- Sinopsis
- Pierre lleva, a sus diecisiete años, una vida pequeña, ordenada y casta en compañía de su abuela. El desastre está en Canarias, en casa de sus padres, una pareja peleada y dada al libertinaje. Pierre comienza a vivir con ellos, con Hélène, madre fascinante, femme fatale, con el padre, odiado y al que pronto enterrarán. Hélène arrastra a su hijo al placer, le cede a Réa, antiguo capricho lésbico. Con ella, Pierre descubre el éxtasis, la vergüenza y el respeto. La moral de Hélène, definitivamente relajada, no considera que desear a su propio hijo sea un tabú, ella no lo llamaría incesto. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Erótico Adolescencia Familia Drama psicológico
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2004 / Francia
- Título original:
- Ma mère
- Duración
- 110 min.
- Guion
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción Francia-Austria-España-Portugal;
- Grupos
- New French Extremity
- Links
Premios
Yo también quiero ser un provocador
8 de junio de 2009
No hay nada más fácil que la provocación fácil. Así se resume esta película. No sé qué finalidad tiene, ni qué quiere contar, ni qué puede aportar al espectador. ¡Si es que lo que cuenta es algo que ya sabemos todos! ¿Para qué necesitamos una película en que lo único que se nos cuenta es que hay gente a la que le gustan determinadas prácticas sexuales extremas, o como se quiera denominar? ¡Ya lo sabemos, gracias!
Y es que Ma Mère no es más que 107 minutos para contarnos eso: que existen muchos tipos de prácticas sexuales. Pero claro, si eso lo revestimos con un poco de religión por aquí, con un poco de divagación filosófica sobre la no existencia de la perversidad (?!) y sobre la muerte por allá, con una madre tarumba que le encanta la fiesta y el folleteo, con un hijo tarumba también y medio subnormal que está fascinado con su madre... ¡Pues ya tenemos una película!
Así que nada, durante la última media hora de la película, cuando cada vez me parecía más y más ridículo y estúpido lo que estaba viendo y ya me empezaba a entrar una risa a carcajadas por ver cómo este Christophe Honoré me estaba tomando el pelo, decidí que yo también quiero ser un provocador. Os presento el argumento de mi película, a ver si os gusta:
La cosa es demostrar cosas obvias con no-importa-qué argumento detrás, ¿no? Vale.
Pues mi historia son dos hermanos (del mismo sexo a ser posible, que así también demuestro que existe la homosexualidad o la bisexualidad) que la última vez que se vieron eran niños. Se reencuentran tras muchos años (da exactamente igual por qué estuvieron separados tanto tiempo, ¡total, pa qué!). Se dan cuenta de que se ponen mucho el uno al otro y empiezan a follar (¡uuuhh, existe el incesto, uuuhhh!). Pasan un tiempo así y un día se dan cuenta de que el loro que tienen en casa les pone un huevo también y empiezan a follar con él también (¡uuuuh, existe la zoofilia, uhhhhh!). Pasan otro tiempo así y, en una de éstas, el perro que tienen como mascota aparece por ahí y hace caca, y uno de los hermanos se come medio truño y el otro medio se lo extiende a su hermano por la cara y la boca (¡uuuuhhh, resulta que hay gente a la que le pone la coprofagia, uuuuh!). Cuando terminan ese acto sexual, los dos hermanos se echan a llorar, y el hermano lleno de caca le dice al otro que le quiere. El otro le responde que se ha quedado buena tarde. FIN.
Y a partir de ahí, que la gente divague sobre toda la simbología y filosofía existencial que esta historia tiene detrás. Yo creo que tengo madera de provocador, ¿verdad?
Y es que Ma Mère no es más que 107 minutos para contarnos eso: que existen muchos tipos de prácticas sexuales. Pero claro, si eso lo revestimos con un poco de religión por aquí, con un poco de divagación filosófica sobre la no existencia de la perversidad (?!) y sobre la muerte por allá, con una madre tarumba que le encanta la fiesta y el folleteo, con un hijo tarumba también y medio subnormal que está fascinado con su madre... ¡Pues ya tenemos una película!
