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Una familia de Tokio (2013)

Una familia de Tokio
146 min.
7.0
3,400
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Tráiler (ESPAÑOL)
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Sinopsis
El viejo Shukichi Hirayama (Hashizume) y su esposa Tomiko (Yoshiyuki) viven en una pequeña isla. Aunque no les gusta la vida urbana, van a Tokio a pasar unos días con sus hijos. El mayor (Masahiko Nishimura) dirige un hospital; la mediana (Tomoko Nakajima) es dueña de un salón de belleza, y el pequeño (Satoshi Tsumabuki) trabaja en el teatro. Remake de "Cuentos de Tokio" de Yasujiro Ozu. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Familia Vejez / Madurez Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Tokyo kazoku (Tokyo Family)
Duración
146 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2013: Seminci de Valladolid: Espiga de Oro (Mejor película)
2014: Japan Academy Awards: 12 nominaciones
8
He echado en falta más planos de gente tendiendo la ropa (Ozu dixit)
Parece que se ha puesto de moda en Japón eso de hacer remakes, y no sólo de películas antiguas de su filmografía –Hara-kiri: Muerte de un samurái, remake de Harakiri, de Masaki Kobayashi-, sino también de películas norteamericanas más o menos recientes –Unforgiven, remake de Sin Perdón, por ejemplo-. Ahora, previo paso por la Seminci de Valladolid, podremos ver en nuestro país Una familia de Tokio, revisión moderna de la gran –y atemporal- Cuentos de Tokio, de Yasujiro Ozu.

Yôji Yamada (El ocaso del samurai), debía saber del reto al que se enfrentaba al hacer esta película, al igual que lo sabría Takashi Miike al realizar Hara-Kiri: Muerte de un samurái -quien resultó bien parado en cuanto a críticas, finalmente-. En ambos casos nos encontramos ante dos películas (las originales) consideradas obras maestras, no ya dentro de la cinematografía japonesa, sino a nivel mundial, por lo que va a ser un reto, también, para el que suscribe, realizar esta crítica intentando mantenerme al margen de comparaciones.

Una familia de Tokio trata sobre una pareja de ancianos que viaja a Tokio para visitar durante una semana a sus hijos, ni más ni menos. Como suele ser habitual en este tipo de cine, el ritmo de la película es tranquilo y la puesta en escena elegante y natural sin excesos. La dirección es sobria y clásica, por lo que no presenta grandes cambios con respecto a la original. Cuenta una historia contada antes, pero emociona de igual forma, por su universalidad, y las relaciones paterno-filiales están mostradas de manera realista y veraz, sin necesidad de melodramas ni de gritos.

No es una película intimista (ni pesimista), y puede que películas como Dejad paso al mañana nos resulten más cercanas, pero hay cosas que son universales, y la familia es una de ellas, por lo que es una película recomendada para cualquiera, sin duda; no juzga a ningún miembro de ella ni tampoco lo justifica (más de lo que se podrían justificar ellos mismos), pero deja poso, porque ya se sabe que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el tuyo propio.

Por otra parte, el único cambio real en el argumento con respecto a la original es su gran acierto. La aparición del hijo menor de la pareja de ancianos, cuya vida es más desastrosa que la de sus hermanos, permite que la película ahonde en los problemas actuales de Japón. Mientras en Cuentos de tokio Japón se enfrentaba a la pérdida de identidad y a la occidentalización por parte de los Estados Unidos y sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, en Una familia de Tokio los japoneses llevan años viviendo una crisis económica de prosperidad sin crecimiento, o crecimiento cero, a la que se suma la crisis mundial actual, y la consecuente actitud vital de algunos jóvenes adultos, por no mencionar la catástrofe ocurrida en Fukushima.

Finalmente, lo que queda es un bonito homenaje a Cuentos de Tokio y a esos padres imperfectos que, como Barkley y Lucy Cooper (Dejad paso al mañana), Shukishi y Tomi Hirayama (Cuentos de Tokio), Kyohei y Toshiko Yokoyama (Still Walking) o Shukichi y Tomiko Hirayama (Una familia de Tokio), no hacen más que ver cuál es el legado que dejan; las victorias, los fracasos, las decepciones y las alegrías que se obtienen al criar a unos hijos y verlos madurar e independizarse con el pasar de los años.
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39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Una mirada lúcida sobre la vejez desde obtusas contradicciones familiares
Hermosa película japonesa, llena de vitalidad y enjundia, de profundidad y paz, de tanto desapego como gratitud, de claroscuros, aristas, asperezas y bondades, como en cualquier familia, como en la vida misma de cada cual. El máximo logro de esta sencilla crónica familiar es que – pese a las peculiaridades culturales y las particularidades geográficas – todos nos podemos sentir reflejados y todos observamos comportamientos y actitudes más que reconocibles y que nos remiten a la intimidad entrañable u hostil del seno familiar.

Son casi dos horas y media de metraje pero resulta pasmoso que si bien el ritmo es pausado, parsimonioso y hasta ceremonial, el tiempo apenas se hace sentir y nos sorprende que – sin solución de continuidad – la película concluya como llegada a un fin de trayecto inesperado y abrupto, dejando ganas de más, de no abandonar a esa familia (que no es ni modélica, ni particularmente interesante), de conocer más detalles y más vericuetos, de acompañar el día a día de cada uno de sus componentes, como impulsados por la constancia y el ronroneo de los latidos del corazón.

Más allá de que se trate de la recreación de una de las obras maestras más imperecederas de la historia del cine – la excelsa “Cuentos de Tokio” de Yasujirô Ozu, que a su vez era una recreación de una gran película yanqui “Dejad paso al mañana” del injustamente menospreciado Leo McCarey – esta película (que no hace olvidar a sus predecesoras pero es muy digna continuadora) ofrece un retrato incisivo, caleidoscópico, agudo, detallista y entrañable de los vínculos familiares, sobre todo cuando los progenitores se acercan a la ancianidad y todo parece abocado hacia un desenlace si no fatal, en todo caso larga y lentamente enunciado y anunciado…

El vetusto director japonés Yôji Yamada nos ofrece a sus 82 animosas primaveras un primoroso relato que oscila entre el homenaje y la más sincera intimidad e introversión. Su tono recuerda en algo a su gran obra “El ocaso del samurái” (2002), en la que ofrecía el retrato del fin de una época a punto de disolverse, entre la nostalgia y el homenaje. Siendo la estética y la dinámica muy diferentes, el enfoque resulta similar: canto por lo que ha sido, himno de alabanza por la belleza de las pequeñas cosas, gratitud por el amor que se ha profesado, sentido abandono de lo que no pudo ser…

Gran obra, llena de emoción, verdad y hondura, muy recomendable y plenamente satisfactoria.
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18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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