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No es bueno que el hombre esté solo (1973)

No es bueno que el hombre esté solo
88 min.
6.0
711
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Martín es un hombre solitario e introvertido. Vive en una ciudad industrial y brumosa, aislado en un chalet donde ha creado un mundo propio que comparte con Elena, una muñeca a la que trata como si fuera su esposa en todos los sentidos. En unos apartamentos vecinos, vive Lina, una mujer demasiado libre, y su hija Cati, una niña demasiado curiosa. Cati descubre la verdad que se encierra dentro de los muros de Martín. Poco a poco, su vida irá siendo dominada por Lina y su mundo, hasta el punto de que ésta y su hija se instalan en su casa. Mauro, el amante de Lina con su agresivo comportamiento, precipitará la tragedia... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine negro Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
No es bueno que el hombre esté solo
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Maldito ser humano...
Impagable trozo de entraña cinematográfica, sentida y enferma, turbia y emotiva, flagrante e injustamente condenada al olvido.

Aunque parezca inaudito, la comunidad astemia y miope que ha conspirado contra esta película en la licorería, y que la ha agujereado de suspensos, aún anda en libertad. Y lo que es más sorprendente, el guionista de Ulrich Y Una Chica De Verdad, película entrañable por lo demás, puede conciliar el sueño todas las noches después de fusilar sin contemplaciones la idea que propulsa esta película, que si mal no recuerdo también manejó Bukowski en alguno de sus sus vitriólicos relatos, aunque podría recordar mal.

En fin, obviando estas deudas de sangre, sudor y alcohol, lo cierto es que Pedro Olea, a mi entender, ajustó mejor aquí el disparo que en El Bosque Del Lobo, aunque la mayoría opina al revés, visto lo visto. En ambas, López Vázquez, el indiscutible Jack Lemmon español, encarna a dos personajes perturbados y se agiganta hasta límites insospechados, componiendo dos de las mejores actuaciones que le he visto nunca. Sus gestos, sus congojas, sus complejos supuran tanta veracidad que la experiencia de verle sufrir llega a doler, a sentirse propia; eso es cine, eso era José Luis López Vázquez.

En No Es Bueno Que Paul Muni Esté Solo, concretamente, despliega estas dotes atormentadas a la vez que luce una fachada de tipo gris, normal. En cierto modo, esta bizarra función es prima hermana de aquella otra maravilla donde Vázquez deleita al respetable, Mi Querida Señorita, aunque algo inferior.

Incluso, Carmen Cerdilla, con un look letalmente caduco y mereciendo un puño en el esternón, parece contagiarse del carismático antihéroe y, sin alcancar la brillantez, cumple medianamente en su papel, odioso e irritante hasta la náusea.

Vázquez, pese a las hostilidades, pese a la incomprensión generalizada, y pese a ciertos altibajos y baches en la historia, toca arrebato y brinda un desenlace glorioso, iracundo, con un plano final excelso, un aleluya por los desubicados, que imagino que desconcertó a la parroquia setentera, y que no descarto que cuatro décadas después se haya saldado con lapidaciones en foros y comunas, con conspiraciones de silencio, con incendios masivos de petacas.

Maldito ser humano.
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34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
El personaje protagonista y sus curiosos delirios
José Luis López Vázquez interpreta con un talento notable a un hombre tímido y reservado que convive con una muñeca llamada Elena. Está especialmente inolvidable en la escena del divertido número musical que monta para dar la bienvenida a Paula, la hermana de la muñeca. Los diálogos son brillantes y en un momento dado la muñeca sentirá celos de su hermana en un comentario que le hace a López Vázquez, cuyo dominio expresivo no deja de sorprender a lo largo del relato. Lo suyo no es locura exactamente porque aunque su conducta sea delirante han sido unos conflictos internos complejos los que le han llevado a convivir con una muñeca y analizando bien los actos del personaje se ve claramente que todo lo que hace tiene una cierta lógica. Carmen Sevilla estaba viviendo un momento de renovación estética en el terreno cinematográfico y demuestra como en otras muchas ocasiones que era una actriz eficiente y versátil. La obra está ambientada con acierto y está filmada con elegancia. El ritmo es el ideal. Se aprovecharon debidamente las virtudes del guión. Definitivamente Pedro Olea es uno de los realizadores más capacitados que podemos encontrar en la historia del cine español ya que casi todos los proyectos que caian en sus manos dieron lugar a películas que dejaron huella en el espectador.
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18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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