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Fiesta salvaje (1975)

Fiesta salvaje
100 min.
5.9
208
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Hollywood, 1929. Jolly Grimm (James Coco), un veterano actor cómico se resiste a aceptar su decadencia. Ha hecho una nueva película, pero sabe que el cine mudo ya no atrae al público. Sin embargo, con el fin de promocionarla, decide organizar una fiesta a la que invita a personalidades que podrían prestarle su apoyo. Para que la fiesta sea un éxito, cuenta con la colaboración de la bella Queenie (Raquel Welch), una actriz que, a pesar de todo, sigue junto a él. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico Cine dentro del cine Años 20
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Wild Party
Duración
100 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
"La vida del conocido actor cómico del cine mudo Fatty sirve de base para esta entretenida cinta, que presenta una acertada reconstrucción de los años 20 de Hollywood y unos atractivos personajes. Tiene su encanto"
[Diario El País]
7
The Times They Are A-Changin'
Injustamente olvidada, "The Wild Party" puede considerarse una película excesiva del por aquel entonces aún desconocido James Ivory, un realizador que después acabaría ganando (entre muchos premios) tres Oscar, algo impensable viendo este delirio protagonizado por un James Coco en estado de gracia y una bellísima Raquel Welch dándole réplica de forma maravillosa. La historia, tan cruel como creíble, muestra una época en la que el cine mudo daba paso al sonoro y las productoras de cine estaba empezando a dejar de lado a sus estrellas del periodo silente. Así se nos presenta a Jolly Grimm, un actor cómico que a pesar de haber estado siempre a la sombra de Chaplin, Keaton y Lloyd, había conseguido su público y quería estrenar su nuevo largometraje bajo el amparo de una fuerte productora. Para conseguirlo monta una fiesta en su mansión e invita a varias personalidades de Hollywood, con la intención de proyectar el largometraje y obtener el colchón económico que le permita estrenarla.

Ácida y mordaz, "The Wild Party" es poco complaciente y va variando su tono desde el inicio hasta el final. Lo que al principio es una comedieta un poco tonta pasa luego a ser una crítica durísima hacia la forma en que trabajaban los grandes estudios, una realidad nada complaciente en una época en la que el sonido se anteponía a los intertítulos y que, tristemente, da para establecer un paralelismo entre lo que podría pasarnos en unos años cuando la tecnología 3D empiece a ser común y lo raro sea encontrar largometrajes para ver sin las gafas de marras. Desde el momento en el que empieza la fiesta que da nombre al film, Ivory nos muestra a personajes mezquinos, interesados, que miran por su propio bien en lugar de un beneficio "artístico", personas totalmente creíbles, lideradas por un James Coco gigantesco que tiene dos o tres momentos de lucimiento y que sabe aprovechar maravillosamente, como uno en el que improvisa una escena de acción u otro en el que suelta un discurso que haría que Norma Desmond aplaudiera hasta quedarse sin manos en su mansión de Sunset Boulevard.

Ivory no se corta un pelo y en el último tramo de la película tira del desfase, coge a su personajes y los destruye, introduce un montón de momentos subidos de tono hasta llegar a la catarsis final. La comedia da paso a la tragedia, el drama sofoca las risas y la cara del espectador queda desencajada ante los huevos que demostraba el realizador británico. "The Wild Party" está lejos de ser una obra maestra, pero qué duda cabe que es cine estimable, recomendable y, aún en su modestia, mucho más grande que producciones que se las dan de importantes y acaban siendo totalmente banales. Por mi parte, recomendada.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
EN MEMORIA DE R. ARBUCKLE
El largometraje se dedica a hacer públicas algunas facetas de la semblanza biográfica de Roscoe Arbuckle, a quien sin embargo no se nombra a lo largo de film.
Con la soltura de un mago y la ligereza de un prestidigitador, J. Ivory dirige una película soberbia cuyo guión deja su nota de amargura desde los primeros compases de la historia.
Emotiva, humana, y de hondo caldo psicológico, su textura narrativa -de compleja factura- desasosiega al espectador y le traslada al corazón de la trama.
El guión hiere y cauteriza casi al mismo tiempo porque las escenas se llenan con la amargura de una peripecia personal llena de éxitos cinematográficos pero también de tribulaciones.
R. Arbuckle merece seguir vivo en la memoria de quienes amamos el cine.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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