Así que nada, durante la última media hora de la película, cuando cada vez me parecía más y más ridículo y estúpido lo que estaba viendo y ya me empezaba a entrar una risa a carcajadas por ver cómo este Christophe Honoré me estaba tomando el pelo, decidí que yo también quiero ser un provocador. Os presento el argumento de mi película, a ver si os gusta:
La cosa es demostrar cosas obvias con no-importa-qué argumento detrás, ¿no? Vale.
Pues mi historia son dos hermanos (del mismo sexo a ser posible, que así también demuestro que existe la homosexualidad o la bisexualidad) que la última vez que se vieron eran niños. Se reencuentran tras muchos años (da exactamente igual por qué estuvieron separados tanto tiempo, ¡total, pa qué!). Se dan cuenta de que se ponen mucho el uno al otro y empiezan a follar (¡uuuhh, existe el incesto, uuuhhh!). Pasan un tiempo así y un día se dan cuenta de que el loro que tienen en casa les pone un huevo también y empiezan a follar con él también (¡uuuuh, existe la zoofilia, uhhhhh!). Pasan otro tiempo así y, en una de éstas, el perro que tienen como mascota aparece por ahí y hace caca, y uno de los hermanos se come medio truño y el otro medio se lo extiende a su hermano por la cara y la boca (¡uuuuhhh, resulta que hay gente a la que le pone la coprofagia, uuuuh!). Cuando terminan ese acto sexual, los dos hermanos se echan a llorar, y el hermano lleno de caca le dice al otro que le quiere. El otro le responde que se ha quedado buena tarde. FIN.
Y a partir de ahí, que la gente divague sobre toda la simbología y filosofía existencial que esta historia tiene detrás. Yo creo que tengo madera de provocador, ¿verdad?
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29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Yo no creo en la perversidad"
17 de abril de 2009
Honoré ya nos tiene acostumbrados a esto, La profesora de piano no se aleja demasiado de esta nueva propuesta y de hecho comparte casi la misma temática. Es importante resaltar que los micro mundos de este autor son exactamente eso, no ficticios ni irreales sino que se aislan porciones de realidad de una determinada tribu.
Quizás un ocho es una nota exagerada, pero lo cierto es que este autor sabe de que habla cuando habla, aún siendo sus historias muy específicas y acotadas a una temática particular, temática que encuentra su mayor riqueza conceptual en el psicoanálisis. Los personajes son estereotipos patológicos: es tanta la perversidad, la falta de elementos más "comunes", que por momentos el espectador se suspende dentro de ese universo y hasta puede llegar a entenderlo, pero siempre desde la distancia. Incesto, homosexualidad, promiscuidad, prostitución, sadismo, masoquismo, sadomasoquismo, un desfile "freak" que parece no tener fin y aquí está su mayor mérito: por momentos uno espera el cable a tierra, ese cable llega y uno suspira pero luego el film es coherente con su hermetismo y el cable se desfaza para crear una nueva anomalía (el caso de la chica encargada de cuidar al protagonista)
Merece una especial mención el final, con un toque simbólico tan sagrado que asusta por su contraste con lo que ofrece.
Quizás un ocho es una nota exagerada, pero lo cierto es que este autor sabe de que habla cuando habla, aún siendo sus historias muy específicas y acotadas a una temática particular, temática que encuentra su mayor riqueza conceptual en el psicoanálisis. Los personajes son estereotipos patológicos: es tanta la perversidad, la falta de elementos más "comunes", que por momentos el espectador se suspende dentro de ese universo y hasta puede llegar a entenderlo, pero siempre desde la distancia. Incesto, homosexualidad, promiscuidad, prostitución, sadismo, masoquismo, sadomasoquismo, un desfile "freak" que parece no tener fin y aquí está su mayor mérito: por momentos uno espera el cable a tierra, ese cable llega y uno suspira pero luego el film es coherente con su hermetismo y el cable se desfaza para crear una nueva anomalía (el caso de la chica encargada de cuidar al protagonista)
Merece una especial mención el final, con un toque simbólico tan sagrado que asusta por su contraste con lo que ofrece.
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