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Nazareno Cruz y el lobo (1975)

Nazareno Cruz y el lobo
92 min.
6.7
683
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Sinopsis
Un campesino tiene la desgracia de ser séptimo hijo. En virtud de esta generosidad genealógica, recae sobre él una maldición, que lo convierte en lobizón (hombre lobo de las Pampas) durante la luna llena. Sin embargo ha estado toda su vida viviendo alegremente sin tener problemas, hasta que se enamora de una joven rubia del pueblo. A partir de ese momento, se le aparece el Diablo, quien le advierte que el amor provoca un efecto negativo en Nazareno, que es la consecusión de aquella legendaria maldición. Ya no hay vuelta atrás: o deja de lado sus sentimientos por la joven, o afronta vagar como lobo durante las noches de plenilunio. Claro, el problema es que siendo lobo, Nazareno no puede evitar degustar el ganado ovino y a algún que otro pastor. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Fantástico Hombres lobo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Argentina Argentina
Título original:
Nazareno Cruz y el lobo
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
El realismo mágico en el cine
En el comienzo de los setenta, Leonardo Favio había devenido de joven revelación del cine nacional, en el más popular cantautor latinoamericano del momento, intérprete visceral de canciones pasionales de menor calidad que la obra realizada en la década anterior. Atrás había quedado su magnífica trilogía de películas en blanco y negro, que siguen siendo un referente ineludible para todo interesado en el cine argentino ("Crónica de un niño solo", "El romance de Aniceto y la Francisca", "El dependiente").
Los politizados años setenta lo encuentran regresando al cine, con una mirada muy militante y crítica que transmite en su "Juan Moreyra" (1973). Pero ya en 1975, el peronismo, la tendencia política con la que se identificaba, había caído en un cono de sombra, divisiones y enfrentamientos. En este contexto, debe comprenderse "Nazareno Cruz, el Lobo", una fábula atemporal sobre el mal, el bien y el amor como redención, que parecía casi una extravagancia en un momento en que los jóvenes discutían acerca de un cine ideologizado y militante. Con ese transfondo, Fabio realiza una metáfora que roza la idealizada ética de un cristianismo elemental y muy interesante con una visión del mal, encarnada en un diablo que está algo
cansado de su rol y aspira a una segunda oportunidad para repartirse "como un pan entre los hombres".
Desde una mirada actual esta temática tiene una aura de ingenuidad naive, con sus paisajes idílicos, personajes de cuentos de hadas, brujas autóctonas y un diablo muy particular que habita el infierno más interesante que se haya mostrado en el cine nacional.
La dirección de Favio es absolutamente innovadora para ese momento, aquí, en
Argentina, decadas antes que cineastas tan ecléticos como Tarantino o Wong Kar Waig nos acostumbraran a un uso desprejuiciado de la música, del romanticismo desbordado, de la desnaturalización morosa de los rallenti (la escena del raccord de miradas alrededor del fuego, cuando Griselda y Nazareno se conocen y enamoran). La fotografía (realizada por Juan José Stagnaro) es, cuanto menos, excelsa para construir la relevante estética del film que aprovecha como nunca nadie antes la orografía del noroeste con sus cuevas y lagunas subterráneas, sus ásperos arbustos, puestas de sol y noches de luna para una historia de estas características.
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35 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Licántropo gaucho
Como es habitual en el director, Favio comienza su ejercicio con una voz en off que nos pone en antecedentes. Quizás aquí la encuentre más necesaria que en otras de sus primeras obras, puesto que nos encontramos en una adaptación de las leyendas licántropas gauchas desconocidas para muchos espectadores. No esconde pues, el tono folclórico de la cinta, cementado por una impresionante fotografía antes de que la era digital convirtiera el filtro en artilugios anacrónicos.

Encuentro un error tremendo de casting la elección de Nazareno (Juan José Camero) y Griselda (Marina Magalí). Dos actores a los que no descubro emoción alguna en un apasionado romance de planos maravillosos (en la playa). Alfredo Alcón, por contra, da una lección interpretativa, ganada de mano por un papel maravilloso de diablo fatigado. Cansado de zangolotear de un lado a otro y de cascar la desgracia ajena. Deprimido por no ser padre y olvidado por aquel que le dio su poder. Alcón no sólo tiene presencia, es que hace que te enamores del Mal y no de la Griselda rubia oxigenada sin gracia alguna.

Hasta la aparición de Alcón, la película no me despierta demasiado interés. Ciertos planos de la calidad que atesora este realizador y poca cosa más. Favio aburre en la parte del romance, con un uso desmedido de la música y la perentoria necesidad de mostrarnos al macho arando campos sin gracia alguna. Toda esta parte del romance me parece demasiado edulcorada y su final no deja de ser una prolongación de toda esta miel que deja pringada la película.

Juanita Lara interpreta a Fidelia, la eterna niña que acompaña a la bruja Lechiguana, es un personaje de oscuridad arrolladora pero que Favio no termina de aprovechar.

El manejo y cuidado del acervo popular, en lugar de encasillar la película le da un tono atemporal, como de leyenda mitológica griega medio real y medio ficticia. Leonardo Favio siempre se ha mostrado interesado por el folclore popular hasta el punto de involucrar de manera eficiente al espectador en cada cuento y leyenda como es el caso.
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17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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