Wax (2014)

Wax es de esas películas de terror que sabes antes de empezar a verlas, no vas a esperar nada, ni siquiera el susto de turno, por lo tanto, ante tan negativo enorme panorama, todo lo que llega es bienvenido, aún así no hay que engañarse, es un film de terror con mucho malo y nada bueno, excepto que ha habido ganas.

El guion, sencillo, incluso algo infantil, llega a ser en ciertos momentos tan disparatado e ilógico, que sólo tiene sentido en la propia mente del director y en el género del "terror disparatado".

Las actuaciones, pues de pena, sobre todo Shaw, que entre ese huevo Kinder anti estético que lleva pegado al estomago, junto a ese arte histérico interpretativo, llega a ser hasta ridículo. Incluso Chaplin parece ridícula con esas frases.

Dirección, pues tampoco destaca, pero por lo menos se salva de la quema, o por lo menos no voy a meterme, se puede hacer mejor, pero también peor.

Atrezo, correcto, con algún que otro momento logrado en el maquillaje y efectos.

Lo mejor del film, sin duda alguna, es Matellano, las ganas del director/guionista, de crear un producto tributo y llevarlo a la pantalla, el sueño hecho realidad. Espero que para la próxima le ponga más ganas, sobre todo a la hora de elegir actores, sobre todo el principal.

"Wax" es un film que se hace pesado ya que su ritmo es muy, pero que muy, lento. La interpretación a destacar es la de Geraldine Chaplin: siempre es un placer poder verla pero su personaje es secundario; el personaje principal es el de Jimmy Shaw, que hace que le odies constantemente de lo repelente que es y estás deseando de que le ocurra algo malo, muy malo. Jack Taylor es el malo malísimo del film, interpreta al Doctor Knox y lo hace bastante bien, te crees al personaje pero el director la "caga" usando todos los tópicos del cine de terror: chica mona tonta es asaltada por el asesino en serie de turno que la tortura hasta la muerte. La única "novedad" que se nos ofrece en esta película es que el asesino se graba mientras tortura a sus víctimas.

Si ya de por si los museos de cera donde fue rodada Wax (Madrid y Barcelona) dan risa, imaginaos que se mezcla con una interpretación por el protagonista muy pésima, una hora y veinte minutos que parece cinco horas y recursos mil y una veces usados como que algo desaparece de dónde estaba o la técnica de grabación found footage que, si se usa bien, asusta al espectador. Pero es que "Wax" ni eso: no asusta, no sorprende.