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La princesa errante (1960)

La princesa errante
102 min.
7.0
101
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Escena (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Una joven japonesa de origen aristocrático recibe una propuesta de matrimonio por parte del hermano del emperador títere de Manchuria, ocupada por fuerzas militares niponas. A pesar de sus iniciales reticencias, tras conocer a su pretendiente accede a casarse. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Años 30 Años 40 II Guerra Mundial Guerra Chino-Japonesa (II)
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Ruten no ôhi
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Ryuko, un puente entre Japón y Manchuria
Vida y desventura de una mujer condenada a servir de títere entre dos potencias que luchaban fieramente por sus intereses, una mujer acorralada por fuerzas superiores a voluntad, por el deber de servir a su país.
Por fin su historia se contó como era debido.

O por lo menos en parte. Hiro Saga nace en una Tokyo que vive la era Taisho arrastrando crisis políticas, una declaración de guerra a Alemania y una visión de expansión debido a su participación en el conflicto mundial al lado de los aliados, que ocupa sobre todo los territorios de China; pero la muchacha, perteneciente a una importante familia noble heredera del linaje del emperador Meiji, no tiene tiempo de disfrutar de su juventud pues es obligada por su familia a casarse con Pujié de Aisin-Gioro, hermano menor del gobernador de la ocupada Manchuria.
Una boda que no era sino un acto político para reforzar alianzas entre los gobiernos de ambos territorios y dar a la dinastía Qing la posibilidad de descendencia de sangre japonesa; en la novela que la misma Saga escribió a comienzos de los '50, y que se convertiría más tarde en todo un "best-seller", relataba gran parte de su vida, desde su estancia en tierras chinas invadidas a ese despiadado exilio al que fue obligada cuando Japón cayó bajo el poder norteamericano y Manchuria fue recuperada por los nativos. Tanto éxito logró que en Daiei se barajaba una adaptación y nadie podía encargarse de ella de mejor manera que Kinuyo Tanaka.

Entre 1.955 y 1.960 la actriz reciclada en cineasta había vuelto a su oficio original para ponerse bajo las órdenes de maestros como Gosho, Inagaki, Ozu, Ichikawa o Naruse, pero entonces regresa tras la cámara (a pesar de haber declarado su falta de talento para la dirección), se pone al frente de una costosa superproducción para adaptar fielmente las memorias de Saga y lo hace llevando a cabo algo nunca visto: la gran mayoría de su equipo técnico estará compuesto por mujeres. Huelga decir que "Ruten no Ohi" se divide en dos partes, siendo la primera un melodrama bastante convencional.
Saga, convertida en Ryuko y encarnada por la soberbia Machiko Kyo, aparece como una chica alegre e idealista, en una significativa secuencia donde anda por la calle al paso de unos soldados, pero premeditadamente descompasado y juguetón; la desgracia se cierne de súbito sobre ella, que desea ser artista, que viste a la moda occidental, en forma de matrimonio concertado con Futetsu (el real Pujié). Tanaka traza la tristeza de una mujer que no tiene más remedio que doblegarse ante el poder militar y su condición de noble, incluso (algo que rebasa mi paciencia) aceptando dicho matrimonio con la mayor de las sumisiones (¿por amor?, nada nos lleva a pensar eso).

Todo lo que sucederá, los conflictos políticos y la evidente tensión que se respira en el ambiente alimentada por esa 2.ª Guerra Sino-Japonesa y la explosión de la 2.ª Guerra Mundial, son observados por entero desde el punto de vista de Ryuko, ya convertida en una madre devota; estos saltos temporales abruptos resultan irregulares pero ayudan a llegar más rápidamente al final de la primera mitad. La directora, empleando una elegante y preciosa técnica formal gracias a la belleza plástica de los colores que capta la fotografía de Kimio Watanabe, consigue hacer a su público parte de la tristeza así como de las alegrías de su heroína.
Se resaltan con ahínco la diferencia y el odio latente entre los chinos y sus invasores japoneses, llevando a una segunda mitad marcada por el derrumbamiento de la seguridad, la esperanza y el orgullo, sin miedo a mostrar la cobardía de los militares, su absoluta debilidad tras ver caer a su imperio bajo el poder norteamericano; lo siguiente es la deriva a la que Ryuko se ha de enfrentar junto a otros que, como ella, no entienden nada de política y se ven vapuleados tanto por un bando como por otro con la misma crueldad. Tanaka retrata este peregrinaje al estilo épico y grandilocuente de "La Condición Humana", que en esos momentos rueda Kobayashi.

Así somos arrastrados junto a ella, su hija pequeña Eisei y los suyos a través de amplios desiertos, prisiones húmedas, cordilleras interminables y ciudades donde cunde el bullicio y la victoria, un periplo donde la cineasta hace gala de una puesta en escena sobrecogedora y el buen uso de los recursos y presupuesto que maneja, destacando por encima de todo el clima de puro desasosiego, cinismo y desesperanza al cual somete a su protagonista y a nosotros, atrapados entre un odio incomprensible que llega de todas partes. Al final el espectador termina tan destrozado como la propia Ryuko, física y emocionalmente.
La trama, que por desgracia vuelve a avanzar a grandes saltos (a trompicones mejor dicho) en sus últimos momentos, se detiene con el regreso de ésta a Japón, la tragedia de su hija y las cartas que comparte con Futetsu, capturado en un campo de prisioneros; el buen Eiji Funakoshi, de un gran parecido físico, da vida a éste muy convincentemente, secundado por grandes actores de la talla de Sadako Sawamura, Chishu Ryu, Shozo Nanbu, Ken Mitsuda y esa Chieko Higashiyama brillante en su papel de la benevolente abuela de Ryuko. Merece alabarse del mismo modo a la pequeña Michiko Takano interpretando a Eisei.

En la vida real, algo que no vemos pues aún no había sucedido, Pujié saldría libre, llegado 1.960 (cuando se estrena el film, todo un éxito para Daiei), y, tras regresar con Saga, acabaría por unirse al partido comunista y establecerse en Beijing...
Por su parte Tanaka, con ciertas licencias respecto a los hechos reales (por ejemplo Saga tuvo dos hijas, no sólo una), despeja al fin las dudas sobre su talento...si bien aún no ha dado luz a su obra maestra; le quedan dos años para llegar a ella, y además será la última gema del grupo de seis que conforma su filmografía.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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