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Las manos de Orlac (1924)

Las manos de Orlac
92 min.
6.7
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Escena (Español)
Sinopsis
Orlac, un pianista famoso, pierde ambas manos en un accidente. Los médicos deciden trasplantarle las manos de Vasseur, un asesino condenado a muerte. La operación es un éxito, pero desde ese momento el pianista comienza a verse embargado por impulsos criminales. Tiene pesadillas y ve el rostro de un hombre que cree que es Vasseur... (FILMAFFINITY)
Género
Terror Cine mudo Expresionismo alemán
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Orlacs Hände
Duración
92 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Alemania-Austria;
Grupos
La manos de Orlac Adaptaciones de Maurice Renard
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7
El miedo y la razón
"El Gabinete del Dr.Caligari" es una de las películas más inquietantes y pesimistas en la inicial historia del cine, tanto por su argumento como por su estética expresionista sobreabundante en ángulos, sombras y espacios claustrofóbicos. Años después, cuando el fugaz genio precursor de Robert Wiene realiza "Las manos de Orlac", parece haber querido redimirse de los reproches que suele achacar el público más convencional a un director: la falta de final feliz y la ambigüedad propia de lo fantástico.
El interesante argumento de "Las manos de Orlac" tiene en cuenta esos dos aspectos y además pone su acento en el amor de una pareja, que en su anterior película no podía consumarse pero aquí se convierte en el sostén principal.
El inicio mismo de la película es el texto de una apasionada carta donde Orlac, que se encuentra lejos dando un recital de piano, recuerda a su esposa que falta apenas un día para el reencuentro, en el que subraya el deseo. Mientras ella espera las caricias prometidas y llena de flores los espacios sombrios, nos enteramos a través del montaje paralelo de que ha ocurrido un choque de trenes.
El drama se desencadena al comprobar que uno de los pasajeros es Orlac y sus manos han quedado destrozadas. Ante la desesperación de su mujer, el cirujano decide trasplantarle las manos de alguien que acaba de morir, Vasseur, un asesino.
El dilema del protagonista es doblemente abismal: la parte fundamental para el ejercicio de su arte ha sido reemplazada por la de un extraño. Pero lo peor no es eso sino que esas manos han cometido un abominable crimen. Los dilemas morales y la angustia siguen in crescendo pero el desarrollo del guión reserva sorpresas que cambiarán radicalmente la perspectiva. Esto se consigue sin apelar a la magia sino a un discurso racional, donde se justifica cada una de las nuevas e inesperadas líneas argumentales. Estos argumentos funcionan como en los cuentos de Edgard Allan Poe: el horror es menos horrible si se puede entender, explicar, es una de las formas por las que Wiener se inclina para atenuar tanto dolor y escepticismo. Una película indispensable del expresionismo alemán que sirve para completar la cosmovisión de este cineasta que luego debió exiliarse ante el avance del nazismo.
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18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
NO EXPLIQUEMOS LO INEXPLICABLE: ES MUCHO MÁS ATRACTIVO
Las señas de identidad del expresionismo alemán cabe buscarlas en la utilización de la luz, los decorados y en el juego expresivo del claroscuro. En cuanto a las temáticas se diferencia entre aquellas sobrenaturales y épicas de otras más o menos realistas con argumentos simples e interpretaciones sobrias y donde los rótulos explicativos son casi innecesarios.

Las manos de Orlac es una película de Robert Wiene claramente expresionista. No en vano Wiene con su obra El gabinete del doctor Caligari está considerado el padre, en el aspecto cinematográfico, del expresionismo alemán. Pero, a mi juicio, no se trata de un film señero en este género. Su excesiva teatralidad y una cierta falta de ideas originales que permitan mantener ese tono extraño y sobrenatural, devalúan un tanto la obra. En cualquier caso su visión resulta interesante e incluso necesaria si lo que queremos es aproximarnos a uno de los géneros cinematográficos más sugerentes, enigmáticos e inquietantes del cine mundial.

La interpretación de Conrad Veidt como el pianista Orlac, ha ratificado la buena impresión que me dejó este actor tras su actuación en El Espía Negro, película de Michael Powell de 1939 y en conjunto la película resulta interesante y deja ese gusanillo por las películas de Wiene, Murnau, Wegener o el mismísimo Lang.

Las incursiones en lo sobrenatural resultan fascinantes y atrayentes para el espectador. Pero es necesaria una coherencia global que destierre salidas fáciles y convencionales. No expliquemos lo inexplicable. Es mucho más atractivo.
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16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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