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Bestias de la ciudad (1957)

Bestias de la ciudad
88 min.
6.4
223
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Tulio Renata (Robert Loggia), un lider del Sindicato Internacional de los Trabajadores de la Moda, lucha por integrar en el sindicato a los empleados de la fábrica textil de Walter Mitchell (Lee J. Cobb); pero éste, para impedirlo, contrata a Artie Ravidge (Richard Boone). El hijo de Walter, Alan Mitchell (Kerwin Matthews) vuelve a casa y se incorpora a la empresa tras la sospechosa muerte del socio de su padre. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Drama Thriller Crimen Moda Mafia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Garment Jungle
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
UN FILM TAN INTERESANTE COMO MEDIOCRE
Encuadrar Bestias de la ciudad en el género del cine negro resulta un tanto traído por los pelos. Las voces en off, el B/W o la violencia, siendo elementos definidores del noir, no justifican por si mismas esta calificación. Por su argumento puede incluirse más bien dentro de un cine de denuncia social de las condiciones de trabajo y de la explotación laboral.

En una línea similar a La ley del silencio, contando también con la presencia de Lee J. Cobb, y cambiando el sector de la estibación portuaria por el textil, la película es un retrato, algo idealista, del enfrentamiento entre un sindicalismo naciente y unos empresarios agarrados férreamente a sus márgenes de beneficios. Y en el paisaje de este retrato las mafias a sueldo al servicio del capital.

Lee J. Cobb es un empresario del sector de la moda radicalmente contrario al sindicalismo laboral. El regreso de su hijo de Europa con la pretensión de trabajar en el negocio paterno coincide con una crisis de violencia laboral. Los diferentes puntos de vista de padre e hijo determinarán los acontecimientos subsiguientes.

Dirigida por Vincent Sherman con una pequeña participación de Robert Aldrich, la cinta no saca demasiado partido a un tema socialmente interesante. Es probable que el entorno de restricciones y censuras del momento en que se rueda - Código Hays y macarthismo tardío - condicione el film hasta el punto de desaprovechar las oportunidades que ofrecía el guión. Algunas escenas capitales quedan “en off” por miedo a una apología de la violencia y eso lastra sobremanera el film. El toque moralista es asimismo el propio de la época.

La presencia de Richard Boone y del gran Lee J. Cobb, en otro de sus típicos papeles “bravucones” eleva, aunque no demasiado la nota de un film interesante pero mediocre. Como curiosidad, la presencia de una Gia Scala, tan hermosa como aficionada a la botella. Cuentan algunas crónicas que tal afición condicionó el final de la película, evidentemente acelerado, como si les hubiese entrado prisa. ¿Se acabó el dinero o las botellas? That,s the question.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
“Ellos tienen una hora para comer. Tú no”
Esta producción de la Columbia se desarrolla en el complicado mundo de la fabricación de ropa, donde uno de sus principales empresarios, Walter Mitchell -enérgicamente interpretado por Lee J. Cobb-, trata de impedir la entrada de los sindicatos del textil en su fábrica, a los que considera unos aprovechados, lo que le llevará incluso a enfrentarse a su propio hijo y darse cuenta de que las cosas no son exactamente como él cree.
El encargo original de la película fue para el ácido y desencantado director Robert Aldrich que posteriormente fue sustituido por el gran artesano Vincent Sherman, lo que ha dado pábulo a la leyenda de que Sherman- uno de los represaliados por la “caza de brujas” de los años 50- la convirtió en una propuesta más complaciente, que la propia brutalidad y violencia de la película desmienten, por no hablar de la favorable visión del sindicalista Tulio Renata (Robert Loggia).
Con una cierta influencia de “On the waterfront” (1954) de Elia Kazan, rodada 3 años antes- no sólo por la presencia de Lee J. Cobb- esta áspera y seca propuesta, de ramalazos, por momentos, televisivos, en la que amenazas, asesinatos, extorsión y violencia comparecen con inusitado prosaísmo posee una destacada viveza y un gran ritmo donde el fuerte carácter y la explosiva personalidad de Lee J. Cobb impide que el resto de actores, que no son un gran qué -con la honrosa excepción del excelente Robert Boone como malvado mafioso Artie Ravidge-, puedan hacerle sombra pese a que la natural belleza de Gia Scala nos regala una inaudita escena en el bar con Kerwin Matthews, mientras da el pecho a su hijo. Aunque resuelta de modo rutinario y con personajes un poco de cartón-piedra, se deja ver con gran interés.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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