Sabemos a qué se dedica exactamente nuestro vecino? ¿Sabemos siquiera su nombre?
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150 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
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