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Rectify (Serie de TV) (2013)

Rectify (Serie de TV)
48 min.
7.2
1,838
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Premios
2015: Critics Choice Awards: 3 nominaciones incluyendo mejor serie drama
2014: Sindicato de Guionistas (WGA): Nom. Mejor guión en episodio de Serie-Drama
2013: Satellite Awards: 3 nominaciones, incluyendo mejor serie drama
10
Ojo, serie "chivata"
Suelo consultar esta web de forma aséptica, bueno, en general soy de esos que no escribe en tripadvisor ni en redes sociales, y que cuando necesita alguna información la consulta egoístamente, ya saben. El caso es que Rectify me ha calado tanto que me ha zarandeado al punto de molestarme en registrarme en unos de estos foros para escribir sobre ella... Podría escribir un análisis extensísimo de esta obra de arte, además sin necesidad de enredarme en historias de melómanos, que hacen referencias a otras series, escenas, diálogos, productores, guionistas ni demás ejercicios de onanismo frikicinéfilo.
Rectify es una serie que señala con un enorme neón a los que hablan mal de ella. De ahí lo de serie "chivata". Es fácil ver la serie y no enterarse de nada, más allá de lo que literalmente cuenta. Es un producto audiovisual tan profundo que para la inmensa mayoría podrá pasar desapercibido, incluso parecer de un sopor insuperable. El que me tache de elitista, también se señala, y es que aquí hay poco de hermenéutica epistemológica existencial, y a la vez no hay más que eso, aquí lo que hay es sensibilidad, conciencia profunda de la ignorancia en que vivimos. Quizá, esa sea la gran seña de la serie, reconocer que "no sabemos"... ni siquiera de cine.
En fin, me gustaría recomendar a todas las personas esta serie. Se me antoja imprescindible.
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22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Segunda Oportunidad.
120/02(05/07/13) Buena serie americana del Canal Sundance, creada por Ray McKinnon (el reverendo Smith de ‘Deadwood’) y … Gordon, seis fascinantes episodios en su primera y turbadora primera temporada, seis días en la vida de este extraño protagonista. En su concepto podrá asimilarse a ‘Life’, pero en su evolución distan mucho.
Daniel Holden (gran Aden Young) ha estado preso 19 años en una penitenciaría de Georgia, la mayor parte de ellos en el corredor de la muerte a la espera de ser ejecutado por la violación y asesinato de su novia Hannah del instituto, indicios y su propia confesión lo inculpan, ahora ha sido puesto en libertad gracias a los esfuerzos de su hermana Amantha de Daniel (buena Abigail Spencer) que junto a un abogado, Jon stern (correcto Lukas Kirby), y tras examinar pruebas de ADN que lo exculpan, vuelve con su familia a su villa natal, una pequeña localidad del estado, vivirá con su madre, Janet (buena J. Smith Cameron), su padrastro, Ted Talbot (buen Bruce McKinnon), amble y atento, su padre murió mientras estaba entre rejas, su hermano menor, Jared (inane Jake Austin Walker). Su padrastro Ted lleva a hora el negocio familiar, una tienda de artículos automovilísticos, allí también trabaja su hermanastro Teddy (buen Clayne Crawford), receloso de Daniel, lo ve como una amenaza además de no creer demasiado en su inocencia, la esposa de Teddy, Tawney (buena Adelaide Clemens), se siente atraída por la melancólica alma de Daniel, ella trabaja para una organización cristiana le intenta dar esperanzas y respuestas a su desorientada alma. Además el calvario de Daniel no ha terminado, en el pueblo se dividen los que le creen inocente y los que le hostigan por creerle culpable, asimismo ha sido liberado pero su caso no ha sido cerrado, el fiscal que lo acusó, Roland Foulkes (buen Michael O´Neill), es ahora senador e intenta presionar a la fiscalía para impulse su vuelta al corredor de la muerte. A todo esto la historia no nos aclara si es culpable o no, hace gala de una perturbadora ambigüedad. Entre medias de la serie irán insertando flash-backs de su estancia en el corredor.

La serie ya desde su maravilloso piloto dirigido por Keith Gordon asienta las bases de lo que vamos a ver, nos hace una espléndida presentación de personajes, abriendo diferentes y atractivas vías argumentales por explotar, con un protagonista que derrocha ternura y compasión, con la complejidad de no saber si es inocente, no se centra en si Daniel es culpable o inocente, aunque al final del primer capítulo nos deja alguna pincelada de que alguien más estaba implicado. Su foco se detiene en las consecuencias introspectivas de su cautiverio y como afecta a la gente que le rodea, es el retrato psicológico de un tipo que ha perdido los mejores años de su vida encerrado y que ahora choca con el presente, con internet, móviles, dvds, cds, los grandes almacenes y más. No es una serie para todos los paladares, es meditabunda, se detiene en pequeños detalles, en pequeños placeres disfrutables por Daniel, como la evocadora escena de este soltando las plumas de la almohada por su dormitorio, durmiendo desnudo en el suelo y siendo feliz con esto. Intenta hallar las respuestas a su vacío espiritual, es como un pez fuera del agua, es una estupenda radiografía sobre las consecuencias de la soledad, el aislamiento, la opresión anímica, es un hermoso fresco sobre las segundas oportunidades sobre alguien que ya había aceptado su inminente muerte. Es una reflexiva serie con momentos de estremecedora ternura, delicioso el arranque con el encuentro con la familia fuera de prisión, hay tiempo para el humor sutil, para conversaciones profundas sobre la fe y la esperanza.

Pues todo esto se nos transmite muy bien en pantalla, uno de los pilares es el impresionante Aden Young, el actor compone un personaje por el que es imposible no sentir magnetismo, no sentir, cariño, no sentir desazón, una composición de una intensidad escalofriante, su laconismo y taciturnidad le dan una vida interior melancólica que nos toca la fibra, con una mirada de niño frágil que busca su lugar en el mundo, su voz suave y sosegada nos conmueve, todo un descubrimiento que dará que hablar en el futuro. Hay un gran elenco que raya a gran altura, pero destacaré entre los de reparto a Adelaide Clemens, una presencia hinótica, de una belleza frágil, encarna al apoyo espiritual de Daniel, y lo hace traspasándonos tranquilidad, simpatía, amor, serenidad, su lenguaje gestual hechiza, me ha enamorado su delicadeza.
La cinta asimismo posee una puesta en escena meritoria, con secuencias de un lirismo sublime, como alguna ya nombrada, cuando se pone a escuchar la música del walkman, o los momentos en que es abrazado, o los flash-backs en el corredor en que Daniel charla con los vecinos de celda, destilan un trémulo sentimiento de dolor, con una primorosa fotografía de Paul M. Sommers (‘Caso abierto’ o ‘Crónicas Vampíricas’, un gran diseño de producción de David Blass (‘Caso Abierto’ o ‘Justified’), adornado por esto por la acuñadora música de Gabriel Mann (‘Ghost Ship’ o ‘Modern family), añadiéndole temas pop sugerentes, trasladándonos estos elementos una ambientación por momentos cuasi-irreal.

No esperéis un thriller para encontrar al culpable, esto es distinto, es una serie que al vernos reflejado en el protagonista deberíamos ser mejores personas al disfrutar de la vida en libertad y de todos sus pequeños placeres. Pese a su ritmo pausado se me han hecho cortos esta media docena de capítulos, espero con ansias la segunda temporada. Fuerza y honor!!!
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17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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