Atraco a las tres (1962)

Para variar, y aunque no me gusta mucho voy a hacer una crítica en serio sin que sirva de precedente. No me gusta hacer críticas de películas que me gustan debido a que suelen gustar a todo el mundo y normalmente te repites, pero bueno me apetece y vamos a ello.

Me ha dado por ver películas españolas famosas los domingos por la noche, lo hago siguiendo los sabios consejos de los críticos de FilmAffinity y la verdad es que me lo estoy pasando muy bien. Este domingo vi Atraco a las Tres y de verdad que me reí bastante.

Hay que tener en cuenta la época y pequeños fallos de guión, pero tiene unos alicientes que tapan cualquier fallo.

Los actores están geniales, Gracita Morales con su vocecilla me dejó totalmente sorprendido pues me parece quizá la mejor actriz cómica española que he visto, que desparpajo y que cachonda mental, cuanta naturalidad, cuanto salero.

Landa tengo entendido que es su primer Film y su personaje de apocado y miedoso cajero tiene bastante valor, lastima que luego cayera en el despropósito con el puto Landismo, que esta dentro de la historia más negra y ridícula del cine español.

Alexandre simplemente genial, haciendo de empleado vividor y lleno de deudas, sus ataques sexuales a Gracita y la respuesta de ella son de lo mejor de la película, cada vez que sale se llena la pantalla ¡Un actorazo!

Cassen hace de conserje, que tipo más especial, como se mete en el papel, es de lo mejorcito de la película, otro gran cómico.

El que ya me gusta menos es José Luís López Vázquez, quizá sea que le tengo inquina, pero me cuesta soportarle, aún así el personaje como jefe y cerebro de la banda de atracadores es bastante bueno.

Los demás muy correctos y divertidos.

sigue en spoiler

La base del humor de esta película es que han cogido a personajes oficinistas cuyo comportamientos eran idénticos a los de la realidad, en aquellos tiempos. Perfectamente conseguidos.

López Vázquez da la impresión de actuar de la misma manera en todas las películas, pero que duda cabe que es un auténtico profesional. Su presentación respetuosa: "un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo" ante la rubia despampanante, tipo nórdica, es una escena convertida en un clásico del cine nacional. No es babosidad, es sometimiento voluntario, como haría yo.

Luego está Casto Sendra (Cassen) un hombre injustamente olvidado, de un valor humorístico muy reconocido por entonces, al igual que los demás, muy bien llevados por José Mª Forqué.

Los preparativos de la trama se desarrollan con el humor clásico del espíritu dispar del español. Los planos, el ritmo, mantienen la atención.

De poner un reparo, el final tan convencional; clásico de la época, que había que ser bienintencionado en actitudes contrarias a la ley cuando había humor por medio.