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Una pistola en cada mano (2012)

Una pistola en cada mano
95 min.
6.4
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
A pesar de tenerlo todo, J. (Sbaraglia) está bajo los efectos de una gran depresión. En cambio, E. (Fernández), que no posee más que un gato, vive apaciblemente a pesar de haber tenido que volver a casa de su madre. S. (Cámara) intenta volver con su mujer (Segura) dos años después de su ruptura. G. (Darín) recurre a los ansiolíticos para intentar comprender por qué su mujer tiene una aventura. P. (Noriega) pretende seducir a una compañera (Peña). María y Sara (Watling y Guillén Cuervo) intercambian a sus maridos (Mollà y San Juan) con el fin de descubrir sus intimidades. L. (Tosar) es un hombre que llama a su amante con el nombre de su perro. Una radiografía de la vida amorosa de ocho hombres de hoy. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Comedia romántica Película de episodios Historias cruzadas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Una pistola en cada mano
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2012: Premios Goya: mejor actriz de reparto (Candela Peña)
2012: 4 Premios Gaudí: incluyendo Mejor película en lengua no catalana. 6 nom.
2013: Premios Forqué: Nominada a Mejor película
8
Miedo al ridículo.
Me es imposible hablar de Una pistola en cada mano sin compararla, de algún modo, con En la ciudad, una pequeña joya que Cesc Gay escribió y dirigió hace ya unos años sobre lo complicado de las relaciones de pareja. En esta ocasión, también se habla de las relaciones de parejas, pero desde otro punto de vista: una serie de cuarentones hablan de sus parejas pero sobre todo hablan de ellos como parte de esa pareja. Y llega a dar un poco de miedo.

En un momento de la película Leonardo Sbaraglia y Eduard Fernández -que casi parece que continúa su papel de En la Ciudad, 10 años después- dicen que nadie les avisó de que esto iba a ser así. Así de jodido. Y que a pesar de sus cuarenta y muchos, iban a seguir siendo tan ridículos. Quizás el guión de Gay y Aragay los ridiculiza en exceso contraponiéndoles ante unas mujeres estupendas y muy muy seguras de sí mismas, pero en ningún momento la imagen del hombre es irreal o exagerada.

Como ya ocurría en En la ciudad, no se puede hablar de esta película sin hacer mención al casting. Impecables todos. Sorprendentes Cayetana y Noriega, que no me suelen convencer. Enamorable Clara Segura. Real, como la vida misma, Watling. Intenso Darín. Estupendo Cámara... Todos, impecables. Son, junto a ese gran guión, lo que hacen grande esta película.
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64 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Manual de autoayuda contra el patetismo
Barcelona. Una tarde cualquiera de un mes cualquiera. Seis hombres que superan la treintena en seis encuentros necesarios, fortuitos o no, que funcionan como un espejo en el que reflejar sus miserias. Seis pálidas miradas, tan patéticas como cercanas. Identificables, sinceras, destinadas a sonrojar a las de su especie. Porque si algo necesita el cine de Gay es la predisposición de su público a dejarse intimidar, eso sí, con una copa de vino para que entre broma y broma el hachazo duela menos. Y es de aplaudir la entrega con la que el respetable se enfrenta a Una pistola en cada mano. Sin escudos, con una pudorosa sonrisa que en ocasiones se disfraza de carcajada.

Al Rey lo que es del Rey. Cesc Gay vuelve a repetir fórmula y a pesar de ello no resulta agotador. La estructura narrativa se asemeja a la de la espléndida En la ciudad (2003) aunque aquí los diferentes episodios cuentan con un final si no tenemos en cuenta la forzada secuencia que cierra la película. Cada jugada con la que el cineasta quiere demostrar la diferencia de sexos en términos sociológicos está bien estudiada. No ha sido necesario adaptar ningún texto sino poner en boca de un soberbio elenco las vivencias de cualquier viandante de cualquier país desarrollado en los tiempos que corren. Si bien es cierto que esas palabras adolecen de un contenido más crítico con la sociedad en la que se desarrollan, Gay opta por distinta senda y se centra en el existencialismo del macho de a pie.

Para disfrutar al completo de Una pistola en cada mano, hemos de dejar a un lado el sexismo machacón de la obra. La generalización expuesta debe entenderse como crítica de refuerzo positivo y no ir en su propio detrimento. Partiendo de esta premisa, el cineasta catalán logra aunar en cinco episodios verdades como puños. Que el sexo masculino difiere en un alto grado del femenino ya lo sabíamos y Gay no viene a crear cátedra sino a sentenciar que la idiotez masculina se puede escribir con mayúsculas en cuanto el hombre no quiere etiquetar su conducta.

Lo mejor: un reparto que vive todas y cada uno de las palabras que salen de sus bocas.
Lo peor: podía haber sido más ácida.
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59 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
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