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Antes que el diablo sepa que has muerto (2007)

Antes que el diablo sepa que has muerto
117 min.
7.0
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Sinopsis
Dos hermanos de familia burguesa se encuentran en una situación desesperada y necesitan conseguir dinero sea como sea: Andy (Philip Seymour Hoffman), un ambicioso ejecutivo adicto a la heroína, le propone a su hermano Hank (Ethan Hawke), cuyo sueldo se va casi íntegramente en pagar la pensión de su ex mujer, dar un golpe perfecto: atracar la joyería que sus padres tienen en Nueva York. Aunque a primera vista parece muy fácil, las circunstancias y el azar se conjugan para que nada salga según lo previsto. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Robos & Atracos Crimen Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Before the Devil Knows You're Dead
Duración
117 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2007: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2007: Satellite Awards: Mejor Reparto. 4 nom. incluyendo Mejor Drama y Director
2007: 2 nominaciones Critics Choice Awards: Mejor director y reparto
2007: Asociación de Críticos de Austin: Nominada a Mejor Película
2007: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actriz secundaria (Amy Ryan)
"Esta película es veloz y feroz, la más afilada y la mejor de Lumet desde 'El principe de la ciudad' (Prince of the City, 1981), y seguramente una de las mejores del año. (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 4)."
[New York Post]
"Memorable"
[Entertainment Weekly]
10
9
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
8
Sabe más el diablo por viejo...
Ay, Sidney, Sidney. Yo es que contigo no doy crédito. Aquí estamos todos, preguntándonos si será Tarantino, o James Gray o P.T.Anderson las enseñas del futuro del cine, cuando vienes tú con tu última película y les das un soberano repaso a todos ellos, a tus ochenta y cuatro añazos, mucho más clásico y a la vez, soberbiamente moderno. Permitiéndote además el capricho de rodar en vídeo de alta definición, porque “el celuloide está muerto” y de jugar con las secuencias temporales como un directorzuelo cualquiera de los de ahora, pero con mañas de perro viejo que se las sabía todas cuando la mayoría de la competencia todavía no había abierto los ojos a la luz del mundo. Te das el gustazo de putear al inmenso Albert Finney, de sacar todo el jugo al irregular Ethan Hawke, a dejar a sus anchas al monstruo Hoffman y a despelotar a Marisa Tomei y aún encima, para más choteo, nos regalas un final acojonante así, de propina.
El viejo diablo nos ha regalado el verdadero gran peliculón del 2007. Y es que sabe más el diablo por viejo que por diablo...
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324 de 392 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Menos mal que el diablo no se ha fijado en que Lumet tiene 84 tacos
Lumet es, junto a Peckinpah y, un poco más rezagado, Frankenheimer, el director de la generación de los televisivos que más huella ha dejado a lo largo de su obra en otros cineastas, y que más películas de mayor calado ha realizado, sin abandonar nunca ese estilo claustrofóbico que envuelve sus trabajos desde el primer fotograma, especialmente sus siempre interesantes dramas judiciales, sobre todo la obra maestra de su carrera, 12 hombres sin piedad, o sus thrillers, como Network o la magistral Tarde de perros. Si bien es cierto que en los últimos años se había dejado arrastrar por películas de una calidad baja que no estaban a su altura. Es por tanto que merece una enorme celebración ver la recuperación de un clásico de la dirección donde Lumet se ha vaciado para entregar una obra que bien podría ser su canto de cisne, de un clasicismo encomiable a la par de una modernidad comedida, rodada en digital y con una fotografía que de fría resulta casi glaciar, que hacen de esta muestra de género negro una de las grandes obras maestras del último año y en donde el veterano director ha vuelto a demostrar que no sólo no estaba muerto si no que continúa en una forma excelente a sus, si no me equivoco, 84 años.

Si esta película se hubiera hecho hace 70 años, probablemente la habría dirigido el John Huston de La jungla de asfalto, y si se hubiera hecho hace 50, Melville habría estado ahí detrás, pues, si bien es cierto que es una película puramente original, donde los homenajes genéricos brillan por su ausencia, si se nota un regusto por ese buen cine negro que radiografiaba el alma de sus personajes hasta desnudarlos por completo ante la cámara. Y es que Lumet aprovecha el robo para, como ya hiciera en Tarde de perros, tensar la cuerda dramática en un ejercicio de funambulismo cinematográfico que se mueve entre el drama más intenso movido por la destrucción del entorno familiar y el thriller modélico que deja en tensión al espectador durante dos horas gracias a ese descenso a los infiernos de los dos autodestructivos protagonistas, impresionantes Ethan Hawk y, sobre todo Philip Seymour Hoffman, inmersos en un intenso caos que ellos mismos han provocado y que no sólo no hacen nada por detener, si no que ellos mismos avivan por su torpeza. Y es que, como en la película protagonizada por Pacino y Cazale, los dos hermanos Hanson son un par de perdedores que ejecutan mal y rápido un absurdo pero aparentemente sencillo plan donde nada sale como pensaban, y que golpeará como un martillo sus respectivas vidas hasta hundirlas de todo. Lejos de ejercer cualquier tipo de valoración moral, Lumet sumerge su cámara en la vida de ambos hermanos y cuenta la impostura de ambos, su frágil situación social y demuestra que, a pesar de parecer uno, Hoffman, un aparente triunfador, y otro, Hawk, un perdedor endeudado, la distancia que hay entre ellos es inexistente.
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153 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
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