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Reno (1939)

Reno
73 min.
5.1
24
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Sinopsis
La historia empieza cuando Reno (Nevada) era un pequeño pueblo con minas de plata y termina cuando se convierte en un centro de divorcio y del juego. Un joven abogado llega a la ciudad para establecer un próspero tribunal de divorcios. Su trabajo lo absorbe tanto que su esposa acaba abandonándolo. Tras ser inhabilitado, abre un casino de juego. Años después, su hija llega a Reno para conseguir un divorcio rápido. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Juego
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Reno
Duración
73 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
5
“La ciudad pequeña más grande del mundo”
John Farrow fue un director, guionista y productor americano todoterreno nacido en Australia que trabajó durante 30 años en Hollywood. Frecuentó todos los géneros y en pocos casos se puede decir que hiciera una película mediocre. Farrow entra en esa categoría tan amplia y flexible de los directores llamados artesanos, pero su carrera esta sazonada con numerosas obras que van más allá de demostrar un gran oficio o de resultar rentable para las productoras.

Tras un prólogo resumen en forma de documental la película empieza con una espectacular grúa en una sala de juego, suntuosa puerta de apertura para este breve melodrama, relatado a través de un flashback en un juicio, sobre las numerosas peripecias de Bill Shayne, abogado en Reno, Nevada, que trabajó primero para los mineros y que luego se especializaría en divorcios, algo inhabitual en la época y que tanta fama dio a la ciudad de Reno junto al juego, negocios que acaban por estropear su vida matrimonial.

La idea de partida era interesante y prometía bastante para un largometraje de mayor ambición, pero su excesiva brevedad -unos 70 minutos- y la pobreza de la producción la dejaron en una flojilla película del montón a pesar del protagonismo del pétreo pero interesante Richard Dix.

Fallida.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
El poder del oro
Ese año 1939 Farrow rodó seis películas, entre ellas esta. Artesano donde los haya siempre da a sus cintas un punto de fritura correcta. No son excesivamente empalagosas, ni largas, ni emocionalmente intensas, pero sí se recuerdan por su mensaje, por su simplicidad, su realismo. Es un cine sin pretensiones, no pretende ser la mejor película del mundo, ni el se considera el mejor directo, pero sus películas son dignas y él tiene tanto oficio que puede explotar sus recursos cinéfilos con naturalidad y normalidad.
En este caso una historia de amor al abrigo de la historia de una ciudad: Reno. Un abogado llega a la ciudad cuando esta se dedicaba a explotar minas de plata. Se enamora de una secretaria y pasan cosas. Sencillez y emotividad. Se casan, claro.
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